Duro discurso del Papa Francisco ante la
Curia con los casos de abusos como gran preocupación.
El Papa saluda al cardenal decano antes de
pronunciar su discurso a la Curia en el marco de las felicitaciones navideñas /
Vatican Media
Como cada
año el Papa Francisco reunió a
sus colaboradores de la Curia Romana para felicitarles la Navidad y hacer un balance del año que termina.
Tal y como se preveía, en sus palabras estuvieron muy presentes los graves
escándalos de abusos que han saltado durante este 2018 en distintas partes del
mundo cometidos por algunos miembros de la Iglesia y que tanto daño han
provocado.
“En este mundo turbulento, este
año el barco de la Iglesia ha vivido y vive tiempos difíciles, y ha sido
golpeado por tormentas y huracanes”, aseguró
el Papa al inicio de su discurso a la Curia. Y aunque el tema de la inmigración
y la persecución a los cristianos fueron tratados por el Pontífice fue el de
los abusos el que más centró su atención.
"NO
TEMEN A DIOS NI A SU JUICIO"
El Papa
Francisco denunció que “hoy hay ‘ungidos del
Señor’, hombres consagrados, que abusan de los débiles, valiéndose de su poder
moral y de la persuasión. Cometen
abominaciones y siguen ejerciendo su ministerio como si nada hubiera sucedido;
no temen a Dios ni a su juicio, solo temen ser descubiertos y desenmascarados.
Ministros que desgarran el cuerpo de la Iglesia, causando escándalo y
desacreditando la misión salvífica de la Iglesia y los sacrificios de muchos de
sus hermanos”.
Resaltó
además que los crímenes cometidos por
las personas consagradas tienen aún un tinte más oscuro de “infidelidad y vergüenza” porque además “deforman
el rostro de la Iglesia socavando su credibilidad”.
LLEVAR
A LOS ABUSADORES A LA JUSTICIA
"Está claro que, ante estas abominaciones, la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la
justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes", dijo el Papa. Además, insistió en que la Iglesia no
intentará nunca encubrir o subestimar ningún caso.
Francisco
recordó que en el pasado es “innegable” que
algunos responsables ya fuera por incredulidad, falta de preparación o
inexperiencia, “debemos juzgar el pasado con la
hermenéutica del pasado”, trataron muchos casos sin la debida seriedad o
preparación. “Esto
nunca debe volver a suceder. Esta es
la elección y decisión de toda la Iglesia”, sentenció.
También
se dirigió a los autores de estos crímenes. “A los que abusan de los menores, me gustaría
decirles: convertíos y entregaos a la justicia humana, y preparaos para la
justicia divina, recordando las palabras de
Cristo: ‘Al que escandalice a uno de estos mis pequeños que creen en mí, más le
valdría que le colgasen una piedra de molino al cuello y lo arrojasen al fondo
del mar’. ¡Ay del mundo por los escándalos! Es inevitable que sucedan
escándalos, pero ¡ay del hombre por el que viene el escándalo!”.
LA
IMPORTANCIA DEL ENCUENTRO DE FEBRERO
El Papa
recordó el encuentro que tendrá con todos los presidentes de las conferencias
episcopales del mundo en febrero para abordar esta crisis de los abusos. “La Iglesia reiterará su firme voluntad de continuar, con
toda su fuerza, en el camino de la purificación. La Iglesia se cuestionará a sí misma, también utilizando expertos, sobre
cómo proteger a los niños; como evitar estos casos, cómo tratar y reintegrar a
las víctimas, cómo fortalecer la formación en los seminarios.
Intentaremos convertir los errores cometidos en oportunidades para erradicar
ese flagelo no sólo del cuerpo de la Iglesia sino también del de la sociedad”.
“De hecho, si esta grave calamidad ha golpeado a algunos ministros
consagrados, uno se pregunta: ¿cómo
podría ser de profundo en nuestras sociedades y en nuestras familias? Por
lo tanto, la Iglesia no se limitará a cuidarse a sí misma, sino que intentará
enfrentar este mal que causa la muerte lenta de tantas personas, en el nivel
moral, psicológico y humano”, añadió el
Papa.
El
Pontífice también quiso hablar de otra “aflicción”,
la “infidelidad” de que aquellos que “traicionan su vocación, su juramento, su misión, su
consagración a Dios y a la Iglesia; aquellos que se esconden detrás de buenas intenciones para apuñalar a sus hermanos y
sembrar discordia, división y el desconcierto; personas que siempre encuentran
justificaciones, incluso lógicas, incluso espirituales, para continuar
caminando sin problemas el camino de la perdición”.
EL
DRAMA DE LA INMIGRACIÓN Y LA PERSECUCIÓN
Otras
aflicciones que citó el Papa fueron el drama de los inmigrantes y la nueva era
de mártires. Sobre el primero de los asuntos clamó: “¡Cuántos
inmigrantes, obligados a abandonar su tierra natal y arriesgar sus vidas se
encuentran con la muerte, o los que sobreviven, encuentran las puertas cerradas
y a sus hermanos en la humanidad comprometidos con las conquistas políticas y
el poder! ¡Cuánto miedo y prejuicio!”.
También
habló de la “nueva era de mártires”. “Parece que la
persecución cruel y atroz del imperio romano no tiene fin. Los nuevos
Nerones nacen continuamente para oprimir a los creyentes, solo por su fe en
Cristo. Los nuevos grupos extremistas se están multiplicando, apuntando a
iglesias, lugares de culto, ministros y simples. ¡Cuántos cristianos todavía
viven hoy bajo el peso de la persecución, la marginación, la discriminación y
la injusticia en muchas partes del mundo! Sin embargo, continúan
valientemente abrazando la muerte para no negar a Cristo. ¡Qué difícil es hoy vivir la fe libremente en
muchas partes del mundo donde faltan la libertad religiosa y la libertad
de conciencia!”, afirmó.
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