El Anacoreta
y su joven seguidor regresaban de una conferencia en la que un psicólogo había
disertado sobre el desarrollo de la persona. El joven comentó:
- No sé si
he acabado de comprender lo que nos ha dicho. No me ha quedado claro si lo que
debo hacer es desarrollar, hacer crecer el Yo o lo que he de priorizar es el
grupo, la comunidad, el bien común.
Rió
abiertamente el anciano y dijo:
- Me parece
que el psicólogo tampoco lo tenía totalmente claro. Se ha contradicho más de
una vez.
Luego,
guardó silencio mientras atravesaban la calle. Al llegar a la otra acera
prosiguió:
- En nuestra
sociedad, a pesar de todas las manifestaciones, asociaciones, grupos de
presión, acción, reacción..., predomina el "ser yo" por encima del
"ser nosotros". Y por muchas acciones colectivas que se emprendan
ante la crisis, damos la impresión que en nosotros prevalece el "sálvese
quien pueda"...
Volvió a
guardar unos momentos de silencio. Luego se explicó:
-
Posiblemente lo que debamos conseguir es el equilibrio entre lo personal y lo
comunitario. Como nos cuesta mucho controlar el entorno, nos refugiamos en
nosotros mismos. De ahí el éxito que tienen todos los cursos que se hacen para
interiorizarnos, para perfeccionar nuestro yo. El peligro está en que nos encerremos
en nosotros mismos, en formarnos un mundo interior personal y ajeno al
exterior. Eso es declararnos derrotados ante nuestro entorno.
El joven,
todavía confuso, preguntó:
- Entonces.
¿Estamos en un callejón sin salida?
Sonrió el
Anacoreta al responder:
- No. Se
trata de cultivar nuestro yo, nuestra interioridad, sin desconectarnos del
entorno. Y se trata de interiorizar siendo conscientes de que nosotros podemos
influir en el exterior, más de lo que él puede hacerlo en nosotros. Si cada
"yo" se enriquece pensando en el grupo, es evidente que se enriquece
al mismo tiempo el "nosotros", el grupo. Somos demasiado proclives a
culpar a los demás, a la sociedad, al entorno, de nuestras desgracias y
olvidamos, que nuestro "yo" feliz, pleno, rico, sino se encierra en
nosotros mismos, hace que esa sociedad se enriquezca, crezca, sea una sociedad
mucho más feliz. De eso se trata: crecer nosotros para que crezca la sociedad.
Y continuaron caminando en
silencio...
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