Amado Jesús ante tus pies heridos, traspasados por los clavos, me conmuevo de inmenso dolor, pues fueron aquellos tus santos pies los que recorrieron tantos lugares para anunciar Tu Reino de Amor, los que acudieron con prontitud para asistir a los más pobres, curar a los enfermos y dar consuelo y aliento a los que más necesitaban de tu infinita Misericordia.
Ante tus
santos pies dolorosamente maltratados y ensangrentados, te pido que me perdones
por todos los pecados que he cometido, por los malos pasos que he dado en toda
mi vida, ¡perdón Señor perdón!.
Por la
bendita sangre que derramaste, te imploro que me concedas la gracia de caminar
siempre en santidad, por el camino de tus Mandamientos.
Ayúdame Jesús a que mis pies sean Misericordiosos como los Tuyos, para que yo también vaya a anunciar tu Reino de amor a mi familia y a todas las personas que encuentre en el camino de mi vida.
Amén.
PAPA FRANCISCO
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