jueves, 25 de enero de 2018

LOS PELIGROS DE UNA IDEOLOGÍA DE GÉNERO


Soy pediatra. Esto es lo que hice cuando uno de mis pacientes, un niño, me dijo que era una niña.

Por: Dra. Michelle Cretella | Fuente: The Dayly Signal
“¡Felicidades, es un niño” o “¡Felicidades, es una niña!”.

Como pediatra desde hace casi veinte años, así es como empiezan muchas de mis relaciones con mis pacientes. Nuestros cuerpos declaran nuestro sexo.

El sexo biológico no se asigna. El sexo está determinado en la concepción a través de nuestro ADN y está grabado en cada célula de nuestro cuerpo. La sexualidad humana es binaria. O tienes un cromosoma Y, por lo que entonces serás un varón, o no lo tienes, y serás una mujer. Hay por lo menos 6.500 diferencias genéticas entre el hombre y la mujer, y esto es algo que las hormonas y la cirugía no pueden cambiar.

Una identidad no es biológica, es psicológica. Tiene que ver con los pensamientos y los sentimientos, que no son biológicamente innatos, puesto que pueden ser objetivamente justos, u objetivamente equivocados.

La información sesgada en los medios de comunicación dominantes sigue aumentando. Antes de que acabe 2017, hay algo que puedes hacer para combatir esta situación.

Si hoy entro en el despacho de mi médico y digo: “Hola, soy Margaret Thatcher”, mi médico me dirá que estoy delirando y me dará un anti-psicótico. Si en cambio entro y digo: “Soy un hombre”, me dirá: “Felicidades, eres un transgénero”.

Si yo dijera: “Estoy al borde del suicidio porque soy un amputado atrapado en un cuerpo normal, por favor, córteme la pierna”, me diagnosticaría un trastorno de la integridad de la identidad corporal. Pero si entrara diciéndole: “Soy hombre, quiero una doble mastectomía”, mi médico me la haría. En resumen: si quieres que te amputen una pierna o un brazo eres un enfermo mental; pero si quieres amputarte los pechos o el pene, eres un transgénero.

Nadie nace transgénero. Si la identidad de género estuviera de manera innata en el cerebro antes del nacimiento, los gemelos idénticos tendrían la misma identidad de género al 100%. Pero no es así.

Tenía un paciente llamado Andy. Entre los 3 y los 5 años jugaba cada vez más con niñas y con “juguetes de niñas”. Decía que era una niña. Remití a los padres y a Andy a un terapeuta. A veces el trastorno mental de un progenitor o el abuso son factores desencadenantes, pero la mayoría de las veces el niño percibe de manera errónea la dinámica familiar e interioriza una falsa creencia.

En medio de una sesión, Andy dejó el camión de juguete, agarró una Barbie y dijo: “Mamá y papá, cuando soy niño no me queréis”. Cuando Andy tenía tres años, nació su hermana, que necesitó cuidados especiales y requirió, por consiguiente, mayor atención por parte de sus padres.  Andy interpretó esto como: “A mamá y papá les gustan las niñas. Si quiero que me amen, tengo que ser una niña”. Con la terapia familiar, Andy mejoró.

Hoy, a los padres de Andy se les diría: “Esto es lo que Andy realmente es. Debéis aseguraros que todos lo tratan como una niña, porque si no podría suicidarse”.

Y a medida que Andy se acercara a la pubertad, los especialistas le harían tomar bloqueadores hormonales para que pudiera seguir siendo niña.

No importa si no hemos hecho pruebas con los bloqueadores hormonales de la pubertad en niños biológicamente normales. No importa si dichos bloqueadores, cuando son utilizados en hombres para tratar el cáncer de próstata, o en mujeres con problemas ginecológicos, causan trastornos de la memoria. No necesitamos hacer pruebas con ellos. Tenemos sólo que detener el desarrollo físico del niño ahora, o se suicidará.

Pero esto no es verdad. Cuando a estos niños con confusión de género se les apoya en su sexo biológico a través de una pubertad natural, la gran mayoría mejora. Sin embargo, castramos químicamente a niños con confusión de género utilizando bloqueadores hormonales de la pubertad. Luego, los esterilizamos permanentemente añadiendo terapias de sustitución hormonal, que también los ponen en riesgo de sufrir infartos, ictus, diabetes, cáncer e incluso los problemas emocionales reales que los expertos en género dicen que están tratando.

P.S. Si una niña que insiste en decir que es niño ha recibido testosterona diaria durante un año, podrá ser sometida a una mastectomía bilateral a los 16 años. Eso sí, la Academia Americana de Pediatría publicó recientemente un informe en el que urgía a los pediatras a prevenir a los adolescentes sobre los tatuajes aduciendo que, fundamentalmente, son permanentes y pueden dejar cicatriz. Pero esta misma Academia está 110 por ciento a favor de que adolescentes de 16 años que quieren una doble mastectomía se la hagan, incluso sin el permiso parental, siempre que la adolescente insista en que es un chico y que haya tomado testosterona diariamente durante un año.


Adoctrinar a todos los niños desde el jardín de infancia con la mentira que pueden estar atrapados en el cuerpo equivocado altera el verdadero fundamento de la experiencia que el niño tiene de la realidad. Si no pueden confiar en la realidad de sus cuerpos físicos, ¿en quién o en qué pueden confiar? La ideología transgénero en los colegios es un abuso psicológico que a menudo lleva a la castración química, la esterilización y la mutilación quirúrgica.

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