Explica Philip Egan, obispo de
Portsmouth, Inglaterra
Una iglesia
cerrada le quita a la gente la oportunidad de visitar al Señor
(Catholic Herald/InfoCatólica) Cuando
era niño, mi padre solía llevarnos a mí y a mis hermanos a dar un paseo en el
auto cuando él llegaba del trabajo y antes de que nos sentáramos a cenar. A
menudo íbamos a nuestra iglesia parroquial de camino a casa para hacer una
oración. ¡Gracias a Dios que la iglesia siempre estuvo abierta! Porque de esta
manera, mi padre me enseñó un hábito que más tarde me sería de gran ayuda
cuando era un adolescente: visitar a Jesús en el Santísimo Sacramento,
especialmente cuando lo necesitaba o en la tristeza o cuando algo bueno había
sucedido.
Estaba allí en la penumbra,
con la lámpara roja del santuario parpadeando en la distancia, tuve mis
primeras experiencias religiosas, experiencias que me llevaron a una amistad
más profunda con el Señor en oración y un día a la comprensión de que me estaba
llamando al sacerdocio
Cuando era párroco, solía
esforzarme para asegurar que la iglesia se mantuviera abierta durante el día.
También le pedía a los laicos que me ayuden con esto.
Lamentablemente, sin embargo,
en los últimos tiempos, muchas iglesias parroquiales están cerradas con llave.
En nuestra Diócesis, he estado alentando a nuestros sacerdotes a no hacer esto
porque una iglesia cerrada puede privar a los fieles de la oportunidad de
visitar al Señor y desarrollar su vida espiritual. Obviamente, estamos hablando
aquí de las horas del día, y tenemos que ser prudentes con los elementos en la
iglesia para evitar darles a los ladrones oportunidades innecesarias. Incluso
si hay momentos en que una iglesia tiene que estar cerrada, podría ser útil si
hubiera un cartel cerca de la puerta que indique cuáles son los horarios de
apertura.
Nuestras aseguradoras
diocesanas reconocen que nuestras iglesias son lugares de culto y santuario, y
que es importante que permanezcan abiertas y accesibles para todos. Las
aseguradoras no interfieren ni influyen en el horario de apertura de nuestras
iglesias, ni esto tiene un impacto en nuestras primas de seguro.
Me parece extraño que las
iglesias anglicanas generalmente estén abiertas para que la gente las visite, y
a veces se encuentran en lugares muy remotos. ¡Sin embargo, tienen dentro de sí
elementos que son mucho más valiosos e históricos que muchas de nuestras
iglesias católicas!
Me temo que la razón por la
que muchas de nuestras iglesias están cerradas es por apatía o por una «mentalidad de mantenimiento». Si fuéramos
auténticos acerca de la misión y el deseo de evangelizar, entonces
reconoceríamos que nuestras iglesias son vehículos de gran importancia para la
evangelización, especialmente para cualquier persona de cualquier fe, que
practique o no, que desee un momento de reflexión callada, que diga una oración
en un momento de angustia o necesidad, para buscar información sobre la fe
católica o acercarse al Señor. Además, la investigación realizada por el Centro
de Investigación Allister Hardy identifica orar solo en una iglesia como un
momento crucial para la experiencia religiosa de muchas personas.
Tenemos en nuestras iglesias
el mayor tesoro de todos, Jesucristo en el Santísimo Sacramento. ¿Por qué
mantenerlo encerrarlo lejos de su pueblo? De hecho, me atrevo a decir que no
tenemos derecho a hacer esto.
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