A un mes de que Jamie Schmidt fuera asesinada en
la tienda Catholic Supply del condado de St. Louis, Misuri (Estados
Unidos), religiosos y feligreses de su parroquia no dejan de reconocer su
ejemplar vida de fe y varios ya la consideran nuevo mártir de la Iglesia.
El pasado 19 de noviembre, Thomas Bruce, de 53 años, ingresó a la tienda
católica, sacó un arma, apuntó a las tres mujeres que se encontraban al
interior, y luego les ordenó ingresar a una habitación para agredirlas
sexualmente.
Según los informes, después de ver a las dos primeras mujeres obedecer,
Jamie miró el rostro del hombre que le apuntaba con el arma y gritó: “En el nombre de Dios, no me desnudaré”. Ante la
negativa el asesino le disparó en la cabeza y más tarde murió en un hospital.
Jamie había ingresado al local para comprar algunos materiales para
terminar de confeccionar rosarios que serían entregados en un retiro espiritual
de su parroquia.
Bruce está detenido en la cárcel del condado y enfrenta 17 delitos
graves, incluido asesinato, secuestro y sodomía.
Jamie nació el 10 de marzo de 1965 en Chicago, tenía 53 años. Estaba
casada con Gregg Schmidt, con quien tuvo tres hijos: Stephanie,
Atlas y Jennifer.
En el día a día se dedicaba a criar a sus hijos en casa y participaba
activamente en la parroquia San Antonio de Padua en High Ridge, formando parte
del coro. Además, como miembro del Coro Arquidiocesano de St. Louis, cantó para
el Papa San Juan Pablo II en 1998, en su ciudad, y unos años más tarde en Roma.
Recientemente había comenzado como asistente de secretaría en el St.
Louis Community College.
El día de su funeral, el 27 de noviembre, el diácono Jim G'Sell, amigo
suyo desde hacía siete años en la parroquia San Antonio de Padua, dijo que a
pesar de estar seguro de que Jamie estaba “absolutamente
aterrorizada” en aquel trágico momento, “no
se rindió ante el mal”.
“No se echó atrás. Rechazó valientemente al
maligno, denunciando firmemente en nombre de Dios. Al hacerlo Jamie salvó a
otra mujer de más daños y lesiones, y finalmente dio su propia vida, como
nuestro Salvador, Jesucristo”.
“Como mártir de la fe, Jamie se lanzó al abrazo de
la espera de nuestro Señor. Ya no está al pie de la cruz o clavada en ella.
Jamie está con Jesús ahora”, expresó.
En entrevista con ACI Prensa, el diácono Jim describió a Jamie como una “mujer sencilla, modesta, reservada, tranquila y buena,
con hermosos talentos en el canto y la pintura”.
Asimismo, considera que fue “profundamente
amada por muchos en la parroquia”.
Jamie “compartió amablemente su talento con
nuestra parroquia durante muchos años, sirvió como solista en el coro y pintó
los murales sobre el Evangelio en la parte de atrás de la iglesia. También
participó activamente en nuestros retiros, sirviendo en equipos y apoyando el
ministerio de música para retiros de mujeres”, contó el diácono.
El P. John Reiker, párroco de San Antonio de Padua, corroboró las
palabras del diácono y describió a Jamie como una mujer “encantadora, alegre y con mucha fe”.
El lunes 19 de noviembre su familia publicó una semblanza que fue
difundida por los medios de comunicación locales. En esta resaltan que Jamie “compartió sus dones libremente para mejorar la vida de
los demás”, trayendo “alegría y esperanza a
la familia y a la iglesia”.
“Jamie vivió su fe y se mantuvo firme en sus
convicciones, incluso cuando se enfrentaba a un cañón de pistola en manos de un
alma equivocada. Al final la familia debe, cada uno a su manera, buscar
perdonar, no sea que nuestras vidas y nuestras familias se consuman en el odio,
la ira y la desesperación. Estamos privados de compartir su viaje terrenal,
pero nos consuela saber que su vida tiene un propósito más elevado”, dice el texto.
El diácono Jim G'Sell, al finalizar la homilía del día del funeral, dijo
que “Jamie está en el Paraíso”.
“Aférrense a esta verdad. Jamie está con Jesús
ahora (…). Y Jamie, santa mártir de nuestra fe, ruega por nosotros”, concluyó.
Asimismo, en un correo electrónico enviado al P. Reiker, el diácono
explicó que si bien personalmente cree que Jamie Schmidt es una mártir por la
fe, sostiene “firmemente” que no deberían
buscar esa designación “oficial” por
distintas razones.
En primer lugar por “posibles implicaciones
negativas en las mujeres sobrevivientes” y también por la posible
objeción de “al menos un miembro de la familia (no
vale la pena lastimar a un ser querido más de lo que ya está sufriendo)”, indicó
Jim G’Shell
“Independientemente de cualquier formalidad, Jamie
Schmidt, creo que está en el Cielo con Jesús. Si la Iglesia, en su sabiduría,
decide investigar en unos años, décadas o incluso siglos a partir de ahora,
puede hacerlo. Dios sabe lo que hizo Jamie”, concluyó.
POR DIEGO LÓPEZ
MARINA | ACI Prensa
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