El título recoge la misma terminología que usa
Jesús y nos transmite el Evangelio: no es cosa mía, por tanto; y
quería dejarlo claro desde esta primera línea para evitar malentendidos, o
malas interpretaciones, o colocarme intenciones personales poco eclesiales que
no tengo.
El tema va, como no puede ser de otra manera, de la visita -“queridamente
discreta pero comprometida”, han declarado públicamente los
protagonistas: ¡viva la discreción!;
publicada, como es lógico, para mayor discreción- que algunos obispos de la Iglesia Católica en Cataluña -no sé si
queda aún alguien más por allí que, a estas alturas de la película, siga siendo
católico, aparte los jerarcas: que de algo han de
comer [lo digo con triste ironía]- han
efectuado a los políticos, presos por sus fechorías: nada políticas, por
cierto, y mucho menos religiosas, sino de código penal, y de prisión preventiva
como es el caso que nos ocupa.
Los jerarcas católicos -o no
tanto, por lo que muestran-, movidos por sus infinitos deseos de paz, justicia
y bien -en especial para con estos especímenes políticos: no consta que hayan hecho y dicho nunca nada parecido respecto
a otro tipo de presos-, y con el corazón henchido de afecto eminentemente
pastoral, se han acercado a la cárcel donde alojan con todo lujo de detallitos
y demás prebendas -¡es que son “políticos catalanes", oigan!-, a
sus hijos queridísimos; qué digo: los más queridos de sus diócesis -sus
predilectos- por el “calvario” personal que
están pasando en prisión; calvario, al que se añade su voluntariosa y heroica
huelga de hambre -con agua y sales minerales: todo
de Vichy de Caldas, lógic; que no es cuestión de dejarse muchos kilitos: solo
hacer hueco para las fiestas de navidad, que ya se sabe que de suyo algo
engordan-, pero nada de batidos, ni pinchos de tortilla, o escalivadas y pa’ am
tumaca am pernil, -de Girona, claro-, etc.
No contentos con esta visita
-para algunos de tan significativos jerarcas no es tampoco la primera vez-, ya
han dicho que para navidad [lo pongo con minúscula a propósito] repetirán: no
van a dejar solos en fechas tan señaladas a tales “ovejas
y carneros", o sea, su rebaño, pues por algo son sus hijos más
hijos, por ser los que más sufren: auténticos “mártires”
-pero solo por lo civil- de la “furia
española", “los de la roja": que son los que han cortado la AP-7
durante 15 horas, y el gobierno central -el español: ¡que no hay derecho,
oigan!- de brazos cruzados, ante la atenta mirada de los mossos, también de
brazos cruzados, que ya es casualidad.
Para que quede bien clara su
postura, tampoco han dudado en proclamar -siempre bajo el paraguas de lo de “discreta y comprometida"- que “les cuesta entender la larga prisión preventiva
impuesta” a estas buenas gentes. Esto sí lo tienen fácil: que me lo
pregunten, que se lo aclaro en dos o tres minutos. En castellá, claro.
Por cierto: ¿lo de “cabecillas” de revuelta, sedición, rebelión,
golpecito o lo que haya sido -que para eso están los tribunales de justicia- se
lo han callado, quizás, como obispos que son -al menos van con cadenita y
crucecita al cuello-, o como particulares, o como personas, o como individuos,
o como católicos…? ¿Nos podrían aclarar el punto? Sánchez, por ejemplo,
a veces es el ciudadano Sánchez y otras el Presi, pero como lo avisa, le vamos
entendiendo todo; o casi.
Alguno de ese gremio de
jerarcas ha “invitado” además a todos sus
feligreses de buena voluntad y mejor corazón a unirse en el ayuno de los
susodichos “mártires” -como mínimo “perseguidos políticos"-, a imitación de él
mismo -el bisbe- y del presi Torra, que lo terminó el pasado domingo en
Montserrat.
¡En Montserrat!,
que se dice
pronto. ¡Si es que más “católicos” no pueden ser
todos estos políticos, por fa! Y, por parte de los jerarcas…, si esto no
es hacer “pastoral de rodillas", que
pregunten en el Vaticano, que se lo aclararán de fijo e inmediatamente. Y,
además, en las “periferias": carcelarias por
más señas y dignidad; qué quieren que les diga.
No cabe mayor desatino con tal
propuesta: además de manifestar a las claras que ya
no saben ni dónde están ni para que, ni qué representan como obispos;
desvarían: mezclan churras con merinas, siguen abusando de su condición de
obispos, y ponen de manifiesto, negro sobre blanco, su pefil más clericaloide.
O sea, su peor perfil: el que nunca debería salir a
relucir.
Cada vez tengo más claro que
estos sujetos -los jerarcas “católicos” catalanes,
y muchos de otras regiones españolas-, como no tienen nada que hacer, porque no
les queda ya casi nadie a quien pastorear, hacen lo que me decía mi madre
siendo yo pequeño: “cuando el diablo no tiene
qué hacer, con el rabo mata moscas”. Y
en eso están. O lo hacen a conciencia, lo que es mucho peor. Y no hay más
posibilidades.
Porque, vamos a ver, almas de
cántaro: ¿no os dais cuenta que lo que estáis
haciendo a cuenta y favor del independentismo, además de dejaros en ridículo
con el plumero que asomáis, y dejaros también las vergüenzas morales oreándose
al frío del final del otoño, esta toma de postura vuestra escandaliza -lo digo
con toda la carga (in)moral que lleva consigo-, y mucho? Y escandaliza
al resto fiel de la Iglesia, en Cataluña y en el resto de España.
Me da que ya ni lo entendéis:
también porque os habéis “fortalecido” detrás
de la comandita de “la tarraconense". Pero
es un escándalo en toda regla, porque
anteponéis una bandería humana -el independentismo excluyente y,
por tanto, injusto e inmoral: nada católico, por
cierto- que hacéis vuestra, pública y descaradamente, sacando a relucir para
eso -escudándoos- vuestra condición de obispos. Este es el escándalo.
Esta es la inmoralidad. Así, con vuestra acepción de personas y particularismos
-algo que descalifica el mismo Jesús-, dejáis de ser pastores y os convertís en
“mercenarios". Como habéis hecho.
¿La “salvación
de las almas", que es vuestra mejor y única misión, pasa en vuestro soñado
imaginario por asumir, fomentar, jalear y acompañar al independentismo catalán?
¿Para esto sois antes sacerdotes y
ahora obispos de la Iglesia Católica? ¿Para asumir el 6%, el saqueo
de Cataluña y de España, el llevárselo crudo en negro, en blanco, en amarillo o
en colorao? Por no
hablar del lavado de cerebro, de la corrupción de las conciencias, de la
ruptura de la unidad social, etc.
Y los compañeros católicos de la misma jerarquía en la Iglesia española,
que ven lo que hacéis y decís, y callan, se hacen cómplices de vuestros
escándalos. Y escandalizan tanto o más que vosotros mismos: porque os dejan hacer, callados como muertos, como viene
siendo su costumbre más significativa, precisamente cuanto más grave es la obligación de hablar.
Para estos
también hay unas palabras muy fuertes de Jesús: perros mudos; que suenan bastante peor que “mercenarios", en mi opinión.
Pero es que vosotros, además,
hace unos poquitos años, firmasteis un documento conjunto de la CEE en el que
declarabais que la unidad de España era un bien moral que había que preservar.
Y unos y otros, los de la visita y los del silencio, que ya no valéis ni lo que
firmáis, ¿cómo esperáis que os hagamos caso cuando
decís que habláis como obispos católicos nuestros? Os podría recordar lo
de la mujer del César, pero ¿para qué?
Esta es la verdadera GANGRENA de la
Iglesia Católica -y no la pederastia, que es un efecto más de la podredumbre
generada en la misma Iglesia- desde hace ya bastantes años: el escándalo provocado en los
fieles a costa de la denigrante actuación, por acción u omisión, de los que
debían ser sus Pastores: hoy reconvertidos en “mercenarios” o “perros
mudos". No cabe mayor
traición. A la Iglesia, a las almas y, en primer lugar, a Cristo.
Si no hay motivos para rezar…
Casi diría que para temblar también.
José Luis
Aberasturi
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