DURANTE LA CELEBRACIÓN DE LA SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO EL PAPA BENDIJO LOS PALIOS DE LOS NUEVOS ARZOBISPOS.
En la solemnidad de San
Pedro y San Pablo, que celebró en la basílica de San Pedro, Francisco bendijo los palios de los arzobispos metropolitanos nombrados a lo largo del año, que les serán
impuestos en sus respectivas diócesis por el representante pontificio. Como el
mismo Papa les dijo, se trata de un "signo de
comunión con la Iglesia de Roma", y le pidió ser "discípulos en el seguimiento y apóstoles en el
anuncio".
Seguimiento y anuncio son las dos
formas en las que, en la homilía, concretó la respuesta respectiva de Pedro y
Pablo, "dos columnas de la fe de la Iglesia", a la pregunta de quién es Jesús en su vida. Que
es la "pregunta fundamental" para todos,
"la más importante": "¿Quién es Jesús para mí? ¿Quién
es Jesús en mi vida?".
PEDRO
O EL SEGUIMIENTO
"La respuesta
de Pedro se podría resumir en una palabra: seguimiento. Pedro
vivió en el seguimiento del Señor", explicó
el Papa. Cuando proclamó "Tú eres el Mesías,
el Hijo de Dios vivo" (Mt 16, 16), su definición fue "impecable, precisa, puntual", pero era
una definición "fruto de un camino", la
"fascinante aventura de seguir al Señor,
después de haber caminado con Él y en pos de Él durante tanto tiempo" que
le llevó a la "madurez espiritual" necesaria
para "una profesión de fe tan lúcida".
El Papa y el metropolita Job, en
representación del patriarcado ortodoxo de Constantinopla, rezan ante la imagen
de San Pedro.
Cuando Jesús le hizo pescador de
hombres, "Pedro no le dijo a Jesús que se lo
pensaría, no hizo cálculos para ver si le convenía, no puso excusas
para demorar la decisión, sino que dejó las redes y lo siguió, sin pedir de
antemano ninguna seguridad".
Es lo mismo que nos sigue
pidiendo hoy, y en lo que insistió el Papa: "El
seguimiento de Jesús es inaplazable; ahí no podemos dudar, no podemos poner
excusas. Y cuidado, porque algunas excusas se disfrazan de espiritualidad, como
cuando decimos 'no soy digno', 'no soy capaz', '¿qué puedo hacer yo?'. Esto es un truco del demonio, que nos roba la confianza en la gracia de
Dios, haciéndonos creer que todo depende de nuestras
capacidades".
PABLO
O EL ANUNCIO
El caso del Apóstol de los
Gentiles es distinto: "Si la respuesta de
Pedro consistió en el seguimiento, la de Pablo fue el anuncio, el anuncio del
Evangelio". Tras su conversión camino de Damasco, "Pablo dedica su vida a recorrer tierra y mar,
ciudades y aldeas, sin importarle sufrir penurias y persecuciones con tal de
anunciar a Jesucristo. Viendo su historia, parece que cuanto más anuncia el Evangelio,
más conoce a Jesús. El anuncio de la Palabra a los demás también le
permite penetrar en las profundidades del misterio de Dios", patente
en sus Cartas.
La lección es que "a la pregunta '¿quién es Jesús para mí?' no se
responde con una religiosidad intimista, que nos deja
indiferentes ante la inquietud de llevar el Evangelio a los demás",
ser "sus heraldos y testigos":
"Cuando evangelizamos, permanecemos evangelizados".
Los arzobispos nombrados a lo
largo del año, cuyos palios se bendijeron este 29 de junio, fueron 32, entre ellos cuatro españoles:
Enrique Benavent (Valencia), José María Gil Tamayo (Granada), Francisco José
Prieto (Santiago de Compostela) y José Cobo (Madrid).
"Esto también
es necesario para la Iglesia de hoy: poner el anuncio en el centro",
porque la Iglesia "necesita
el anuncio como el oxígeno para respirar", remató el Papa.
Quien concluyó con una
exhortación: "Hermanos y hermanas, celebremos
a Pedro y a Pablo. Ellos respondieron a la pregunta fundamental de la vida
'¿quién es Jesús para mí?', viviendo el seguimiento y anunciando el Evangelio.
Es hermoso si crecemos como Iglesia del seguimiento, como Iglesia humilde que nunca da por
sentada la búsqueda del Señor. Es hermoso si nos convertimos en una Iglesia
en salida, que no encuentra su alegría en las cosas del mundo, sino
en anunciar el Evangelio al mundo".
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