ADMIRADA POR EL CARDENAL CISNEROS, TIRSO DE MOLINA COMPUSO 3 OBRAS SOBRE ELLA
Las virtudes
heroicas de la mística Juana de la Cruz, popularmente llamada "la
santa Juana de Cubas" (1481-1534), fueron aprobadas por el
Papa Francisco en 2015. Desde entonces se le puede llamar la Venerable Juan de
la Cruz.
Fue famosísima
en la España de Carlos V: el
Gran Capitán y el Emperador Carlos acudieron a ella, el cardenal Cisneros la
protegió. Murió con fama de santidad, y en el siglo XVII esa fama perduraba en
la corte, pero hasta nuestros días no se ha retomado su proceso de
canonización, que impulsan los franciscanos.
En 1507 experimentó lo que en
mística suele llamarse "desposorio místico": sentía que la Virgen María era
la Madrina que entrega a su Hijo el anillo para su esposa.
En 1508 empezó a mostrar estigmas
en su carne. Ese mismo año pierde el habla durante 7 meses… y luego se
convierte en una gran predicadora, con permiso de las autoridades eclesiales.
En 1509 fue elegida abadesa de su comunidad franciscana de Cubas de la Sagra, y empezó a dictar
textos místicos y espirituales. Algunos textos causaron controversia en su
época, hoy pueden ser especialmente admirados desde otras sensibilidades.
Ahora, su figura empieza a
difundirse fuera de España, y así la presenta Gilberto Cavazos González en US Catholic (una
revista norteamericana católica, de temática más social y progresista que
devocional), centrándose en sus sermones marianos y su "corazón
pastoral".
Su conexión mariana empezó a los
4 años. La pequeña Juanita de la Cruz Vásquez Gutiérrez cayó de un caballo, quedó inconsciente y experimentó una
visión en la que se le aparecía la Virgen María y su ángel de
la guardia. Se curó de forma asombrosa y siempre fue devota de la Virgen.
A los 15 años escapó de casa,
disfrazada de muchacho, porque su padre quería
casarla contra su voluntad. Llegó a
las religiosas de Cubas de la Sagra, no lejos de Toledo, y allí una visión de
la Virgen la alentó en su vocación franciscana.
UNA
ABADESA QUE ADEMÁS ERA "PÁRROCO"
Con 28 años, en 1509, era
abadesa, y al año siguiente el cardenal Cisneros la
nombraba "párroco" de Cubas. Como hubo
controversia sobre que una mujer ejerciera como responsable parroquial, el Papa Julio II confirmó el cargo ese
mismo año 1510.
Ella podía administrar los bienes
parroquiales, pastorear a los fieles y hacer predicaciones. Por supuesto, los
sacramentos eran cosa de sacerdotes, que ella elegía y contrataba.
Se activaron en ella dones carismáticos además del de la predicación: don de consejo, lectura de los corazones, éxtasis y
revelaciones, y hablar lenguas desconocidas (se le vio hablando en vasco con un
franciscano y en árabe con unas cautivas traídas de la conquista de Orán).
Gran devota
del Rosario,
hizo construir, bendecir y repartir cientos de rosarios que ella misma juntó…
en el proceso de canonización se aportaron datos de 20 milagros obrados con
esos rosarios.
Su libro Conhorte (que
significaba "Consuelo") incluía 72
sermones para todo el año litúrgico.
Esos sermones están llenos
de espiritualidad mariana, similar a la del beato Juan
Duns Scoto. Una y otra vez habla
de María como Madre de Misericordia que intercede por los pecadores.
El Conhorte incluye
7 sermones sobre Santa María, que abordan los ocho grandes temas de la
mariología:
- María como Madre de Dios;
- la Inmaculada Concepción;
- su integridad virginal;
- su acción santa en la vida de Jesús;
- el sentido de estar Llena de Gracia;
- su dormición, resurrección y asunción al cielo;
- su papel como modelo e intercesora;
- su cooperación con Cristo en la obra de la redención.
SERMONES
CON ENSEÑANZAS MARIOLÓGICAS
Juana insiste en un vínculo
natural y espiritual de María con el Hijo encarnado de Dios, ligado a la
Inmaculada Concepción. Dios, dice, "la creó
como la más pura y limpia y lo más pulido que jamás haya sido y será".
La Venerable Juana recuerdan que
Jesús recibió su cuerpo y sangre únicamente de su madre y que este cuerpo y
sangre se ofrecen en los elementos más comunes y ordinarios del mundo: pan y vino. Mientras que los sacerdotes
ordenados sólo pueden ofrecer a Jesús en el pan y el vino, María ofreció su carne y su sangre a su hijo, detalla.
María, a quien Juana se refiere
como “negra y hermosa” en los sermones (citando a la
amada del Cantar de los Cantares) fue
exaltada y llevada al cielo para estar con la Santísima Trinidad, y la Trinidad
se ofrece a darle todo lo que desee. María desde el Cielo escucha a los hombres
de la tierra e intercede por ellos. Como
es intercesora, Jesús la proclama en el Cielo como "gran sacerdote", porque
"ofrece el verdadero sacrificio que soy yo
(Jesús), el Dios vivo y poderoso".
Ella ofrece a Jesús, carne de su
carne y sangre de su sangre. También lo ofrece como Niño
con quien jugar, y como amigo, prometido, esposo... Gilberto Cavazos González añade: "Juana nos
ayuda a imaginar a María como el gran sacerdote que modela el sacerdocio para
todos los cristianos bautizados".
UN
LUGAR DE MILAGROS MARIANOS
La comunidad de religiosas de
Cubas de la Sagra se inició con las apariciones de la Virgen de 1449 a la
pastorcilla Inés, muy documentadas por el arzobispo Carrillo de Toledo. Cisneros reorganizó a estas mujeres como terciarias
franciscanas. Se registraron numerosos milagros de la Virgen en
el siglo XV. Siendo la Venerable Juana abadesa, en 1515, se apuntó que la Virgen dio la vista a un ciego vecino de Humanes, el 9 de marzo, día de sus
apariciones.
También se documentaron milagros
marianos allí tras su muerte: en 1549 la Virgen sanó a una mujer que había
prometido hacer decir misa en Cubas; en 1556, en la Anunciación, curó a Isabel
de Villegas, natural de Illescas, desahuciada y ya sin habla, que
por signos pidió que la acercaran a una imagen de la Virgen, la besó y quince minutos
después, tras un desmayo, estaba completamente sanada tras 2 años de grave
enfermedad.
RELEVANCIA
DE JUANA: TIRSO DE MOLINA Y FELIPE III
En 1610 se publicó Historia, vida y
milagros de Santa Juana, del franciscano Antonio Daza,
tremendamente elogioso con Juana y sus textos y milagros. Los franciscanos
encargaron al dramaturgo Tirso de Molina (seudónimo del
fraile mercedario Gabriel Téllez) una
obra teatral basada en ese libro, y así escribió una trilogía teatral sobre
Juana en 1613.
Una edición reciente en inglés de
los "sermones visionarios" de la Venerable Juana de la Cruz; la
imagen de portada es de un grabado del libro de Antonio Daza de 1610, ochenta
años tras la muerte de la religiosa:
Tanto las obras de Daza como las
de Tirso de Molina tuvieron algunos choques con la censura eclesiástica. Pero
la obra llegó a representarse ante los reyes en junio de 1614, y ese mismo año
Felipe III visitó el monasterio de Cubas de la Sagra para asistir a la exhumación de los restos de Sor Juana, que estaban
incorruptos.
En 1808 los invasores
napoleónicos destruyeron el monasterio e hicieron desaparecer los restos de la
hoy Venerable Juana. En 1936 muchas de sus religiosas fueron martirizadas
(léalo en el blog sobre mártires del padre
Teulón).
Hace pocos años María Vallejo-Nágera escribió sobre
Sor Juana en su libro Niña
Juana.
(Publicado
originariamente en el portal de noticias marianas CariFilii.es).
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