Hoy iba comenzar el post con estas palabras: “Pues hoy no voy a hablar del Opus Dei”. Pero no, hoy también, sí.
No quería
dejar el tema sin analizar un pequeño detalle: la disposición de los bancos en la iglesia de Villa Tevere. Para los que no lo
sepan es la casa generalicia de la prelatura. (Me refiero a los bancos de
madera, no a los bancos con grandes cámaras acorazadas).
El que
sugirió tal disposición tal vez no sabía que colocarlos de un modo coral, es decir,
formando bancadas enfrentadas, solo tiene sentido
si esos bancos se usan para el rezo de la salmodia en la liturgia de las
horas. Pues, de esa manera, se pueden alternar los dos coros que conforman la
alabanza.
Ahora
bien, en toda iglesia donde no se realiza esa liturgia, los bancos (o las
sillas) están
orientadas hacia el altar. No parece lógico que los fieles estén
mirándose a sí mismos cuando el centro del espacio pasa a ser la sede de la
presidencia, el ambón o el altar.
En el
rezo coral el centro celebrativo pasa a ser la misma salmodia, el centro es el
mismo resonar de esa Palabra de Dios cantada. Hay una gran profundidad
teológica en esa disposición coral de los coros de las catedrales o de los
monasterios.
Pero
fuera de ese espacio celebrativo de la liturgia de las horas, fuera de ese
lugar, los fieles siempre asistieron de pie o sentados encarados hacia el altar,
incluso en aquellos lugares donde el coro de los canónigos ocupaba buena parte
de la nave central. No conozco ni una sola excepción a esta regla secular no
escrita. Nunca cayeron en la tentación de prolongar esa disposición para el
resto de los asistentes de la nave central. Esa regla fue mantenida en toda
Europa, incluyendo la disposición de las iglesias ortodoxas que sigue la misma
regla expuesta: los fieles que asisten a una eucaristía están orientados hacia
el centro de esa celebración.
No parece
lógico en esa iglesia de Villa Tevere disponer que todos los fieles estén
mirándose a sí mismos de frente y tengan que torcer el cuello para mirar a la
sede, al ambón o al altar. Alguien me dirá que se ponen de pie después de
incensar las ofrendas en el ofertorio. Sí, pero ya el altar era el centro antes
de ese momento, y antes lo era el ambón. Además la disposición coral les obliga
a arrodillarse no dirigidos hacia el Misterio Eucarístico, sino hacia los que
tienen enfrente, o frente al vacío entre las dos bancadas. No creo que sea
necesario recordar que precisamente por eso los coros primitivos no tenían
reclinatorio.
Conclusión,
no sé de quién fue la idea, pero fue una idea equivocada a mi pobre entender.
Nota 1: Pobre entender, pero no
del todo pobre, que para eso los coros catedralicios han sido para mí casi un
vicio desde hace varios años.
Nota 2: Que
conste que sé de quién procede lo de la disposición coral. Por aprobación o por
decisión propia. Pero bueno…
Nota 3: La
iluminación (artificial) de las falsas ventanas de esa iglesia era excesiva.
Las ventanas pueden ser falsas, pero tampoco tienen que proclamar su falsedad a
voz en grito. Una luz más tenue sería mucho más adecuada.
Nota 4: Me consta
que estas cosas las leen en Roma. Pillines, lo sé por Google Statistics que me
da resultados por ciudad. Así que sería muy bonito poner una plaquita que
dijera: “Capilla reformada por la acerada, pero
caritativa, crítica de don José Antonio Fortea”.
Nota 5: Lo de la
placa no creo que mis ojos lo vean, pero sí que sería acertado cambiar lo de
las luces de las ventanas. Lo de los bancos lo señalo como error, pero bien sé
que ya están pagados y ahora no es cosa de meterse en más gastos.
P. FORTEA
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