Sí, hijos,
sí, debo volver a salvaros porque si no fuera así el Infierno se llenaría con
todos vosotros que camináis en intensas oscuridades. Lamentáis como está de
perdida la sociedad, ¡ay hijos! vosotros no veis nada, solo veis cosas externas
que os escandalizan, pero si vierais las internas, no lo podríais resistir.
Almas criminales que hicieron crímenes y están silenciados, ocultos a los ojos
de esta sociedad, pero no escaparán al terrible castigo que les espera. Robos,
venganzas, fraudes, cada vez peores y mayores, hijos, si vierais las
cosas tal y como son, no podría vuestra flaqueza resistirlo. Yo, Jesús, os
hablo.
Obispos
corruptos oponiéndose a Mis enseñanzas, comprados como Judas. También hijos los
hay santos, pero ya veis como tratan a los que son fieles, todo es una marea
negrísima pestilente de pecado y corrupción. Las almas han perdido la moral y
la cabeza, no piensan más que para discurrir pecados mayores y más atroces. Los
alimentos contaminados por el fraude que hay en los ingredientes que los
componen, todo está lleno de podredumbre, solo unos pocos Me resarcen de tanta
iniquidad, iniquidad que también se derrumbará, se erradicará, con Mi segunda
venida y volveré a salvaros de tanta inmundicia y tanto error. Yo, Jesús, os
hablo.
Pido a los
grupos de oración fidelidad absoluta. Que cumplan los compromisos propuestos,
que sean fieles a ellos aunque haya pocos asistentes. Hijos, no permitáis que
también a vosotros Satanás os influya y, tratad de darme lo que lo que os
propusisteis.
Almas de Mi Corazón, no dejéis la
Misa, el Rosario, almas de Mi Divino Corazón, seguid en fidelidad a los
compromisos espirituales que os propusisteis y no bajéis la guardia para nada,
pues la victoria de Mi enemigo mortal está precisamente cuando os vence a
vosotros, los que Me seguís desde hace tanto tiempo, por eso, acudid a Mi Santa
Madre para que Ella maestra de santidad os enseñe y os ayude. Yo, Jesús, os
hablo y os instruyo.
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