MAESTRA REIKI, EXPLORÓ EL SATANISMO Y EL VUDÚ… Y TUVO QUE SER «LIBERADA»: «UN ESPÍRITU ENTRÓ EN MÍ»
Desde que era una niña, Nelly Gillant se adentró en
el mundo del espiritismo y la Nueva Era: tras tocar fondo, escuchó una
invitación providencial a recuperar su fe.
Durante diez años, Nelly Gillant alcanzó
la cima del éxito en el reiki y la nueva era. Su
clientela aumentaba sin parar, también sus ingresos y sus "poderes de médium", ejerciendo "curaciones" mientras veía como hasta su
voz cambiaba sin quererlo. Conforme su vida se desmoronaba y "una fuerza" la "atrapaba",
buscó ayuda en varias denominaciones cristianas, siempre que no tuviesen
relación con el catolicismo. Un día, el mismo Dios la llamó para
dejarlo todo por la Iglesia y su familia.
La periodista Briggite Bedard ha
conversado con Gillant para el diario canadiense Le
Verbe sobre una historia que comienza con la muerte de su madre con depresión
tras varios intentos de suicidio.
Devastada a los 9 años,
obsesionada por saber dónde estaba su madre y ante la falta de respuestas,
decidió buscarlas con la ayuda del novio de su hermana, que la inició en el espiritismo.
Aunque admite que Jesús y la
Virgen fueron al principio una referencia para ella, empezó a seguir a gurús y maestros orientales y
temporalmente la secta Mahikari Luz Verdadera, ampliamente
presente en Japón y el conjunto europeo.
EN
EL VUDÚ, LA MAGIA Y EL SATANISMO
Con 20 años leyó al integrante de
la Iglesia de la Ciencia Divina Emmet Fox y su best seller El sermón de la montaña. "Me abrió los ojos. Tuve una visión de Cristo
extendiendo su mano hacia mí diciéndome `sígueme´ y sentí su
presencia toda una semana", relata.
Feliz por la "paz y alegría" que halló en esa
experiencia, cuando se desvaneció pensó que volvería si leía la Biblia. Pero
aquella sensación no se repitió. Fue su último contacto con la
doctrina cristiana y la Biblia, que cerró durante las próximas
dos décadas. Así surgió un vacío que empezó a tratar de llenar con
el vudú, la magia, el satanismo y
prácticas como la cartomancia y adivinación, la lectura de runas o el péndulo.
Pronto comenzó a obtener
avanzadas y misteriosas habilidades en la nueva era y el espiritismo y decidió
trasladarse a Quebec por la facilidad que ofrecía en la formación ocultista.
MANIFESTACIONES
SOBRENATURALES": "UN ESPÍRITU ENTRÓ EN MÍ"
Primero se diplomó en hipnosis, que
aplicó a una clientela en alza buscando solventar sus problemas. Después pasó
por las fases del estudio del reiki para convertirse en maestra y se unió a la
escuela del ashram -monasterio hindú- de Mahavatar Babaji, viendo como "extrañas manifestaciones sobrenaturales impregnaban su día a día.
Su cima en la nueva era y el espiritismo
llego en esta escuela y sus técnicas de yoga, proponiéndose alcanzar la llamada "quinta dimensión" espiritual: un
supuesto estado de expansión de la consciencia que se alcanza mediante la
meditación y otras técnicas.
Poco después de comenzar a
realizar sesiones con clientes combinando el yoga, el reiki y la hipnosis,
Gillant comenzó a sufrir episodios sobrenaturales por los que tuvo que ser
liberada.
Cuenta que un día logró alcanzar
ese estado: "El espíritu de Babaji entró en
mí. Sentí una increíble efusión de amor. ¿Cómo podría pensar que está
mal?", se preguntó.
Aunque en ese momento estaba
convencida de que "creer que Dios se encarnó,
que es verdadero Dios y verdadero hombre era impensable", no tenía
problema en aceptar las doctrinas espiritistas, que se plasmaban cada vez más
en su vida. Tras alcanzar la quinta dimensión, cuenta cómo sus habilidades de
médium se multiplicaron por diez, sus clientes se incrementaron y cómo en las sesiones su voz cambiaba de forma
involuntaria.
SUPLICANDO
A MARÍA: "¡LÍBÉRAME!"
"Un poder
emanó de mis manos. Hoy sé que fue una fuerza que me atrapó y me
hizo creer que tenía el control", recuerda.
Pero como dijo, Jesús siempre
estuvo presente, incluso pensaba que también en el reiki. Algo de lo que se
convenció al conocer el Holy Fire Reiki, una nueva corriente que
afirma ser la más cercana a Dios y el cristianismo. "No se lo
dijimos a los estudiantes", pero "como
siempre quise a Jesús, me dije que por fin había encontrado el verdadero
reiki".
Nada más alejado de la realidad. "Estaba como en un mundo paralelo, todo el día
estaba escuchando mantras" y su hija de tres años llegaba a
irritarla. [Hasta que un día] caí de rodillas suplicando a la
Virgen María: `¡Libérame! ¡Mejora
mi relación con mi hija!".
Durante los días siguientes
apareció una repentina aversión en Nelly hacia las meditaciones, los mantras y
los cuarzos, mientras su masajista le recomendó acudir a un grupo de estudio
bíblico. Pero "impresionada" al
principio, no tardó en abandonarlo al escuchar que Jesús es el único mediador
entre Dios y los hombres.
SOÑANDO
CON LA VERDAD: "JESÚS ES MI HIJO"
Tras rezar a Dios pidiéndole
saber la verdad, tuvo un sueño en el que escuchó: "Jesús es mi hijo amado. El único. Arrodíllate y confiesa que Él es el
Señor". Tampoco esta fue la respuesta que quería
escuchar: "No quería seguir a Jesús. Quería
abrir mi centro de reiki".
En pleno debate interno, Nelly
acudió a una iglesia bautista y luego a otra evangélica buscando
respuestas, operándose un primer cambio en su vida.
"Con mis
clientes solo hablaba de Jesús, se iban con Biblias. Había leído sobre
los dones del Espíritu Santo y pensé que si los obtenía, podría obrar
sanaciones como con el reiki", explica.
Pero por otro lado, sus necesidades financieras le impedían dejar su
dedicación.
Cada vez era más consciente de
que "los espíritus" la estaban
"oprimiendo" y
sabía que no es posible "trabajar con energías
como esa y salirte con la tuya".
DE
LA LIBERACIÓN A LA GRACIA: "DULZURA, AMOR Y PAZ"
Tras someterse a unas oraciones de liberación en
una iglesia pentecostal en la que buscó ayuda, Gillant asegura cómo los
espíritus cesaron su influencia y tomó una resolución: "Se
acabó". La experimentada maestra de reiki canceló
todas las citas agendadas con los clientes, tiró cientos de objetos y
libros a la basura y buscó ser recibida en la fe plena con el bautismo,
aunque con reticencias hacia una Iglesia que consideraba "idólatra".
Aquella última barrera
desapareció cuando visitó una capilla católica y, mirando a una monja que
rezaba, pensó en que "iría al infierno". Acto
seguido escuchó una voz: "¿Quién eres
tú para juzgar a mi Iglesia? Estas
mujeres están aquí por su propia voluntad, en alabanza y adoración por
mí. ¡Es una muestra del cielo en la
tierra!".
Cuando miró de nuevo a las
religiosas, su percepción era totalmente distinta. Ahora "cantaban como ángeles",
pensó mientras caía al suelo entre lágrimas. Entonces el sacerdote le
invitó a arrodillarse ante la Eucaristía.
"Lo que sentí
[al verlo] fue una locura. Una dulzura, un amor, una paz…
hasta el punto que me arrodillé", recuerda.
Fue la última etapa de una conversión que culminó en verano de 2020, con la
recepción de la comunión, la confirmación, el matrimonio y el bautismo de su
hija.
"Antes, todo
mi tiempo lo empleaba buscando la iluminación y la familia estaba en segundo
lugar. Hoy, mi primera vocación es mi matrimonio".
Pasados los años, hoy sabe que fue "ingenua" al pensar que podía adentrarse
en la Nueva Era sin consecuencias. "Estaba
hablando con los espíritus, pero como mi objetivo era sanar y hacer el bien,
pensé que Dios estaba de acuerdo con eso", explica.
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