(ACI).- En la homilía de la Misa que presidió este sábado 20 de
enero en la playa de Huanchaco en Trujillo, el Papa Francisco exhortó a hacer
frente al dolor y a la oscuridad con el “aceite” que
da luz y es Jesucristo.
El Santo Padre llegó a la ciudad norteña a las 8:47 a.m., y luego se
dirigió hasta la playa donde lo esperaba una multitud de cientos de miles de
fieles.
Antes de iniciar la Eucaristía, el Papa hizo un extenso recorrido, en
medio de un gran ambiente de fiesta, para saludar a todos los fieles que
llegaron hasta el lugar desde distintos lugares del país. Muchos de ellos
acamparon en la playa para poder estar cerca al Pontífice a quien recibieron
bajo el lama de “¡Francisco amigo, el pueblo está
contigo!”
En su reflexión, el Papa recordó los embates de la naturaleza en el
verano de 2017 cuando miles de personas fueron afectadas por las inundaciones
del llamado “Niño Costero”, cuyas “consecuencias dolorosas todavía están presentes en
tantas familias, especialmente aquellas que todavía no pudieron reconstruir sus
hogares”.
“También por esto quise estar y rezar aquí con
ustedes. A esta eucaristía traemos también ese momento tan difícil que
cuestiona y pone muchas veces en duda nuestra fe”, dijo Francisco.
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Ustedes, al igual que los apóstoles, conocen la bravura de la naturaleza y han
experimentado sus golpes. #UnidoPorLaEsperanza
#ModoPapa
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(@aciprensa) 20 de enero de 2018
El Pontífice recordó que “Jesús en la cruz
quiere estar cerca de cada situación dolorosa para darnos su mano y ayudar a
levantarnos. Porque Él entró en nuestra historia, quiso compartir nuestro
camino y tocar nuestras heridas. No tenemos un Dios ajeno a lo que sentimos y
sufrimos, al contrario, en medio del dolor nos entrega su mano”.
Como las muchachas del Evangelio que tenían aceite para encender sus
lámparas, así es necesario recordar que hace falta “llenar
nuestras vidas con ese aceite que permite encender nuestras lámparas en las
múltiples situaciones de oscuridad y encontrar los caminos para salir
adelante”.
El Papa Francisco también se refirió a algunas problemáticas de la
región como el “sicariato y la inseguridad que esto
genera; la falta de oportunidades educativas y laborales, especialmente en los
más jóvenes”, entre otras.
Ante estos desafíos, continuó, “no hay otra
salida mejor que la del Evangelio: se llama Jesucristo. Llenen siempre sus
vidas de Evangelio. Quiero estimularlos a que sean una comunidad que se deje
ungir por su Señor con el aceite del Espíritu”.
“Él lo transforma todo, lo renueva todo, lo
conforta todo. En Jesús, tenemos la fuerza del Espíritu para no naturalizar lo
que nos hace daño, lo que nos seca el espíritu y lo que es peor, nos roba la
esperanza”, subrayó.
El Santo Padre resaltó que “con Jesús, el
alma de este pueblo de Trujillo podrá seguir llamándose ‘la ciudad de la eterna
primavera’, porque con Él todo es una oportunidad para la esperanza. Sé del
amor que esta tierra tiene a la Virgen, y sé cómo la devoción a María los
sostiene siempre llevándolos a Jesús”.
“Pidámosle a ella que nos ponga bajo su manto y que
nos lleve siempre a su Hijo; pero digámoselo cantando con esa hermosa marinera:
‘Virgencita de la puerta, échame tu bendición. Virgencita de la puerta, danos
paz y mucho amor’”, concluyó.
"Virgencita de la Puerta échame tu bendición,
Virgencita de la Puerta danos paz y mucho amor". #FranciscoEnPeru
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(@aciprensa) 20 de enero de 2018
Al concluir la Eucaristía, el Papa recibió el saludo de
Mons. Miguel Cabrejos, Arzobispo de Trujillo, quien agradeció a Dios
por “su presencia de Padre y Pastor, que nos
confirma en la fe, renueva nuestro gozo de ser discípulos de Cristo y nos
impulsa a vivir con mayor empeño nuestra responsabilidad misionera”.
“Le ruego que grabe en su corazón el vivo
agradecimiento de todos los que hoy estamos aquí, reunidos de los distintos
pueblos y jurisdicciones eclesiásticas del norte y de muchos otros lugares de
nuestro amado Perú”, pidió el Prelado.
Como suele hacer en cada ciudad que visita, el Santo Padre obsequió un
cáliz al Arzobispo en recuerdo de su visita.
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