EL CURA LLEGA Y CASI TODOS SE HAN HECHO EVANGÉLICOS: REPORTAJE EN EL «WASHINGTON POST»
Frei Moisés recorre varios ríos amazónicos,
incluyendo el Purus, bautizando en sitios remotos que visita una vez al año.
El Washington Post ha publicado con detalle,
fotos, vídeo y versión leída en audio, un extenso reportaje el 17 de febrero
sobre la historia de un pueblecito
aislado en el río
Purus, en la Amazonía brasileña, donde el cura, el padre Moisés Oliveira, llega sólo
una vez al año. Cuando llega, descubre que apenas 30 personas vienen a
la misa anual: casi todos los demás vecinos se han
hecho evangélicos.
Mientras el cura puede venir muy
de vez en cuando, Leudo Alencar, un autoproclamado pastor evangélico ha llegado
al lugar, vive allí, proclama sus explicaciones a
los dramas locales ("ha sido el demonio", dice) y ofrece oración de intercesión y cercanía. Rosa, una chica
devota de 23 años que solía dirigir el rezo del Rosario, se ha ido con los
evangélicos. Adelson Queiroz, que tiene un rancho, mucho ganado y es heredero
de los fundadores del pueblo, católico convencido, se siente
traicionado por Rosa y las
otras familias que ahora van con el pastor evangélico.
El periodista habla con los 4 protagonistas (el cura, el pastor, la chica y el
ranchero), los acompaña y cuanta su historia desde sus
cuatro puntos de vista.
Lo que el reportaje describe es
una postal que se repite en muchos pueblos de la cuenca amazónica, y que viene
a ser la plasmación de lo que ya contaba el documento final
del Sínodo de la Amazonía en
2019: mucho territorio, pocos curas, poco dinero (ayudarían mejores lanchas y
sueldos para catequistas) frente a "predicadores"
u "ondas emocionales".
El documento lo decía así, con
total candidez: "La mayoría de las Diócesis,
Prelaturas y Vicariatos de la Amazonía tienen extensos territorios, pocos
ministros ordenados y escasez de recursos financieros, pasando por
dificultades para sostener la misión. El “costo amazónico” repercute seriamente
sobre la evangelización. Ante esta realidad es necesario replantearse la
forma de organizar las
iglesias locales".
COMO RESPUESTA, EN EL
SÍNODO PROPONÍAN (PÁRRAFO 112):
- "formas de
asociación interdiocesana en cada nación o entre países de una región";
- "redimensionar las extensas áreas geográficas";
- "crear un fondo amazónico para el sostenimiento de la
evangelización";
- "sensibilizar y estimular a las agencias internacionales de cooperación
católica evangelización".
Es decir: financiar para que apoyen,
más allá de los proyectos sociales, a las actividades de proyectos
sociales, más o menos se iba consiguiendo. Pero financiar la
evangelización (predicadores, catequistas, escuelas de evangelizadores) es lo que no se lograba. Por
supuesto, la pandemia del coronavirus de los dos años siguientes no ayudó a
nada de eso.
LA
MULTIPLICACIÓN DE GRUPOS EVANGÉLICOS
Ni el documento del Sínodo de
2019 ni el documento del Papa "Querida Amazonía" de 2020 usan la palabra "sectas". Pero a veces es difícil saber
dónde está la frontera entre los protestantes
evangélicos "normales" y los jefecillos sectarios de Biblia y diezmo.
Un criterio es la disposición del
predicador a tratar amigablemente con el cura católico... si es que pasa alguna
vez por la zona. Otro criterio es averiguar si el predicador rinde cuentas a
alguna autoridad, una iglesia evangélica concreta, algún interlocutor
reconocido. Son criterios orientativos, no definitivos.
Una encuesta publicada en 2019, durante el sínodo amazónico, detectaba que en el norte de Brasil (más pobre y despoblado), los
evangélicos ya eran tantos como los católicos.
El texto "Querida Amazonía" del Papa no trata el tema del éxodo de los
católicos al protestantismo evangélico o pentecostal, pero el documento sinodal de 2019 sí lo hacía porque preocupaba a muchos
padres sinodales y citaba un texto de 2018 del Papa Francisco: "En la Amazonía, “las relaciones entre católicos y
pentecostales, carismáticos y evangélicos no son fáciles. La aparición repentina de nuevas comunidades, vinculadas a
la personalidad de algunos predicadores, contrasta fuertemente con
los principios y la experiencia eclesiológicos de las Iglesias históricas y
puede ocultar el peligro de ser arrastrados por las ondas emocionales del
momento o de encerrar la experiencia de la fe en ambientes protegidos y
tranquilizadores. El hecho de que no pocos fieles católicos se sientan atraídos por
estas comunidades es motivo de fricción, pero puede convertirse, por nuestra
parte, en un motivo de examen personal y renovación pastoral".
Todo este párrafo, casi frase a
frase ("aparición repentina", "ondas
emocionales", "motivo de fricción") describe lo mismo que
el reportaje del Washington Post.
UN
SACERDOTE PARA 88 ASENTAMIENTOS
Los hechos transcurren en el río
Purus, en el territorio parroquial (gigantesco) que atiende Moisés Oliveira, párroco de
Sena Madureira, una ciudad selvática de unos 30.000 habitantes, pero con miles
más repartidos en pueblos pequeños por el río. El padre Moisés ha de atender 88 asentamientos, entre
pueblos y aldeas.
Frei Moisés sube
reportajes de 20 minutos de su paso por distintas misiones del río:
A muchos lugares llega
apenas una vez al año. Es el único día en que pueden confesarse,
comulgar, casarse, bautizar a sus hijos, oír misa.
El reportaje no lo detalla, pero
la diócesis es la de Río Branco, pastoreada desde 1999 por el misionero agustino recoleto español Joaquín
Pertíñez Fernández, de
71 años, que antes trabajó en Cartago, Costa Rica. Según datos de 2020, la
diócesis cuenta con 38 sacerdotes y 41 diáconos permanentes para 41 parroquias
y un territorio selvático del tamaño de Andalucía y Murcia juntas, que solo se
puede recorrer en río. En 2004 sólo
tenían un diácono permanente: han ordenado 40 más en dos décadas, pero
aún así cuesta mucho llegar a la población dispersa.
EL
PÁRROCO QUE RECORRE ALDEAS POR EL RÍO
El reportaje recoge escenas del
sacerdote en su embarcación por el río, que pasa de largo de ciertas aldeas a
las que iba hace unos años pero que sabe que ahora ya no tienen católicos, sino
sólo evangélicos. El periodista hace de novelista y entra en la mente del sacerdote
como recurso literario.
"Parte del
padre Moisés quería creer que sus misiones mantienen leales a los católicos,
pero la mayor parte del tiempo, sentía que estaba en el bando perdedor de la
guerra santa de Brasil. Le había costado 12 años llegar a ser
sacerdote. Cada nueva iglesia católica tenía que registrarla la arquidiócesis.
Pero cualquiera podía tomar una Biblia, llamarse a sí mismo pastor y abrir una
iglesia evangélica. Los pastores vivían y predicaban en aldeas que
él visitaba una vez al año. Los católicos, entorpecidos por tanta burocracia e
historia, no podían competir. Él no podía competir", escribe el periodista.
Parando en otro pueblo, en São
José do Divino, el sacerdote pregunta: "¿Cuántas
familias siguen siendo católicas?" Le responden: "Puedo contarlas con los dedos de una
mano". A la misa vienen seis familias.
En el siguiente pueblo nadie le
espera junto al río: hay una epidemia de dengue. Pero hay mucha gente en la
capilla católica: resulta que el pastor evangélico local dejó la aldea, y al
menos por esta vez vuelven a la celebración católica.
EL
PASTOR QUE VEÍA AL DEMONIO
El reportaje presenta la historia
del pastor Leudo Alencar, de 50 años, que predica desde los 18 y ha creado
comunidades evangélicas en varias poblaciones del río desde entonces. Dice que
no fue a la escuela, pero sabe leer la Biblia. El reportaje cuenta cómo empezó
su primera congregación.
El predicador llegó a un pueblo. "Sus sacerdotes, la mayoría forasteros,
estaban completamente ausentes. Sus estudios eran otra barrera.
En una región donde pocos tienen educación formal, la gente no se identificaba
con ellos. Pero sí con él, un campesino analfabeto que no
necesitaba voto de pobreza porque la pobreza es todo lo que conocía",
leemos en el reportaje.
Llegó a São Miguel en 2020. Poco
después, una chica de 12 años murió en un accidente. El
pastor Leudo dijo que había un demonio del infierno actuando en el pueblo, que incitaba a una mujer a
pensar en el suicidio, que llevaba a un hombre a abusar de la bebida, y que era
el demonio quien mató a la niña.
En su funeral dijo que si el
pueblo no se arrepentía, otros perecerían. Varios se sumaron a su iglesia, él
dijo que el demonio se había expulsado con oración, y como nadie más murió, sus
fieles lo consideraron una confirmación. Los católicos le llamaron charlatán.
El pueblo se dividió.
El reportaje pasa a mostrarnos a
Adelson, el ranchero del pueblo, católico. Los servicios
religiosos de estilo pentecostal muy ruidoso del pastor y sus fieles le parecen
absurdos: muchos gritos, lloros y
"lenguas indescifrables". Conocía a la niña que murió, Maírla:
estaba siempre alegre y su muerte sin duda fue un
accidente. Le enfadó que el pastor dijera que fue un demonio. Le enfadó
también que su ahijada, Maria Antônia, y su hermana Rosa, veinteañera, se
sumaran al pastor.
CHICA DEVOTA, REGAÑADA POR
REZAR AL ESTILO CARISMÁTICO
Rosa fue una vez al encuentro de
oración pentecostal porque iba ya su tía. El
pastor era amable y le recordó a un profeta
bíblico por su predicación.
En la capilla católica intentó
cantar fuerte y alabar como hacían los evangélicos. Si la capilla hubiera
tenido al cargo algún catequista de Renovación Carismática Católica
probablemente no habría habido problemas, pero los parroquianos
allí no estaban acostumbrados a algo así y la regañaron.
"Los católicos
creen en una reflexión austera, sin arrebatos de emoción", dice al periódico el ranchero Adelson, que no conoce mucho de lo que
pasa fuera de su pueblo, donde millones de católicos brasileños rezan al estilo
carismático.
Rosa entonces vio en una
televisión católica (probablemente de Comunidad Shalom o de Cançao Nova, las
dos grandes comunidades católicas carismáticas) que había
católicos que sí oraban con alabanza ferviente, oración en lenguas y estilo
apasionado. Cuando ella lo hacía, los católicos de la aldea se reían de ella y decían que estaba "posesa".
En cualquier gran ciudad
brasileña podría haber ido a un grupo carismático católico, pero en su aldea
remota se sintió discriminada y a finales de 2022 se
pasó al culto evangélico. Las relaciones personales con amigos y parientes
católicos se volvieron tensas.
El reportaje termina con la
llegada del padre Moisés para su misa anual en la aldea. Acuden
a misa 30 personas, un tercio de la comunidad.
"Los últimos
católicos de San Miguel, los verdaderos creyentes", dice el texto. Pero el
sacerdote sabe que los va a dejar solos con el pastor
evangélico otro año. ¿Cuántos
perseverarán sin sacramentos el año que viene? ¿Y al siguiente?
Moisés Oliveira dejó de ser
párroco de Sena Madureira en diciembre de 2023, y pasó a servir a una gran
ciudad.
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