Alocución en ocasión del rezo del Ángelus del domingo 18 de junio de 2023.
JUNIO 18, 2023 21:28REDACCIÓN ZENITANGELUS
(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 18.06.2023).- Unas 15 mil personas participaron en el rezo de la oración mariana del Ángelus en la Plaza de San Pedro al mediodía del domingo 18 de junio. Se trataba también de la primera aparición pública del Papa Francisco tras la intervención quirúrgica del pasado miércoles 7 de junio.
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Deseo expresar mi gratitud a
cuantos, en los días de mi ingreso en el Policlínico Gemelli, me han
manifestado afecto, preocupación y amistad, y me han asegurado el apoyo de la
oración. Esta cercanía humana y espiritual ha sido para mí de gran ayuda y
consuelo. ¡Gracias a todos, gracias a vosotros,
gracias de corazón!
Hoy, en el Evangelio, Jesús llama
por nombre – llama por nombre – y envía a los doce Apóstoles. Al
enviarles, les pide que anuncien una sola cosa: «Id
proclamando que el Reino de los Cielos está cerca» (Mt 10,7). Es el
mismo anuncio con el que Jesús inició su predicación: el
reino de Dios, es decir su señorío de amor, se ha hecho cercano, viene en medio
de nosotros. Y esta no es una noticia entre las otras, sino la realidad
fundamental de la vida: la cercanía de Dios, la
cercanía de Jesús.
De
hecho, si el Dios de los cielos está cerca,
nosotros no estamos solos en la tierra y en las dificultades tampoco perdemos
la fe. Esto es lo primero que hay que decir a la gente: Dios no es distante, sino que es Padre. Dios no es distante, es
Padre, te conoce y te ama; quiere tomarte de la mano, también cuando vas por
senderos empinados y difíciles, también cuando caes y te cuesta levantarte y
retomar el camino; Él, el Señor, está ahí, contigo. Es más, a menudo en
los momentos en los que eres más débil puedes sentir más fuerte su presencia. ¡Él conoce el camino,
Él está contigo, Él es tu Padre! ¡Él es mi Padre! ¡Él es nuestro Padre!
Nos
quedamos en esta imagen, porque anunciar
a Dios cercano es invitar a imaginarse como un niño, que camina de la mano del
padre: todo le parece diferente. El mundo,
grande y misterioso, se vuelve familiar y seguro, porque el niño sabe que está
protegido. No tiene miedo y aprende a abrirse: encuentra otras personas,
encuentra nuevos amigos, aprende con alegría cosas que no sabía y después
vuelve a casa y cuenta a todos lo que ha visto, mientras crece en él el deseo
de hacerse mayor y hacer las cosas que ha visto hacer al padre. Es por
esto que Jesús parte de aquí, porque la cercanía de Dios es el primer anuncio: estando cerca de Dios vencemos el miedo, nos abrimos al
amor, crecemos en el bien y sentimos la necesidad y la alegría de anunciar.
Si queremos ser buenos apóstoles, debemos ser como
los niños: sentarnos «en las rodillas de Dios» y desde ahí mirar el mundo con
confianza y amor, para testimoniar que Dios es Padre, que Él solo transforma nuestros corazones y nos da esa alegría y esa
paz que nosotros mismos no podemos alcanzar.
Anunciar que Dios está cerca. ¿Pero cómo hacerlo? En el Evangelio Jesús aconseja no decir muchas palabras,
sino realizar muchos gestos de amor y de esperanza en el nombre del Señor; no
decir muchas palabras, sino realizar gestos: «Curad
enfermos – dice – resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios.
Gratis lo recibisteis: dadlo gratis» (Mt 10,8). Este es el corazón del
anuncio: el testimonio gratuito, el servicio. Os digo una cosa: a mí me
dejan siempre perplejos los «parlanchines«, con su mucho hablar y no hacer
nada.
Llegados a este punto, hagámonos
algunas preguntas: nosotros, que creemos en el Dios cercano, ¿confiamos en Él? ¿Sabemos mirar adelante con confianza,
como un niño que sabe que es llevado en brazos del padre? ¿Sabemos sentarnos en
las rodillas del Padre con la oración, con la escucha de la Palabra,
acercándonos a los Sacramentos? Y, finalmente, cerca de Él, ¿sabemos infundir valentía a los otros, hacernos cercanos
a quien sufre y está solo, a quién está lejos y también a quien nos es hostil?
Esta es la concreción de la fe, esto es lo que cuenta.
Y ahora rezamos a María, que nos ayude a sentirnos
amados y a transmitirnos cercanía y confianza.
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