Todo comenzó con unas palabras del Papa Francisco declaradas a la Radio Televisión Suiza (RSI), en una entrevista que se publicará el 20 de marzo pero que se difundieron previamente.
El entrevistador Lorenzo Buccella
preguntó: "En Ucrania hay quienes piden el coraje de la
rendición, de la bandera blanca.
Pero otros dicen que esto legitimaría a los más fuertes. ¿Qué opina?".
Y el Papa respondió: "Creo que son más fuertes quienes ven la situación,
quienes piensan en el pueblo, quienes tienen el coraje de izar la bandera
blanca y negociar. Y hoy se puede negociar con la ayuda de las
potencias internacionales. La palabra negociar es una palabra valiente. Cuando
ves que estás derrotado, que las cosas no van bien, necesitas
tener el coraje de negociar. Te da vergüenza, pero ¿con cuántas muertes
terminará? Negociar a tiempo,
buscar algún país que actúe como mediador. Hoy, por ejemplo, en la guerra de
Ucrania, hay muchos que quieren actuar como mediadores. Turquía se ofreció a
ello. Y otros. No tengan vergüenza de negociar antes de que las cosas
empeoren".
El hecho de haber mencionado la palabra "derrota" aplicándola a Ucrania y no limitarse a pedir
negociaciones de paz sentó mal en Ucrania, entre los católicos y no católicos,
y en sus países aliados.
El director de la Oficina de
Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, añadió ante la polémica que el Papa no instaba a Ucrania a rendirse, sino que pedía
un alto el fuego y
una negociación por la paz, pensando "en el
pueblo".
Desde el Kremlin (según recoge
Agencia Efe), el portavoz Dmitri Peskov en
su rueda de prensa diaria quiso dar oxígeno al Pontífice y
aseguró que el Papa hablaba de "negociaciones, no rendición". Con
una quinta parte de Ucrania ocupada militarmente por Rusia, Peskov aseguró que "Putin ha declarado en incontables ocasiones nuestra
disposición a resolver nuestros problemas mediante negociaciones, y esta es la
vía preferible", pero que lo impide "la
negativa tajante del régimen de Kiev" y países europeos que buscan "una derrota estratégica" de Rusia.
Entre esos países que piden la
victoria militar están los vecinos asustados de Rusia,
como Letonia, que
con menos de 2 millones de habitantes intenta apoyar a Ucrania para frenar las
ansias expansionistas de Putin. Su presidente Edgards Rinkevics declaró: "no debemos capitular ante el mal" sino
“combatirlo y derrotarlo, para que el mal
levante la bandera blanca y capitule”.
La comisaria europea de Interior,
Ylva Johansson, en un encuentro en Madrid, respondió que "Ucrania debe continuar enarbolando la bandera azul
y amarilla y los ucranianos deben seguir luchando por su libertad", porque no hacerlo
"sería una catástrofe".
Shevchuk y varios
obispos grecocatólicos de Ucrania están de gira por varias diócesis católicas
de EEUU, buscando más apoyos para su pueblo que sufre:
La respuesta más detallada,
matizada desde el terreno, y a la vez contundente, la han dado los obispos católicos ucranianos de rito griego, que
pastorean a la inmensa mayoría de católicos del país (entre el 10 y el 15% de
la población). La polémica coincidió con la gira
por Estados Unidos del arzobispo mayor ucraniano, Sviateslav Shevchuk. Copiamos íntegra por su interés su rápida
declaración del 10 de marzo:
DECLARACIÓN DEL SÍNODO
PERMANENTE DE LA IGLESIA GRECOCATÓLICA DE UCRANIA ANTE LAS RECIENTES
DECLARACIONES DEL PAPA FRANCISCO
Aún no disponemos de la versión
completa de la entrevista que el Papa Francisco concedió al canal de televisión
suizo "Radio
Télévision Suisse" (su
publicación está prevista para el 20 de marzo). Según el servicio de prensa de
la Santa Sede, la referencia a la "bandera
blanca" en la entrevista es un llamamiento a las negociaciones, no
a la rendición de Ucrania.
En esta conversación, el Santo
Padre habla no sólo de la guerra de Rusia contra Ucrania, sino también de la
guerra entre Israel y Hamás. Como es habitual, el Papa Francisco
pide la solución de los conflictos armados mediante negociaciones.
Hoy no queremos detenernos en las
palabras del Papa, pero queremos subrayar una vez más la posición de las
víctimas de la invasión rusa de Ucrania. Se trata de la posición de la mayoría
de los ucranianos.
Para todos los que viven en
Ucrania está claro que ahora Ucrania, como hemos declarado repetidamente en
Washington, Filadelfia y Nueva York, hablando con representantes de las
autoridades, la comunidad ucraniana en los Estados Unidos y el público en
general, está herida pero indomable, cansada pero resistente.
Los ucranianos no pueden dejar de
defenderse, porque la capitulación
significa su muerte. Las intenciones de Putin y Rusia son claras.
No es sólo él: el 70 por ciento de la
población rusa apoya la guerra genocida, incluido
el patriarca Kirill y los dirigentes de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Los
objetivos expresados se materializan en acciones concretas.
En la mente de
Putin, no existe Ucrania, ni historia ucraniana, ni idioma, ni vida
religiosa ucraniana independiente. Todo lo ucraniano, en su opinión, es una
construcción ideológica que debe ser destruida. En su opinión, Ucrania no es
una realidad, sino simplemente una "ideología",
que al mismo tiempo califica de "nazi".
Al llamar nazis a
los ucranianos que se niegan a ser rusos y a reconocer la autoridad rusa, Putin
los deshumaniza. Según esta interpretación, los
nazis (en este caso, los ucranianos) no tienen derecho a existir. Hay que
destruirlos, matarlos. Los crímenes de guerra cometidos
en Bucha, Irpen, Borodyanka, Izyum y otras ciudades ocupadas por tropas rusas
demostraron a los ucranianos y a todas las personas de buena voluntad el
objetivo claro de esta guerra: destruir a Ucrania y a los ucranianos.
También vale la pena agregar
que cualquier ocupación rusa del territorio ucraniano
conduce a la destrucción de la Iglesia greco-católica ucraniana, de cualquier Iglesia ortodoxa ucraniana independiente,
así como a la supresión de otras religiones y de todas las instituciones y
manifestaciones culturales que no apoyen la dominación rusa.
Los ucranianos se defenderán. Saben que no tienen
otra opción.
La historia
reciente ha demostrado que no puede haber negociaciones reales
con Putin.
En 1994, Ucrania renunció a su arsenal nuclear, que en ese momento era el
tercero más grande del mundo, superando al de Francia, Gran Bretaña y China
juntos. A cambio, recibió garantías de seguridad respecto de su integridad
territorial (incluida Crimea) y su independencia, que Putin estaba obligado a
respetar. El Memorando de Budapest de 1994, firmado por Rusia, Estados Unidos y
Gran Bretaña, ya no vale ni el papel en el
que está escrito. Éste será el
caso de cualquier acuerdo que surja como resultado de "negociaciones
forzadas" con la Rusia de Putin.
Independientemente de las
propuestas sobre la necesidad de negociaciones por parte de los representantes
de varios Estados, incluido el Santo Padre, los ucranianos seguirán defendiendo
la libertad y la dignidad en la lucha
por una paz estable y justa para su país y el mundo. Los ucranianos
creen en la libertad y la dignidad humana otorgada por Dios. Creen en la
verdad, la verdad de Dios. Están convencidos de que la verdad de Dios
prevalecerá.
Obispos del Sínodo Permanente de
la Iglesia Grecocatólica de Ucrania, reunidos en Estados Unidos:
Beato Sviatoslav, padre y jefe de la Iglesia Grecocatólica de Ucrania,
Su Eminencia el Obispo Borys Gudziak, arzobispo y metropolita de Filadelfia
Reverendísimo Obispo Volodymyr Yushchak, eparquía de Wroclaw-Koshalinskiy
Reverendísimo obispo Bohdan Dzyurach, exarca apostólico en Alemania y
Escandinavia
Reverendísimo obispo Josaphat Moshchich, obispo de Chernivtsi
0 de marzo de 2024
MÁS REACCIONES DE UCRANIA
Andrii Yurash, embajador de
Ucrania ante la Santa Sede, publicó en la red social X, en italiano: "¡Es muy importante ser coherente!. Cuando se
habla de III Guerra Mundial, que es la que hay ahora, es necesario aprender las
lecciones de la II Guerra: ¿Alguien habló entonces seriamente
de negociaciones de paz con Hitler y de bandera blanca para
satisfacerle? Así que sólo hay una lección: si queremos acabar con la guerra,
¡hay que hacer todo lo posible por matar al Dragón!".
El ejemplo del dragón parece
aludir a la historia de San Jorge: los habitantes de la ciudad intentaban
aplacar al dragón entregándole un tributo de doncellas, que él devoraba, pero
la leyenda muestra que nada satisfacía al dragón, que seguiría pidiendo más y
más. San Jorge muestra el camino, enfrentando al monstruo con la fe y las
armas.
La mención a la III
Guerra Mundial la hace el Papa muy a menudo: una "guerra mundial por
partes", en distintos países, dice él.
El presidente ucraniano,
Volodímir Zelenski, en un discurso a la nación dijo: "Si los asesinos y torturadores rusos no avanzan hacia Europa es sólo
porque les paran ucranianos con
armas en la mano, bajo la bandera azul y amarilla", dijo. "En
Ucrania había muchas paredes blancas de casas y de iglesias
que ahora están quemadas y destrozadas por los
proyectiles rusos. Y esto habla de forma muy
elocuente sobre quién debe detenerse para que acabe la guerra", añadió.
Es posible ayudar a las víctimas de la guerra de
Ucrania con donativos
en Cáritas o en Ayuda a la Iglesia Necesitada.
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