Soy pediatra. Esto
es lo que hice cuando uno de mis pacientes, un niño, me dijo que era una niña.
Por: Dra. Michelle Cretella | Fuente: The Dayly Signal
Por: Dra. Michelle Cretella | Fuente: The Dayly Signal
“¡Felicidades, es un niño” o “¡Felicidades, es una niña!”.
Como pediatra desde hace casi veinte años, así
es como empiezan muchas de mis relaciones con mis pacientes. Nuestros cuerpos
declaran nuestro sexo.
El sexo biológico no se asigna. El sexo está
determinado en la concepción a través de nuestro ADN y está grabado en cada
célula de nuestro cuerpo. La sexualidad humana es binaria. O tienes un
cromosoma Y, por lo que entonces serás un varón, o no lo tienes, y serás una
mujer. Hay por lo menos 6.500 diferencias genéticas entre el hombre y la mujer,
y esto es algo que las hormonas y la cirugía no pueden cambiar.
Una identidad no es biológica, es psicológica.
Tiene que ver con los pensamientos y los sentimientos, que no son
biológicamente innatos, puesto que pueden ser objetivamente justos, u
objetivamente equivocados.
La información sesgada en los medios de
comunicación dominantes sigue aumentando. Antes de que acabe 2017, hay algo que
puedes hacer para combatir esta situación.
Si hoy entro en el despacho de mi médico y digo:
“Hola, soy Margaret Thatcher”, mi médico me
dirá que estoy delirando y me dará un anti-psicótico. Si en cambio entro y
digo: “Soy un hombre”, me dirá: “Felicidades, eres un transgénero”.
Si yo dijera: “Estoy
al borde del suicidio porque soy un amputado atrapado en un cuerpo normal, por
favor, córteme la pierna”, me diagnosticaría un trastorno de la
integridad de la identidad corporal. Pero si entrara diciéndole: “Soy hombre, quiero una doble mastectomía”, mi
médico me la haría. En resumen: si quieres que te amputen una pierna o un brazo
eres un enfermo mental; pero si quieres amputarte los pechos o el pene, eres un
transgénero.
Nadie nace transgénero. Si la identidad de
género estuviera de manera innata en el cerebro antes del nacimiento, los
gemelos idénticos tendrían la misma identidad de género al 100%. Pero no es
así.
Tenía un paciente llamado Andy. Entre los 3 y
los 5 años jugaba cada vez más con niñas y con “juguetes
de niñas”. Decía que era una niña. Remití a los padres y a Andy a un terapeuta.
A veces el trastorno mental de un progenitor o el abuso son factores
desencadenantes, pero la mayoría de las veces el niño percibe de manera errónea
la dinámica familiar e interioriza una falsa creencia.
En medio de una sesión, Andy dejó el camión de
juguete, agarró una Barbie y dijo: “Mamá y papá,
cuando soy niño no me queréis”. Cuando Andy tenía tres años, nació su
hermana, que necesitó cuidados especiales y requirió, por consiguiente, mayor
atención por parte de sus padres. Andy interpretó esto como: “A mamá y papá les gustan las niñas. Si quiero que me
amen, tengo que ser una niña”. Con la terapia familiar, Andy mejoró.
Hoy, a los padres de Andy se les diría: “Esto es lo que Andy realmente es. Debéis aseguraros que
todos lo tratan como una niña, porque si no podría suicidarse”.
Y a medida que Andy se acercara a la pubertad,
los especialistas le harían tomar bloqueadores hormonales para que pudiera
seguir siendo niña.
No importa si no hemos hecho pruebas con los
bloqueadores hormonales de la pubertad en niños biológicamente normales. No
importa si dichos bloqueadores, cuando son utilizados en hombres para tratar el
cáncer de próstata, o en mujeres con problemas ginecológicos, causan trastornos
de la memoria. No necesitamos hacer pruebas con ellos. Tenemos sólo que detener
el desarrollo físico del niño ahora, o se suicidará.
Pero esto no es verdad. Cuando a estos niños con
confusión de género se les apoya en su sexo biológico a través de una pubertad
natural, la gran mayoría mejora. Sin embargo, castramos químicamente a niños
con confusión de género utilizando bloqueadores hormonales de la pubertad.
Luego, los esterilizamos permanentemente añadiendo terapias de sustitución
hormonal, que también los ponen en riesgo de sufrir infartos, ictus, diabetes,
cáncer e incluso los problemas emocionales reales que los expertos en género
dicen que están tratando.
P.S. Si una niña que insiste en decir que es
niño ha recibido testosterona diaria durante un año, podrá ser sometida a una
mastectomía bilateral a los 16 años. Eso sí, la Academia Americana de Pediatría
publicó recientemente un informe en el que urgía a los pediatras a prevenir a
los adolescentes sobre los tatuajes aduciendo que, fundamentalmente, son
permanentes y pueden dejar cicatriz. Pero esta misma Academia está 110 por
ciento a favor de que adolescentes de 16 años que quieren una doble mastectomía
se la hagan, incluso sin el permiso parental, siempre que la adolescente
insista en que es un chico y que haya tomado testosterona diariamente durante
un año.
Adoctrinar a todos los niños desde el jardín de
infancia con la mentira que pueden estar atrapados en el cuerpo equivocado
altera el verdadero fundamento de la experiencia que el niño tiene de la
realidad. Si no pueden confiar en la realidad de sus cuerpos físicos, ¿en quién
o en qué pueden confiar? La ideología transgénero en los colegios es un abuso
psicológico que a menudo lleva a la castración química, la esterilización y la
mutilación quirúrgica.
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