Temperamentalmente
siempre hemos sido innovadores, audaces y confiados. De acuerdo con el mito
nacional, la alternativa es posible si tenemos suficiente imaginación y
voluntad.
Por: Escuela de la Fe | Fuente: Tiempos de Fe, año 1, No. 2,
LA ERA ZODIACAL DE
ACUARIO
1.
AUTORÍA DEL TÉRMINO NEW AGE O ERA DE ACUARIO
Este es uno de los denominadores comunes de las diversas tendencias de
la tradición gnóstica opuesta a la tradición judeo-cristiana.
La tendencia optimista de dicha tradición gnóstica, nos dice que fueron
Alice Ann Bailey y Paul le Cour los primeros en emplear el concepto de Nueva
Era o Era de Acuario en la primera mitad de este siglo. Aunque dicho término
era ya conocido antes, pues desde 1890los masones del Sur, editaban un boletín
denominado “New Age Magazine”. Ella, es
también conocida como AAB, fundadora en 1923 de un grupo teosófico denominado “Escuela Arcana”, y sus “revelaciones”
le eran transmitidas, mediante escritura automática, por diferentes
espíritus. Por su parte, Paul le Cour esoterista francés, en su obra La Era de
Acuario, publicada en 1937 afirma que nos encontramos en la etapa final de un
ciclo astronómico y vamos a entrar en un nuevo ciclo. Una de las principales “avatares” de la New
Age nos explica cómo bautizó a este movimiento: “Escogí la referencia a Acuario, a fin de dejar
clara la naturaleza benévola de esta unión (conspiración). Aunque no estoy
familiarizada con los arcanos astrológicos, me sentía atraída por el poder
simbólico de esa idea difundida en todas nuestra cultura popular: el que (sic)
tras una era violenta y oscura, la de Picis; estamos entrando en un milenio
(milenarismo) de amor y de luz, la “era de Acuario”, la época de la verdadera
liberación espiritual”.
La tendencia que podríamos calificar de pesimista que podríamos
calificar de pesimista dentro de la misma tradición gnóstica, la podemos
asignar a Samuel Aun W., el cual utiliza el término de Era de Acuario, con
fundamento en el Apocalipsis gnóstico de San Juan, para indicar, como
características de tal era, la de Acuario, como edad de catástrofes y grandes
cataclismos terrenales y de reintegración planetaria.
2.
LA ERA ZODIACAL DE ACUARIO
Acuario es el undécimo signo del zodiaco y corresponde al segundo mes
del invierno. El portador del agua(aquarius, wassermann) simboliza el que
aplaca la sed, el que hace que los demás se aprovechen de sus dones y
conocimientos. La era zodiacal de acuario, sigue a la de Piscis, ya que ésta
representa una era de desgracias y miserias, de fuego y sangre, de oscuridad y
tinieblas; ésta era de Piscis corresponde a la civilización o religión
cristiana. Así pues, estamos llegando al final de la era astrológica de Piscis
para entrar en la de Acuario. Esta era, que está a punto de comenzar, será la
edad de oro de la humanidad, la New Age o Nueva Era así sin más.
Como es sabido el zodiaco es un conjunto o grupo de estrellas que sirven
para señalar el recorrido que realiza la Tierra alrededor del Sol y que
constituyen una faja o cinturón que rodea el ecuador de la esfera celeste. El
origen del concepto zodiaco, se halla en el hecho de que los diferentes grupos
de astros que lo forman fueron desde antiguo, definidos como figuras animales
(zodiaco deriva de zoo) como nos demuestra su clasificación que va desde Aries
(carnero) hasta Piscis (peces). El paso de los planetas por los signos
zodiacales (es de suponerse), corresponde a toda una gama extensa de influjos
sobre la Tierra y los seres que la habitan, influjos que son benéficos o
maléficos según los diversos elementos astrológicos, planetas, cartas o signos
con que ésta se relaciona.
Los astrólogos, desde el punto de vista histórico y filosófico, han
intentado explicar de acuerdo al movimiento de los astros que la era de Tauro,
correspondía a la civilización babilónica, la de Aries a la religión judía y
mosaica, la de Piscis a la civilización o religión cristiana. Sin embargo, para
pasar de una era zodiacal a la otra, hay que contar de dos mil a dos mil cien
años; por lo tanto, estamos llegando a la era zodiacal de Piscis para entrar a
la de Acuario. Esta nueva era, se caracterizará por una nueva situación del
espíritu, por “un cambio de paradigma”, que
coincide con una transformación o extensión de la conciencia que permitirá
acceder a la identificación del “yo” con el “sé”, es decir, a una compresión “holística” del cosmos, en la que quedarán
superadas y reconciliadas todas las oposiciones y contradicciones, y
constituirán más que una sola cosa en el Uno, siendo todo en el Todo.
2.1
UNA INSIGNIFICANTE PIFIA DE LA ASTROLOGÍA
Científicamente es poco garantizable la utilización de los zodiacales,
porque desde que los astrólogos de la antigüedad fijaron su posición en el
firmamento ha variado aproximadamente un doceavo de círculo, es decir, casi el
valor de un signo del zodiaco; lo cual significa que, actualmente el signo de
Tauro está en la constelación de Aries está en la constelación de Piscis, y así
sucesivamente. O para comprender mejor este error: si una persona nació el 14
de Febrero, la astrología dirá que su signo es Acuario y hará todo un estudio
de personalidad a partir de las características que atribuyen a los “acuarianos”, mientras que en realidad, en el
cielo, ese día, era la constelación d Capricornio la que lo cruzaba.
Ahora bien, si lo argumentaba anteriormente, que se encuentra en un
plano psicológico, lo trasponemos al plano histórico, indiscutiblemente ya no
nos encontramos en la era ni de Piscis, ni mucho menos en la que llegará,
la era de acuario. ¿En cuál estaremos hoy,
astrológicamente hablando?
2.2
LA ADIVINACIÓN POR MEDIO DE LOS ASTROS.
Se sustraen a la causalidad de los cuerpos celestes los actos del libre
albedrío. Que es facultad de la voluntad y de la razón. Porque el entendimiento
y la razón no son corporales ni acto corpóreo y por consiguiente tampoco la
voluntad, que existe en la razón. Y ningún cuerpo puede ejercer su influencia
en cosa incorpórea. Por lo cual es imposible que los cuerpos celestes
influyeran directamente sobre el entendimiento y la voluntad, pues esto sería
suponer que el entendimiento no difiere del sentido y Aristóteles obliga a ésta
consecuencia a los que decían que tal voluntad hay en los hombres, cual
diariamente les impone el padre de los hombres y de los dioses, esto es el sol
o el cielo. Si pues alguno se vale de la consideración u observación de los
astros para preconocer los futuros casuales o acontecimientos fortuitos o
también para conocer con certeza las operaciones futuras de los hombres,
procede esto de una falsa y una vana opinión. Así se mezcla la operación del
demonio. Por lo cual la adivinación será supersticiosa e ilícita. Pero si se
sirve de esta observación para preconocer las cosas futuras que son producidas
por la acción de los cuerpos celestes, como la sequía y las lluvias y
semejantes, entonces esta adivinación no será ilícita ni supersticiosa.
3.
LUGAR DE ORIGEN DE LA NEW AGE
Indiscutiblemente es California, el lugar de nacimiento de la Nueva Era.
Románticamente. Marylin Ferguson, nos habla de que “la
antigua esperanza del viejo mundo es un mundo nuevo, un lugar donde poderse
rehacer, donde empezar de nuevo una vida nueva”. Ese lugar sólo puede
corresponder a California, lugar donde si los USA son libres, California lo es
más, si los USA están abiertos a la innovación, la innovación es el segundo
nombre de California. Si hay algo en común entre los californianos, sugería
Michael Davy en 1972 “es la búsqueda de una nueva
religión, mezcolanza que podría estar surgiendo del revoltijo compuesto de
pensamiento estilo Esalen, lenguaje revolucionario y misticismo a lo Huxley, en
donde hay un cierto orientalismo en el más infatigable de los pioneros, y el
lejano Oeste no es sino un lejano Oriente.
Todo lo mencionado elevado al plan subjetivo, nos conduce a un “sincretismo personal” por el que todo
norteamericano sería una síntesis personal de lo alto y lo bajo, de blanco y de
negro, de urbano o rural, de provisional y universal. Caso de poder vivir con
todas estas contradicciones, sería sencillamente un verdadero norteamericano.
“Temperamentalmente siempre hemos sido innovadores,
audaces y confiados. De acuerdo con el mito nacional, la alternativa es posible
si tenemos suficiente imaginación y voluntad”.
3.1
EL EPOCALISMO NORTEAMERICANO
La declaración anterior, que describe el autoconcepto del norteamericano
que conmueve por su profunda humildad, ha sido autodenominada por los mismos
norteamericanos expresivamente como un “temporal
parochialism”, el cual ha sido traducido por Dietrich von Hildebrand por
un neologismo que denomina “epocalismo”, el
cual lo describe como el sentimiento de superioridad sobre otras personas que
no viven en la misma época histórica, que realiza la misma función
psicológica que el orgullo por la sangre aria, fomentada por muchos
alemanes durante la época del nacionalsocialismo.
Esta, es una tendencia general de la naturaleza humana o buscar tales
compensaciones por la propia inferioridad o explorar caminos para exaltarse a
sí mismo con orgullo. Y la gloria supuesta o verdadera de la comunidad nacional
(geográfica) o temporal a la que uno pertenece, se presta maravillosamente para
esta función. Aunque este “epocalismo” existió
en edades anteriores, lo mismo que existió el nacionalismo, sin embargo, la
rebeldía contra la tradición se deja sentir hoy día con especial firmeza.
Ese epocalismo del que tratamos en el apartado anterior, por lógica
extensión extrapoladora puede también conducir a otro término conocido “milenarismo”, los cuales han fomentado la
costumbre de decir que tal o cual creencia puede ser sostenida en una época
pero no en otra. Se nos dice que algún dogma fue creíble en el siglo XX. En la New Age se nos dice por ejemplo que la era de
Piscis, la del cristianismo o de Cristo, ya pasó, ahora en la era de Acuario ya
hay otras creencias. Igualmente sería decir, que cierta filosofía puede ser
creída en lunes, pero no puede ser creíble en viernes. Lo mismo sería decir que
un aspecto del cosmos era conveniente hasta tres y media pero inconveniente
hasta las cuatro y media. Añade Chesterton, lo que puede creer un hombre
depende de su filosofía y no del reloj o del siglo. Supongamos en bien del
argumento que nos halláramos frente a un caso de una curación, milagrosa. Un materialista
del siglo XII no lo creería más que un materialista del siglo XX. Pero un
científico cristiano del siglo XX la creería como un cristiano del siglo XII.
Es cuestión simplemente de la teoría de cada hombre sobre las cosas. Por
consiguiente, tratándose de cualquier contestación histórica, el punto no
nuestra pregunta.
Los New Agers” o novoevanos, en su
afán de novedad, se olvidan, tanto en su postura optimista como pesimista, de
que lo antiguo y lo presente son los fundamentos indispensables para la
elaboración de lo nuevo y del porvenir. Esta falta de madurez y objetividad en
algunos “fans” de la nueva era corre el
riesgo de hace sospechosa su causa.
4.
LA NUEVA ERA DE LA TRADICIÓN JUDEO-CRISTIANA
La New Age gnóstica, al no encontrar
en la astrología una base racional o científica convincente aunque lo es para
millones de incautos, acude entonces a sustraer de la tradición
judeo-cristiana, a la cual ataca encarnizadamente, dos fuentes propias de ésta,
como son la apocalíptica y la profética, mismas que son objeto de adulteración,
en especial el Apocalipsis de San Juan.
Aquella adulteración dada ya de antiguo en general en los evangelios
apócrifos o evangelios gnósticos, fue también advertida y condenada por la
Iglesia de aquel tiempo y al neognosticismo. New Age por la Iglesia de nuestro
tiempo. Una de las formas de adulterar el Apocalipsis es precisamente por medio
de la astrología, de tal forma que son los astros los que determinan el
desarrollo de la existencia humana en la tierra. La otra forma de adulteración,
es el pretender relevar o consumar la escatología cristiana suplantando la
verdadera única nueva era que vendrá al mundo como consecuencia del
advenimiento del Reino de Cristo en la Tierra.
“En la historia de la Iglesia, “lo viejo” y “lo nuevo”
están
siempre profundamente relacionados entre sí. Lo “nuevo”
brota de lo “viejo” y lo “viejo” encuentra en lo “nuevo”
una expresión más plena. Dentro de la dimensión temporal del
Cristianismo, se crea el mundo y en su interior también tiene desarrollo la
historia de la salvación que culmina en la “plenitud
de los tiempos” de la Encarnación y su término en el retorno glorioso
del Hijo de Dios al final de los tiempos. Con la venida de Cristo inician los
últimos tiempos, la “última hora”, se inicia
el tiempo de la Iglesia que durará hasta la Parusía.
Para conocer citaremos el Apocalipsis: “…y
dijo el que estaba sentado en el trono: “mirad, todo lo hago nuevo”, y dice:
“Escribe porque estas son las palabras fidedignas y verdaderas”. Esta es
la primera ocasión y única vez que el Apocalipsis presenta a Dios directamente
con la palabra. La primera palabra en Dios en la Biblia es “Hágase” aquí está su última palabra; repite
aquella primera, consumando lo que con ella había sido sacado a la existencia “Mirad, todo lo hago nuevo”.
Además en el inicio de la historia de la salvación humana se dio un
segundo “Hágase en mí….” Mariano, que en
conjunción con el primero, generó al verdadero Renovador radical y sin miedo
que le ha dicho al pasado aterido en su agonía, y a la naturaleza harto de buen
grado obedecida y a la Opinión universal y vulgar, el NO
más contundente que registra la historia del mundo. Engendró a Cristo,
el Señor del Tiempo, al Cristo de Ayer, de hoy y de siempre.
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