Sembrando Esperanza II
Por: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net
Cuántas veces en nuestra vida nos suceden
cosas inauditas, situaciones que hasta la fecha no
podemos explicar, nos quedamos fríos, paralizados,
incluso, las atribuimos a situaciones paranormales y
extraordinarias. Estoy convencido que muchas de esas situaciones, para nosotros extrañas, son mensajes que Dios nos manda para que nos acerquemos a Él, para que creamos en Él y no dudemos jamás que Él maneja los hilos de nuestra vida. Dios tiene
su tiempo para cada uno, solo basta, por nuestra
parte, estar atentos, esperar y saber comprender
este comunicarse de Dios; es claro que nuestra vida cambiará
para mejor. No dudes, antes de lanzarte a la
alberca, extiende tus manos y reza... ¡No sea qué!...
Un joven que fue criado como ateo, estaba entrenando
para salto ornamental a nivel olímpico. La
única influencia religiosa que recibió en su vida, le llegó a través de un amigo cristiano. El deportista no prestó mayor atención a su amigo, aunque lo escuchaba
con frecuencia. Tal vez nosotros hemos
tenido o tenemos una actitud similar en
nuestra vida, realmente no prestamos
atención porque no nos interesa; “tenemos otras cosas más importantes que hacer” y a Dios lo vamos desplazando
y lo dejamos de lado.
Una noche, fue a la alberca de la universidad a
la que pertenecía. Las luces estaban todas apagadas,
pero como la noche estaba clara y la luna brillaba,
había suficiente luz para practicar. El joven se subió
al trampolín más alto, y cuando volvió la espalda
a la alberca al
filo de la rampa y extendió sus brazos, vio
su propia sombra en la pared. La sombra de
su cuerpo tenía la forma exacta de una
cruz. En lugar de saltar, sin saber por
qué, se arrodilló y finalmente le pidió a
Dios que entrara en su vida. Mientras el
joven permanecía quieto, el personal de
limpieza ingresó y encendió las luces.
“HABÍAN VACIADO LA PISCINA PARA REPARARLA”.
Esta es la prueba más simple de que Él existe, si
amas a Jesús y no te avergüenzas de las cosas maravillosas
que Él ha hecho por ti. Recuerda que un
buen amigo siempre está cuando se le necesita, aún
si no se le conoce. ¿Por qué quedarnos con los brazos cruzados, cuando el hombre más grande, el gran líder que cambió el mundo, murió con los brazos abiertos?
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