EL CULTO DE LAS BRUJAS Y LOS DRUIDAS PASA DE LO FOLKLÓRICO A LO ESOTÉRICO
El monumento megalítico de Stonehenge, en el sur de
Inglaterra: no solo un destino turístico, sino un lugar habitual de culto
druídico.
“Cuando se deja de creer en Dios,
enseguida se cree en cualquier cosa”. Esta
frase, que se atribuye a G.K.
Chesterton, escritor
inglés convertido al catolicismo, condensa una experiencia que se viene
observando en Europa desde finales del siglo XIX: el descenso de la práctica en
la religión cristiana llevó a extender lo que se denomina “neopaganismo”.
En Europa, neopaganismo supone un
regreso a la época anterior a la cristianización, que –con una interpretación histórica bastante
parcial– se presenta como algo impuesto por la fuerza, para regresar a la “religiones de la naturaleza”. Sin embargo, la “revitalización” de dichas “religiones originales” se topa con el problema de la casi inexistencia de registros históricos;
por eso, como fuentes se emplean mitos, sagas y leyendas nórdicos y celtas.
En general, el “renacimiento” del paganismo en la segunda mitad del
siglo XX está relacionado con el movimiento
esotérico denominado New Age.
Esta “Nueva Era” es un conjunto bastante
difuso de creencias, pues de ellas se derivan prácticas dispares, hoy muy
extendidas, desde el yoga, el reiki y la meditación trascendental hasta el
espiritismo, el ocultismo y la angeología, pasando por la astrología y el
tarot. La Nueva Era dio un gran impulso a un ecologismo basado en el panteísmo
de la Madre Tierra “Gaia”.
Partiendo de que todo está
relacionado con todo (“holismo”) y afirmando
un evolucionismo que abarca el desarrollo tanto de la conciencia humana, como
de la sociedad y el cosmos en su conjunto, la Nueva Era se caracteriza por una “psicologización de la religión” y una “sacralización de
la psicología”. Para
llegar a la divinidad, considerada como “mente” suprema,
se dispone de la “iluminación”, a
la vez autoconocimiento y conocimiento de esa deidad.
Aunque algún seguidor de la Nueva
Era pudiera considerarse cristiano, en general este movimiento defiende más
bien una especie de panteísmo o de politeísmo,
que le relaciona directamente con el neopaganismo.
Otro de sus elementos, la
mencionada búsqueda de la “iluminación”, la
vincula con la gran antagonista del cristianismo desde sus inicios, la gnosis. Al margen del dualismo entre materia y espíritu,
bien y mal, que postula, la gran diferencia radica en que el cristianismo
afirma una relevación objetiva universal, mientras que la gnosis defiende una salvación por la iluminación individual de unos
conocimientos para iniciados. Como también en el cristianismo
hay revelaciones particulares –desde San Pablo hasta innumerables santos y místicos– es
comprensible que esta enseñanza tuviera un cierto atractivo en la primera
cristiandad; pero esto es otro tema distinto al que nos ocupa.
WICCA
El movimiento neopagano más
extendido actualmente es de la Wicca;
en Alemania, representa alrededor del 0,25% de la población total. En el
norte y el oeste de Alemania hay un número especialmente elevado de seguidores
del neopaganismo; las proyecciones sitúan la cifra en unos 209.000 wiccanos
(datos de 2020), mientras que se estima que hay unos 90.000 creyentes en otras
religiones neopaganas.
Frente a las primitivas
religiones de la Diosa Madre o la Madre Tierra, afirma dos principios polares
de la deidad, uno masculino y otro femenino. Son características las ocho fiestas anuales y
los rituales mágicos (esbats)
basados en el ciclo lunar.
El término esbat procede del francés antiguo y se
empleaba en las actas de los juicios de brujas para designar la adoración extático-sexual del diablo por parte de supuestas brujas. Precisamente, el wicca significa, en el mundo
anglosajón, “hechicero” o “mago”; la forma femenina wicce significa
“bruja”; de ella procede el inglés
actual witch.
Este culto se basa en 13
principios. Algunos de ellos están actualmente
generalizados en la sociedad; por ejemplo: “Reconocemos
la responsabilidad especial que tenemos hacia el medio ambiente debido
a nuestra inteligencia humana. Nos esforzamos por vivir en armonía y equilibrio
ecológico con la naturaleza y así encontrar la plenitud en la
vida como parte de la evolución.” En relación con una cierta divinidad,
dice el tercer principio: “Reconocemos un
poder mucho mayor de lo que la mayoría de la gente cree. Algunos
lo llaman ‘sobrenatural’, pero nosotros creemos que
forma parte de nuestro potencial natural”. Es decir, en lugar de
Dios, en el centro está el hombre.
En este sentido, no creen “en el ‘mal absoluto’": "No adoramos a
‘Satanás‘ o ‘el diablo’ tal como los define el cristianismo”.
A sí mismos se denominan “brujas”: “Una bruja
intenta controlar las fuerzas de su interior para vivir bien y sabiamente, en
armonía con la naturaleza y no perjudicar a los demás”.
Una de las acepciones de la Wicca
es la denominada “Wicca Diánica”, fundada en
la década de 1970 por las estadounidenses Zsuzsanna
Budapest y Miriam
Simos (más conocida
como Starhawk). Añade a la religión wiccana elementos de la espiritualidad de la diosa feminista, pues su nombre hace
referencia a la diosa romana Diana, considerada la “señora
de las brujas” en la Edad Media.
Estrechamente unido al culto
Wicca se encuentra el de los druidas: “Los druidas creen en la interconexión y el carácter
sagrado de todos los seres vivos”. También en este culto se
encuentran paralelismos con el mainstream actual: “Como nunca antes, el
destino de nuestro planeta depende de nuestros propios pensamientos y
acciones. Más que nunca, necesitamos una espiritualidad arraigada en el
amor a la naturaleza y a la tierra. El camino del druida moderno se
basa en este mismo amor a la naturaleza y ofrece una poderosa vía para
comprenderse a uno mismo en conexión con la naturaleza, un camino que refleja
todas las facetas del alma y del yo y armoniza con los elementos, las
estrellas, el sol y las piedras. A través del trabajo druídico, podemos unir
nuestro yo natural, ligado a la tierra, con nuestro yo espiritual y contribuir
a la preservación de nuestro planeta, al menos en alguna pequeña
medida”.
BELISAMA
Otro movimiento neopagano lleva
el nombre de una diosa de los celtas: BELISAMA, la deidad celta-gálica de la luz,
del fuego y también de la artesanía. Era venerada en el norte de Italia, el sur
de la Galia y también en Britania. Su nombre significa la
más luminosa, la más radiante. Belisama era a veces
considerada consorte de Belenus, el dios de la luz en
la mitología celta.
Un anuncio, suficientemente
expresivo, de la Noche de Walpurgis de 2023 en Schierke am Brocken, en el
distrito de Wernigerode (Sajonia-Anhalt, Alemania).
Su celebración tiene lugar en la
noche del 30 de abril al 1 de mayo, con grandes hogueras. Es la Noche de Walpurgis, en que las brujas celebraban una gran
fiesta, en Alemania estrechamente relacionada con el monte Blocksberg o
Brocken, en la cordillera del Harz, donde desde los siglos XV y XVI se
celebraban aquelarres,
unidos al mito de las brujas que, montadas sobre escobas, vuelan a bailar con
el diablo; el nombre de Walpurgis fue popularizado por una escena del Fausto de Goethe.
En Alemania se celebra en muchos
lugares la “hoguera de las brujas” u “hoguera de mayo”, que
se enciende para ahuyentar a los “malos espíritus”.
HALLOWEEN
Otro de los cultos en que se
encendían hogueras contra los malos espíritus es el Samhain, el Año
Nuevo celta, que el 1 de noviembre marcaba el comienzo del
invierno. Según algunos, aquí está el origen de Halloween,
que se exportó en el siglo XIX a Estados Unidos, donde se ha convertido en una
fiesta popular sobre todo para niños; desde allí ha vuelto a Europa, donde se
ha extendido mucho durante los últimos años.
Sin embargo, Halloween no es tan
inofensivo como se presenta generalmente. Beth Eckert, que practicó como bruja durante muchos años,
antes de convertirse al cristianismo, decía en una entrevista con Jesus.ch: “Participé en prácticas ocultistas, magia blanca y el
culto Wicca. Me fascinaba desarrollar habilidades psíquicas y tener acceso a
poderes invisibles. Halloween siempre fue una de mis fiestas favoritas. Mi
marido y yo teníamos cajas de disfraces y adornos para la casa y el jardín.
Pero hoy advierto contra esta fiesta porque no es tan inofensiva como
parece".
Beth Eckert, bruja antes de su
conversión, advierte de los peligros de Halloween.
"Halloween
es la fiesta más importante en los círculos ocultistas", continúa, "y se remonta al festival celta de Samhain. Para las brujas, los
neopaganos, los luciferinos y los satanistas, este día sigue siendo la fiesta
más importante del año. Las brujas creen que en este día se abre un poco la
cortina al mundo invisible. Desgraciadamente, he experimentado por
mí misma que esto es cierto. En la noche del 31 de octubre, los círculos
ocultistas y satánicos se reúnen en todo el mundo y realizan diversos rituales
para abrir la puerta de nuestro mundo a los espíritus.”
En la red social X, antes
Twitter, se ha hecho viral una frase que varía el dicho de Chesterton: “Odiabais ir el domingo a Misa, y ahora os pasáis horas
haciendo yoga. Odiabais absteneros de comer carne en cuaresma y ahora os hacéis
veganos. Odiabais rezar al Santísimo y ahora hacéis meditación. Odiabais
confesaros y ahora contáis vuestras miserias pagando a un psicólogo”.
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