“Todavía no hablan, y ya confiesan a Cristo.
Todavía no pueden entablar batalla valiéndose de sus propios miembros, y ya
consiguen la palma de la victoria”, dijo una
vez San Quodvultdeus al exhortar a los fieles sobre los Santos Inocentes, los
niños que murieron por Cristo y cuya fiesta se celebra el 28 de diciembre.
De acuerdo al relato de San Mateo, el rey Herodes mandó a matar en Belén
y sus alrededores a los niños menores de dos años, al verse burlado por los
Reyes Magos, quienes regresaron a sus países por otra ruta para no revelarle
dónde estaba el Mesías.
En el siglo IV se instituyó esta fiesta para venerar a estos niños que
murieron como mártires. La tradición oriental los recuerda el 29 de diciembre,
mientras que la latina, el 28.
Posteriormente, San Quodvultdeus, Padre de la Iglesia del Siglo V y
Obispo de Cartago (norte de África), dio un sermón sobre este lamentable hecho.
“¿Qué temes, Herodes, al oír que ha nacido un Rey?
Él no ha venido para expulsarte a ti, sino para vencer al Maligno. Pero tú no
entiendes estas cosas, y por ello te turbas y te ensañas, y, para que no escape
el que buscas, te muestras cruel, dando muerte a tantos niños”, expresó.
Más adelante el Santo le señala al rey asesino: “Matas
el cuerpo de los niños, porque el temor te ha matado a ti el corazón. Crees
que, si consigues tu propósito, podrás vivir mucho tiempo, cuando precisamente
quieres matar a la misma Vida”.
“Los niños, sin saberlo, mueren por Cristo; los
padres hacen duelo por los mártires que mueren. Cristo ha hecho dignos testigos
suyos a los que todavía no podían hablar”, enfatizó
San Quodvultdeus.
Redacción ACI
Prensa
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