Es la más
santa de todas las criaturas, llena de gracia y virtudes, concebida sin pecado
original, que es Madre de Dios y Madre nuestra.
La Santísima
Virgen María es la más santa de todas las criaturas, llena de gracia y
virtudes, concebida sin pecado original, que es madre de Dios y madre nuestra,
y está en el cielo en cuerpo y alma.
Decimos que
la Virgen María es madre de Dios, porque de ella nació Jesucristo que es
verdadero Dios y verdadero hombre.
María es la
Madre de Jesucristo, pues ella le dio un cuerpo humano. Pero como Jesucristo,
además de ser Hombre, es Dios, María Santísima es también Madre de Dios . María
es madre de un hombre que tiene Persona Divina.
Ocurre lo
mismo que si a uno le hacen alcalde. Su madre sería la madre del alcalde. Ella
no le ha dado la alcaldía, pero por haberle dado el cuerpo es su madre; y al
ser su madre es madre de todo lo que él es: madre del alcalde.
Pero María
Santísima es Madre de Dios todavía con más razón; porque Jesucristo es Dios
desde el momento de su concepción, por lo tanto la Persona que nace de María es
Dios, y por lo mismo María es Madre de Dios. Dice San Pablo: «Al llegar la
plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo nacido de una mujer».
Que María es
Madre de Dios es dogma de fe. Fue definido por el Concilio de Éfeso en el año
431.
Jesús fue
concebido, no por obra de varón, sino milagrosamente, por virtud del Espíritu
Santo.
Dice San
Mateo: «El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: desposada María con
José, sin haber estado juntos, se halló que ella había concebido por obra del
Espíritu Santo».
Los
desposorios entre los judíos equivalían a nuestra boda, aunque no eran nupcias
definitivas. Si después de los desposorios ella era infiel a su marido se la
consideraba adúltera, y si éste moría, a ella se la consideraba viuda.
Los
desposorios judíos suponían un compromiso tan real que al prometido se llamaba
"marido". Aunque María no vivía todavía con San José, ya era su
legítima esposa. Por eso el ángel llama a María esposa: «José, no temas aceptar
a María, tu esposa».
San Lucas
dice: «Lo que nacerá de ti se llamará Hijo de Dios».
Jesús fue
concebido, no por obra de varón, sino milagrosamente, por virtud del Espíritu
Santo.
Dice San
Mateo: El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: desposada María con
José, sin haber estado juntos, se halló que ella había concebido por obra del
Espíritu Santo.
El teólogo
protestante de fama internacional Max Thurian dice que los que niegan la
concepción virginal de Cristo no son fieles a la Biblia: «La virginidad de
María constituye un indudable dato objetivo del texto del Nuevo Testamento».
Max Thurian
murió, a los 75 años, el 15 de Agosto de 1996, en Ginebra, su ciudad natal. Se
convirtió al catolicismo en 1987. Sus estudios bíblicos le llevaron a descubrir
el papel de María en la Iglesia.
Dios formó
en las entrañas purísimas de María Santísima un cuerpo como el nuestro y creó
un alma como la nuestra. A este Ser Humano, en el instante de su concepción, se
unió el Hijo de Dios, es decir, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, y
así el que era Hijo de Dios quedó hecho Hombre sin dejar de ser Dios. Éste es
el misterio de la Encarnación.
En la
genealogía del Evangelio de San Mateo se dice siempre: Fulano engendró a
Zutano. Y al llegar a José, no dice que engendró a Jesús, como en los casos
anteriores, sino que dice: «Jacob engendró a José, esposo de María, de la que
nació Jesús», dando a entender que José no engendró a Jesús , sino que su
concepción fue virginal. Y San Lucas dice de Jesús «que se pensaba que era hijo
de José», dando a entender que en la realidad no lo era en el sentido que la
gente creía. Dice San Mateo: «Sin que José hubiera tenido relación con María,
ella dio a luz un hijo».
Las mismas
dudas de José confirman la concepción virginal de María, pues cuando él vio las
señales externas del embarazo de su mujer, sabiendo que aquello no era suyo,
pues él no había hecho nada para dejarla embarazada, le entraron tremendas
dudas ante lo que sus ojos le evidenciaban y la virtud que él conocía de María.
Al no poder armonizar las dos cosas, estaba en una duda angustiosa hasta que el
ángel le tranquilizó afirmándole que lo de su mujer era obra del Espíritu Santo.
La
Virgen María tuvo un solo hijo, que fue Jesucristo. Cuando el Evangelio habla
de los hermanos de Jesús, se refiere a los primos hermanos y parientes, que,
entre los judíos, también se llamaban hermanos. En hebreo no había palabra para
decir primo. La palabra hermano abarcaba varios grados de parentesco.
Los Testigos
de Jehová para hacer creer a la gente que María Santísima no fue virgen, sino
que tuvo muchos hijos, enseñan el texto del Evangelio donde dice que Santiago y
José eran hermanos de Jesús.
Pero aquí,
como en otros muchos de sus engaños, presentan el texto que puede complicar, y
ocultan el texto que puede aclarar. Efectivamente, el mismo Santo Evangelio
dice que al pie de la cruz estaba la Madre de Jesús, y junto a ella la madre de
Santiago y José.
Era la mujer
de Cleofás, hermano de San José. Cleofás es el mismo nombre en griego que Alfeo
en arameo. Son los dos nombres que se daban al hermano mayor de José, esposo de
la Virgen. Era el padre de Santiago el Menor y José, y estaba casado con la
otra María que estaba al pie de la cruz junto a la Virgen. Se casó con ella
después de enviudar de su primer matrimonio del que nacieron Simón y Judas
Tadeo.
Luego la
madre de Santiago y José es distinta de la madre de Jesús.
Entonces,
¿por qué dice el Evangelio que Santiago y José eran hermanos de Jesús? Porque
eran parientes, y éstos entre los hebreos se llamaban hermanos. Efectivamente,
sabemos por la Biblia que Abrahán era tío de Lot. Sin embargo, Lot y Abrahán se
llaman entre sí «hermanos» cinco veces. En otro sitio dice que Labán era tío de
Jacob.
Y después
dice que Labán llama «hermano» a Jacob.
Si la Virgen
María hubiera tenido otros hijos, Jesús en la cruz no se la hubiera encargado a
Juan, sino a ellos.
Es decir,
María Santísima tuvo un solo hijo: Jesús. Cuando el Evangelio lo llama
primogénito afirma que es el primer hijo; pero eso no significa, según el modo
de hablar de entonces, que siguieran otros hijos después. Primogénito significa
no precedido de otro. Prescinde de la existencia de otros posteriores.
Hace poco se
ha descubierto una inscripción sepulcral de una madre joven hebrea que «murió
al dar a luz a su hijo primogénito». Es decir, a su hijo primogénito no
siguieron otros.
Cuando los
Testigos de Jehová van engañando a los incautos que les escuchan diciendo que
María tuvo muchos hijos, saben que no es así, pues presumen de conocer la
Biblia. Enseñan el texto oscuro que he citado y se callan el texto claro. Esto
no es honrado, pero es su modo de proceder.
La virginidad»
de María es dogma de fe. Fue definido en el año 649, en el Concilio I de
Letrán.
La Iglesia
enseña, desde el siglo V, que María fue virgen antes del parto, en el parto y
después del parto. «La "virginidad en el parto" es fe de toda la
Iglesia desde el siglo IV». Fue confirmada por el Concilio Vaticano II. Por eso
la llama siempre Virgen María.
Es de fe que
María Santísima permaneció siempre virgen.
«La
traducción literal de "hasta que" admite en castellano
&"después sí". Pero en la Biblia no acepta cambio de situación
posterior».
La Santísima Virgen es nuestra Madre
del cielo.
María es
nuestra madre, pues es madre de Jesucristo, que es cabeza del Cuerpo Místico de
Cristo. La madre de la cabeza, es también madre de todos los miembros del mismo
cuerpo. Y nosotros somos los miembros del Cuerpo Místico de Cristo. Por eso
María es Madre de la Iglesia.
Así lo
proclamó Pablo VI el año 1964 en el discurso de clausura de la 3 Sesión del
Concilio Vaticano II.
Que Jesús encargue
a Juan que se ocupe de su Madre es perfectamente normal; lo que no es normal es
el encargo paralelo a María diciéndole que cuide con cariño de Juan. Esto
parece innecesario. Si Juan se va a encargar de María la correspondencia de
ella era evidente. Insistir en ello parece superfluo y poco delicado. Toda
mujer normal no necesita que se lo digan. Lo hace espontáneamente. El encargo
de Jesús supone un contenido teológico trascendental. En Juan estamos todos
representados. Además, allí presente estaba la madre de Juan.
Encargar
Juan a María sería ofensivo para su madre María Salomé. No hay duda de que en
las palabras de Jesús hay un sentido más profundo de lo que parecen indicar:
Jesús entrega una MADRE a la HUMANIDAD.
Estas
palabras tienen un sentido trascendental, dicen relación a todos los hombres,
tienen sentido universal.
María es madre física de Jesús y
madre espiritual de los hombres.
Debemos amar
a María y honrarla de todo corazón. Así daremos gusto al Señor que, como todo
hijo bien nacido, se alegra de ver a su Madre Santísima honrada y amada.
Para valorar
las cualidades de María, bastaría caer en la cuenta de que Cristo pudo hacer a
su Madre a su gusto. ¡Cómo hubieras tú dotado a tu madre si esto hubiera estado
en tu mano! Cristo pudo hacerlo y era omnipotente.
La Santísima
Virgen es la mujer más grande que ha existido en el mundo María Santísima es la
criatura más excelsa que ha salido de las manos de Dios.
Debemos
acudir a la Santísima Virgen en todas nuestras penas y tentaciones. Ella lo puede
todo, pues Dios todo se lo concede, porque es la Madre de Cristo , y porque
nunca tuvo pecado, ni siquiera el original.
Por eso San
Lucas la llama «llena de gracia».
El hecho de
que María Santísima haya sido preservada del pecado original desde el primer
instante de su concepción, en el seno de su madre Santa Ana, es lo que queremos
expresar al decir la Inmaculada Concepción.
El pueblo
español veneraba a la Inmaculada Concepción muchos años antes de ser definida.
El mismo Murillo pintó sus treinta cuadros de la Virgen Inmaculada, trescientos
años antes de la definición dogmática.
El dogma de
la Concepción Inmaculada de María fue definido, el 8 de diciembre de 1854, por
el Papa Pío IX.
La redención
de María fue preventiva en atención a que iba a ser Madre de Dios.
Dios pudo
haber hecho que Jesucristo apareciese en el mundo en edad adulta, pero no
quiso. Se lo entregó a María. Lo puso en sus manos.
Dios ha
querido servirse de ella en la encarnación, en la redención y en la salvación
de todos los hombres.
Cristo nos lleva al Padre: «Nadie va
al Padre sino por Mí».
Cristo es el
mediador con el Padre. Él es mediador principal, porque nos ha redimido por sus
propios méritos. Sin dependencia de otra persona. María es el camino para
llegar a Cristo. En Belén lo presentó a pastores y reyes, en Caná es
intercesora, al pie de la cruz es corredentora, y en el cenáculo ora por todos.
María es la
mediadora secundaria, subordinada a Cristo. Es mediadora porque intercede por
nosotros. El Concilio Vaticano II dice de María que «su múltiple intercesión
nos obtiene los dones de la salvación eterna».
En las
iglesias suele haber muchas imágenes de la Virgen: del Carmen, del Rosario, de
los Dolores, de las Angustias, de los Remedios, del Socorro, de la Consolación,
de la Misericordia, de la Paz, etc. Es que María Santísima tiene muchos títulos
y prerrogativas.
Cada pueblo
tiene su Virgen, su Patrona. Pero todas son imágenes o retratos de la única y
verdadera Virgen María, que está en el cielo en cuerpo y alma.
Esta
elevación de María al cielo en cuerpo y alma se llama Asunción.
La Asunción
fue declarada dogma de fe, por el Papa Pío XII, el 1 de noviembre de 1950. Pero
la fiesta de la Asunción se celebraba ya el 15 de agosto por los años 500
después de Cristo.
Una de las
mejores devociones a la Santísima Virgen es el rezo del Santo Rosario. Si
puedes rezarlo en una iglesia, mejor. Si no, rézalo en cualquier rato libre, o
mientras te viene el sueño. Te aconsejo que hagas un esfuerzo por rezarlo, pues
es un obsequio muy agradable a la Virgen, como ella misma lo ha dicho en Lourdes
y Fátima. Y mejor todavía si lo rezas en familia. Es ésta una práctica muy
cristiana. Procura introducir en tu casa esta costumbre, si no la tenéis ya;
pues une mucho a la familia. Al final del libro, en los Apéndices, tienes el
modo de rezarlo. Rezado en una iglesia o en común, tiene indulgencia plenaria.
Si rezarlo
entero te resulta largo, reza un misterio cada día.
El rezar a
la Virgen es una devoción muy bonita. María es la mujer más digna de amor que
ha existido jamás. Es un amor que dignifica y engrandece. Su dulce recuerdo
puede protegerte contra tentaciones que están en el extremo opuesto de la
pureza. Otra recomendable devoción a la Virgen es el Santo Escapulario. Fue una
revelación a San Simón Stock, General de los Carmelitas, en el siglo XIII. La
Virgen le prometió que quien muera llevando el Escapulario del Carmen no se
condenaría. Este escapulario debe ser impuesto por un sacerdote, y hay que
rezar diariamente tres Avemarías.
El
escapulario de tela puede ser sustituido por una medalla que lleve por un lado
la imagen del Corazón de Jesús y por el otro una imagen de la Virgen. Así lo
concedió el Papa.
Tener
devoción a María es prenda de salvación. Todo el que rece diariamente en su
honor tres Avemarías conseguirá una ayuda especial para tener una buena muerte,
según revelación de Dios a Santa Matilde, y como lo demuestra una larga
experiencia.
«Recuerden,
pues, los fieles que la verdadera devoción a María no consiste ni en un afecto
estéril y transitorio, ni en vana credulidad; sino que procede de la fe
verdadera por la que somos conducidos a conocer la excelencia de la Madre de
Dios y somos excitados a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de
sus virtudes».
Sobre todo
su amor a Cristo, su fe firme en la Anunciación, y su fidelidad hasta la cruz.
Los
protestantes nos acusan a los católicos de que adoramos a la Virgen María, pero
esto es una calumnia. Todos los católicos sabemos que la Virgen no es Dios. Y
la adoración es exclusiva de Dios.
Nosotros no
adoramos a la Virgen Santísima, sino que la honramos y veneramos porque es
Madre de Dios. Por eso en el Avemaría decimos ruega por nosotros. En las
letanías del Rosario, cuando nos dirigimos a Dios decimos ten misericordia de
nosotros . En cambio, cuando nos dirigimos a la Virgen decimos ruega por
nosotros. Acudimos a María para que Ella nos lleve a Dios.
JorgeLoring
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