A veces,
cuando nada marcha de acuerdo con lo esperado, y la preocupación es quien
reina.
Cuando el
quebranto de lágrimas inunda nuestros ojos, y todo parece ser inútil.
Solo una
cosa puede ahuyentar las lágrimas que queman y ciegan; alguien que suavemente
te eche el brazo por encima y susurre: No te preocupes.
Nadie ha
logrado descifrar por qué esas palabras traen tanto consuelo, o por qué tal
susurro hace que nuestras preocupaciones se despejen al instante.
Sin embargo,
cuando los problemas nos dan la bienvenida, podemos olvidarnos de ellos y
dejarlos atrás.
Cuando alguien suavemente te eche el brazo por encima y
susurre: No te preocupes.
El amor que
procede de tan suave caricia; debe ser amor verdadero.
Podría ser
que un abrazo así, a tu corazón no traiga consuelo.
Pero si el
amor es el móvil, dulce consuelo encontrarás,
Cuando
alguien suavemente te eche el brazo por encima y susurre: ¡No te preocupes!
¡Este poema
refleja el consuelo que solo se experimenta a través de un toque amoroso!
Demuestra el amor que sientes por tus hijos en lo que dices y haces. Ese amor
será devuelto a ti multiplicado.
Muchos de
los que han estado enamorados toda una vida nos dicen menos sobre el tema, que
el niño que ayer perdió a su perrito.
1 Juan 3:11
Que nos amemos unos a otros.
Fuente: El libro devocionario de Dios para los
Padres, Editorial Unilit
Que nos amemos unos a otros.
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