En la rueda de
prensa no podía faltar la pregunta sobre el matrimonio que ha dado la vuelta al
mundo.
En el viaje de vuelta del Papa
Francisco de Chile y Perú no podía faltar una pregunta de los periodistas. Ha
sido la gran anécdota del viaje, el momento en el que Papa Francisco casaba a
dos tripulantes en su vuelo hacia Iquiqué.
La
pregunta era casi obligatoria: De ahora en adelante, ¿qué le diría a los
párrocos, obispos, cuando los novios piden casarse en la playa, en los parques,
en los barcos…?
Ésta fue la respuesta de Papa Francisco: Se imagina cruceros con matrimonios, esto sería… Uno de ustedes me
dijo que yo estoy loco por hacer estas cosas. Pero fue sencillo. El señor, el
hombre, estaba en el primer vuelo. Ella no estaba. Hablamos… luego me di cuenta
que me había sondeado.
Hablamos de la vida, de qué
pensaba yo la vida de la familia. En verdad, una hermosa conversación. El día
después estaban ambos. Cuando nos hicimos las fotos me dijeron que estaban por
casarse por la Iglesia, se casaron por civil, porque el día anterior (se ve que
eran de una ciudad pequeña) la iglesia se destruyó en el terremoto. No hubo
boda. De esto hace 8 o 10 años.
“Que sí, que
mañana lo hacemos, después la vida, llega una hija, después la otra hija… pero
nosotros siempre hemos tenido esto en el corazón, pero no nos hemos casado”. Los interrogué un poco, y las
respuestas eran claras: para toda la vida. ‘¿Y cómo sabéis estas cosas? ¿Tenéis
buena memoria del catecismo?’. ‘No, no, no.
Nosotros hemos hechos los cursos prematrimoniales’. Estaban preparados.
A los párrocos les digo que estaban preparados y yo he juzgado que estaban
preparados.
Me lo pidieron. Los
sacramentos son para las personas, y vi que las condiciones eran claras y por
qué no hacer hoy lo que se puede hacer hoy, no; para qué mandarlo a mañana,
porque mañana quizás hubiesen sido 8 años más. Esta es la respuesta. Porque yo
he juzgado que estaban preparados y que sabían lo que hacían. También uno de
ellos se ha preparado delante del Señor con el sacramento de la penitencia, y
los casé. Y cuando llegaron aquí todo estaba acabado y se han casado.
Me dijeron que les había dicho
a alguno: ‘vamos al Papa que nos case’. No sé
si era verdad o no esa intención. Así ha sido la cosa. Pero decidle a los
párrocos que el Papa los interrogó bien, y después cuando me dijeron que habían
hecho el curso… Pero eran conscientes de que estaban en una situación
irregular.
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