domingo, 17 de julio de 2016

TESTIMONIO IMPRESIONANTE SOBRE UNA SEMANA DE RETIRO EN SILENCIO TOTAL


El ruido está en todas partes: música, radio, cuando viajamos, en el trabajo, en nuestros hogares, en la televisión. Y no nos damos cuenta de ello porque nos engulle. Sin embargo notamos el mal que nos causa cuando hacemos esta experiencia que contamos, de un retiro de una semana en silencio total.

Cuando nos hablan de experiencias como la que vamos a contar, empezamos a darnos cuenta que nuestra cultura está obsesionada con silenciar al silencio, al punto que muchas personas dicen que tienen el televisor encendido todo el día para estar acompañadas.

¿Por qué estamos tan incómodos con el silencio? ¿No estaremos huyendo del silencio porque nos hace encontrarnos con nosotros mismos?

El vacío que deja la falta de ruido quizás nos hace sentir inactivos, estériles, pero también incluso con un poco de miedo sobre lo que podemos encontrar en el silencio.

Llenamos nuestras vidas con ruido porque nos sentimos más seguros, pero el ruido nos trae caos y desorden, pero no nos damos cuenta que el silencio nos aleja de ello.

El blogger Alan Scott cuenta una experiencia maravillosa. En el 2008 fue a un retiro de silencio durante una semana en una casa de retiro católica, un poco coaccionado, porque no tenía ganas de ir, pero lo comprometieron.

El primer recuerdo que le viene a la mente es lo nervioso que estaba en el viaje de ida, a pesar que se define como una persona introvertida, pero la idea de ningún sonido durante toda una semana la encontraba aterradora.

Al llegar debió entregar su teléfono celular, su ordenador portátil. No se permitía siquiera tener un libro excepto el que les dieron para leer: “La Imitación de Cristo”.

Durante el retiro oraban en silencio, comían en silencio y sólo se podían comunicar a través de gestos con las manos y las notas escritas.

Él cuenta lo siguiente de esa experiencia:

El primer día quería mirar para todos lados.
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El segundo día me encontré con la desaceleración mental, y aun así luchando contra las distracciones en mi mente.
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El tercer día sentí como el desorden en mi mente estaba realmente empezando a disolverse.
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El cuarto día no quería hablar de nuevo.
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Al final de esa semana había desarrollado un profundo respeto y agradecimiento por el silencio, y la gracia que puede venir de él.

¿CUALES SON LAS ENSEÑANZAS QUE LE DEJÓ EL SILENCIO?

1 – Aprendió durante esa semana que el silencio puede ser bello, poderoso y curativo.

2 – Que cuando sólo se puede ‘hablar’ escribiendo una nota, se dice lo que es importante y uno se da cuenta que antes del retiro hablaba a menudo pero dijo poco.

3 – El silencio nos obliga a salir de nuestras zonas de confort y podemos ir dentro de nosotros mismos. Y ¿qué encontramos allí? A menudo son cosas que no queremos encontrar.

Pero es ahí donde comienza. Sólo cuando descubrimos cosas sobre nosotros mismos que necesitan mejorar o cambiar, podemos empezar a dejar que Dios haga su obra en nosotros.

Muy a menudo el ruido es un medio por el que huimos de nosotros mismos.

4 – El silencio nos permite avanzar dentro de nosotros mismos y encontrar un remedio para el estrés y la ansiedad. Nos podemos relajar más fácilmente si las cosas están tranquilas.

Podemos apartarnos de la confusión y el caos del mundo y descubrir muchas cosas en nuestras vidas por las que podemos estar agradecidos.

5 – El silencio también nos ayuda a centrarnos en lo importante. Sólo cuando podemos encontrar silencio es que podemos estar más en sintonía con la voz de Dios que habla dentro de nosotros y nos guía con la forma de responder a las situaciones que se presentan en nuestras vidas.

6 – El silencio también nos enseña que la sencillez y la alegría son compañeros cercanos. Cuanto más silencio tiene una persona en su vida, más pueden darse cuenta y disfrutar de los placeres simples de la vida, sin todas las distracciones del mundo.

7 – El silencio nos ayuda a darnos cuenta de que unas simples palabras pronunciadas desde un alma que está en sintonía con Dios tienen mucho más poder que horas de charla.

8 – A medida que creas silencio sustrayendo el ruido, no llenas el espacio vacío con un tipo diferente de distracción o desorden.

Él recomienda que en nuestra vida diaria hagamos la prueba de pasar en silencio sólo por un momento. Que a continuación lo intentemos de nuevo, pero más largo. Y otra vez y otra vez.

Pero en lugar de dejar que tu mente se llene con desorden, tratar de centrarse en Dios dentro del espacio tranquilo que resulta del silencio.

Esto nos permite hablar con Él, escucharlo, reunidos allí en el silencio. Es probable que Dios no hable con palabras reales, pero sabrás cuando Él ha hablado a través de pensamientos, inspiraciones, impresiones, etc.

Te sorprenderá lo mucho que realmente hay allí en el silencio mismo si sólo das el primer paso.

LAS PROTESTAS SILENCIOSAS DE LOS VEILLEURS

En la misma tradición del silencio, y en medio de la batalla contra el “matrimonio homosexual” – que dio inicio al movimiento “Manif pour tous” en Francia – aparecieron los “veilleurs”, que eran manifestaciones silenciosas que captaban la atención de los transeúntes.

En aquella oportunidad cubrimos la noticia diciendo:

Es como una marea. Son unos cuantos por la mañana, más numerosos al mediodía, y luego la ola sube y vuelve por la tarde. Siempre de pie, en silencio, inmóviles.

Todos miran en la misma dirección y parece que están esperando a alguien. Algo indescriptible les une y sin embargo están distanciados los unos de los otros sin hablar entre ellos.

Pero es increíble cómo su actitud atrae la atención. Cuando todo el mundo camina con la famosa prisa del parisino, ellos se detienen. En medio del ruido y de la furia de la capital, ellos permanecen en silencio. Absoluto. No sólo no hablan (y todavía menos gritan), sino que no enarbolan ni pancartas, ni camisetas con slogans, ni ningún mensaje escrito. Es un silencio absoluto. Están ahí, inmóviles, con una determinación inquietante.

En este sentido, los “veilleurs” son profundamente subversivos. Todos lo que los ven saben de qué se trata.

Foros de la Virgen María

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