«Insaciables», «antipáticos»,
«inmaduros»... así se pueden volver nuestros hijos.
En estas fechas los niños reciben múltiples regalos
en sus casas y también en otras de sus familiares.
La
Navidad ya está llamando a las puertas, y el Papa lleva todo el Adviento
pidiendo en sus catequesis y homilías “no mundanizar” estas fiestas del nacimiento de Cristo. Hay que centrarse en lo
esencial.
Sin
embargo, las comidas familiares, fiestas, villancicos y regalos van unidos a la
Navidad. Y precisamente es la enorme
cantidad de regalos que se dan a los niños, aunque no sólo a ellos, lo que para
muchos centra estas fechas.
Son
numerosos los expertos que están alertando para que los Reyes Magos no se excedan en la cantidad de regalos para los niños.
Cuatro y a lo sumo cinco es la cifra máxima que cualquier niño debería abrir
estas fechas. Más de eso sería perjudicial para los propios pequeños. La media
en España está ahora en más de ocho por niño.
EL
SÍNDROME DE "ME LO MEREZCO TODO"
En una
entrevista con Religión en Libertad, el neuropsicólogo infantil Nacho Calderón aseguraba que “llevo años con una campaña intentando convencer a los
Reyes Magos de que el número máximo de
regalos que puede soportar un niño de una manera sana son cinco en total en
todas las navidades. Si se supera el máximo de cinco regalos en total,
incluyendo los regalos que dejan en casa de los abuelos, en casa de los
padrinos, que dejan en nuestra casa, el niño va a desarrollar un síndrome que
es el síndrome de lo 'merezco todo'. Este síndrome genera niños que son
bastante difíciles de soportar. Es muy grave porque los niños en general son
deliciosos, muy agradables y divertidos pero cuando generan el síndrome de ‘me
lo merezco todo’ porque los Reyes les han traído más de cinco regalos ya no son
tan divertidos, ya no son tan simpáticos, ya no son tan agradables. Es una
lástima”.
En esta
línea va también la coach de familia Samantha Biosca, colaboradora de la
plataforma educativa Aula Planeta. En declaraciones a EFE no recomienda que los
niños reciban más de cuatro regalos. “Los pequeños piden absolutamente todo lo que ven en los anuncios”, explica, y en muchas ocasiones los mayores hacen
“locuras” regalándoles mucho más de lo
conveniente. “Los pequeños deben recibir un máximo
de cuatro regalos”, recalca, por lo que recomienda apostar más por “la calidad que
por la cantidad”.
SE
CREAN NIÑOS "INMADUROS E INSACIABLES"
En la
revista Hacer Familia también alertan estos días sobre los “efectos del exceso de regalos en los niños”. En
un reportaje centrado exclusivamente en este tema explican que “la abundancia de
regalos no es algo favorable para los menores pues perjudica a su maduración
personal. Al darles a los niños todo lo que piden se vuelven inmaduros e
insaciables y a la larga se convierten en adultos insatisfechos. Los regalos
pasan a ser en una competición en la que van a ir valorando el número de
regalos que se les da cada año, sin tener en cuenta las propiedades o
cualidades de cada uno de ellos”.
En el
reportaje insisten en que “es responsabilidad de los padres enseñar a los niños a aceptar y a
valorar lo que tienen. No es del todo aconsejable premiar el buen
comportamiento de los niños con regalos de Navidad, pues unos juguetes básicos
no dependen de nada y el concepto de Navidad lleva intrínseco el de regalo”.
EL
RIESGO DE PERDER EL CONTROL Y LA AUTORIDAD
Por su
parte, María Campo, asesora
pedagógica de Eduka&Nature, incide también en Hacer Familia que “si caemos en el
error de ceder constantemente a lo que nos piden perdemos el control y
reducimos la autoridad”.
Al igual
que Nacho Calderón hablaba del síndrome de “me lo
merezco todo”, María Campo lo hace del “me
lo pido todo”. ¿Cómo responder y
actuar ante esta situación de cara a estas fechas?
CONSEJOS
QUE LOS PADRES DEBEN TENER EN CUENTA
Esta
asesora pedagógica ofrece varias recomendaciones a los padres ante los niños
pidan de todo:
-Si lo que están pidiendo es
conveniente para ellos desde un punto de vista educativo. No siempre es
bueno para su desarrollo personal o es justo lo contrario a lo que estamos
persiguiendo o trabajando”.
- Si corresponde a su edad,
intereses y gustos: a veces piden cosas que no son acordes a su edad.
Generalmente, tienden a querer cosas de edades superiores. Otras, solicitan
algo que le han escuchado a otro amigo pero que ni siquiera les gusta.
-Si lo necesitan o pueden prescindir de ello: no siempre lo que piden lo
necesitan. Habitualmente, más bien lo contrario. Es bueno hacerles reflexionar
sobre este aspecto. Que valoren sin necesitan o no algo y si pueden pasar sin
ello. Con esto evitamos que se acostumbren a tener tantas cosas y a acumular.
No es fácil trabajar este punto en la sociedad en la que nos encontramos, pero
es muy aconsejable potenciar la reflexión y generar cierto hábito”.
-Si podemos asumir la petición económicamente: muchos padres por complacer a los
hijos asumen gastos que no pueden realmente soportar y esto les genera complicaciones
familiares de calado. Hay que saber dónde nos encontramos, cuáles son nuestras
posibilidades y lo que podemos realmente hacer.
-Si pueden razonar por qué nos lo están pidiendo: si realmente lo quieren con
convicción o es porque todos los amigos lo piden. Con esto trabajaremos también
sus gustos e intereses y potenciaremos su personalidad.
-Si debemos dárselo: una vez que se ha hecho la reflexión anterior, podremos decidir si se
les concede lo que está pidiendo. Esto acarrea unas consecuencias. Puede que
acepte la decisión o puede que, por el contrario, le suponga un gran enfado. No
debemos modificar nuestra decisión por la respuesta que obtengamos. Si lo
hacemos será como no haber realizado los pasos anteriores. Supondrá un gran
debilitamiento por nuestra parte.
-Si se lo damos, valorar si les concedemos exactamente lo que piden o similar o solo una parte de lo que
nos piden. Puede que consideremos importante modificar la petición.
-Si podemos sustituir su
petición por otra que le pueda gustar sin necesidad de cumplir siempre
lo que ellos quieren.
- Si tenemos claro qué les vamos a conceder para no caer en el chantaje
de que nos pidan más y más. Otorgarles aquello que realmente queremos nosotros. Debemos ser quienes
marquemos el límite y no ellos. En esto hay que tratar de ser muy poco
flexibles.
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