Hoy 2 de febrero, Fiesta de la Presentación del Señor,
la Iglesia también celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.
El 26 de enero durante su visita a Panamá por la Jornada Mundial de la
Juventud 2019, el Papa tuvo una Misa con los sacerdotes, religiosos y
consagrados, con quienes reflexionó sobre el encuentro de Jesús con la
samaritana en el Evangelio y se refirió al cansancio que experimentan los
consagrados ante los cambios que “parecen poner en
duda” la viabilidad de la vida religiosa.
El Pontífice enumeró algunas de las causas que provocan cansancio en los
consagrados: “desde largas horas de trabajo que
dejan poco tiempo para comer, descansar y estar en familia, hasta ‘tóxicas’
condiciones laborales y afectivas que llevan al agotamiento y agrietan el
corazón”.
“Todas reclaman, como grito silencioso, un pozo
desde donde volver a empezar”, explicó Francisco.
El Pontífice alentó a los consagrados a recuperar “la pasión de enamorados” de su vocación y “volver sin miedo al pozo fundante del primer amor,
cuando Jesús pasó por nuestro camino, nos miró con misericordia, nos pidió
seguirlo; al decirlo recuperamos la memoria de aquel momento en el que sus ojos
se cruzaron con los nuestros, el momento en que nos hizo sentir que nos amaba y
no solo de manera personal sino también como comunidad”.
Asimismo, en su
discurso del 21 de enero de 2018 a las religiosas contemplativas en el
Santuario de las Nazarenas en Lima, en el marco de su visita a Perú,
el Papa Francisco indicó que “la oración es el
núcleo” de la vida consagrada, especialmente de la contemplativa, y “es el modo de cultivar la experiencia de amor que
sostiene nuestra fe”.
“¡Cuánto necesitamos de la unidad de la Iglesia! que
todos sean uno. ¡Cuántos necesitamos que los bautizados sean uno, que los
consagrados sean uno, que los sacerdotes sean uno, que los obispos sean uno!
¡Hoy y siempre! Unidos en la fe. Unidos por la esperanza. Unidos por la
caridad”, expresó.
Por otro lado, en su mensaje a los sacerdotes, religiosos y
consagrados durante su
visita a Colombia en septiembre de 2016, el Santo Padre afirmó que “donde hay vida, fervor, ganas de llevar a Cristo a los
demás, surgen vocaciones genuinas; la vida fraterna y fervorosa de la comunidad
es la que despierta el deseo de consagrarse enteramente a Dios y a la
evangelización”.
El Sumo Pontífice dijo que la fecundidad vocacional se logra manteniendo
“una relación vital, existencial, de absoluta
necesidad; es vivir y crecer en unión íntima y fecunda con Jesús, fuente de
vida eterna”.
También señaló que la “alegría contagiosa” de
la vida consagrada “tiene que ser el primer
testimonio de la cercanía y del amor de Dios. Somos verdaderos dispensadores de
la gracia de Dios cuando transparentamos la alegría del encuentro con Él”.
Además, Francisco los alentó a “callejear la
fe” con alegría y a recordar que, a pesar de todo, "Dios sigue llamando".
Aquí algunos datos importantes sobre aquellas personas que decidieron
consagrar sus vidas al servicio de Dios.
La vida consagrada está conformada por todos los bautizados que se
consagran a Dios a través del rito de profesión o el de consagración de
vírgenes. Estos fieles se comprometen a vivir la pobreza, castidad y
obediencia, a través de emisión de votos o promesas.
Entre las ramas de la Iglesia Católica que hacen este ofrecimiento se encuentran
los institutos de vida contemplativa (varones y mujeres en comunidades
claustrales), institutos de vida apostólica (congregaciones religiosas
masculinas y femeninas, sociedades de vida apostólica), institutos seculares,
orden de las vírgenes consagradas y nuevas formas de vida consagrada.
Según las estadísticas de la Iglesia Católica publicadas en octubre de
2016 por la agencia vaticana Fides, hay en el mundo 1.245 obispos
pertenecientes a órdenes religiosas, 134.816 sacerdotes religiosos, 612 diáconos
permanentes religiosos, 54.559 religiosos no sacerdotes y 682.729 religiosas.
Asimismo, la Iglesia cuenta con 654 miembros de institutos seculares
masculinos y 24.198 miembros de institutos seculares femeninos. Por otro lado
el número de seminaristas mayores religiosos es de 46.638 y los seminaristas
menores religiosos son 24.453.
En noviembre de 2014 el Papa Francisco, envió una carta apostólica a
todos los consagrados para señalar los objetivos del Año de la Vida Consagrada,
que se inició el 30 de noviembre del 2014 y que culminó el 2 de febrero del
2016.
El primero fue “mirar el pasado con
gratitud” para “tener viva la propia
identidad, sin cerrar los ojos a las incoherencias, fruto de las debilidades
humanas y quizás también al olvido de algunos aspectos esenciales del carisma”.
El segundo objetivo fue “vivir el presente
con pasión”, así como “el Evangelio en
plenitud y con espíritu de comunión”. Por último, el tercer objetivo es “abrazar el futuro con esperanza, sin desanimarse por
tantas dificultades que se encuentran en la vida consagrada a partir de la
crisis vocacional”.
Redacción ACI
Prensa
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