ARTUR DRON, JOVEN GRECOCATÓLICO, DESCUBRE A DIOS EN LA CAMARADERÍA GENEROSA
Artur Dron, poeta y soldado en el frente, habla de
su fe y el papel de Dios y la creatividad artística
Antes escribía de
asuntos estudiantiles, ahora de cosas que ve en el frente, y otras que imagina. Lo que recaude su libro de poemas Aquí estábamos (Tut
byli mi) de la editorial Stary Lev, una
de las mayores de Ucrania, se destinará completamente a un fondo de ayuda
psicológica para niños golpeados por la guerra. Espera también que sea de ayuda
espiritual y mental para sus lectores. "Le
deseo al libro, por supuesto, la mayor publicidad y muchos lectores", cuenta
a Marta Synovitska, periodista de la web de la Iglesia grecocatólica. Tiene
también editado y traducido a otros idiomas, incluyendo sueco y noruego, un
libro de poesías de amor.
CREAR
ES DESPERTAR UN DON DE DIOS
"Creo
que dedicarse al arte, crear de cualquier manera (no solo
literatura), es en cierto sentido despertar esa parte de ti mismo que proviene
de Dios. Creemos que él es el Creador principal, una especie de
primer creador. Entonces, la capacidad de una persona para crear algo es uno de
los mayores parentescos con Él. Después de la capacidad de amar, claro", comenta.
"Cuando
creas algo, un texto, una
canción, un buen plato, un comedero para pájaros, un peinado, una línea de
defensa, cualquier cosa útil y con buenas intenciones, despiertas una parte de
Dios en ti mismo. Creo
que funciona, aunque no lo creas. Después de todo, aunque no creas en Dios, lo
principal es que Él cree en ti. Por naturaleza, Él siempre cree en ti", asegura.
Suele escribir en verso libre,
muy meditado. En "Aquí estábamos" ha intentado ofrecer distintas voces, no hablar solo de su experiencia sino también de las de otras personas. "Sé lo que significa ser un soldado en la
guerra, pero no sé y nunca entenderé lo que significa ser madre
de un soldado en la guerra.
Si quiero transmitirlo de alguna manera en el texto, es mejor hacerlo con las
palabras de una mujer que en realidad es madre de un militar", detalla.
ESCRIBIR
POESÍA EN TIEMPOS DE GUERRA
"En sí,
escribir poemas lleva poco tiempo. Primero piensas en ellos y luego los anotas
en algún lugar de tu teléfono. Después, en algún lugar tranquilo puedes reescribir y
perfeccionar. Cuando
escribo un poema, tengo que creer que ésta es la única forma posible de ese
texto. Debo tener la sensación de que no se puede quitar,
añadir o cambiar ni
una sola palabra", comenta sobre su proceso
creativo.
Inevitablemente, sus temas van
relacionados con la guerra. "La
verdadera literatura y la falta de sinceridad son incompatibles",
asegura.
Además, estos años de guerra le
han convencido de que la escritura y
lectura tienen capacidad sanadora. "Solía ser escéptico acerca de la
terapia de escritura. Pero ahora entiendo que funciona. A veces escribimos para
hacerlo más fácil. Y leemos para recordarnos a nosotros mismos, la comunidad,
que no estamos solos. Por supuesto, ningún poema nos quitará el dolor. No va a
reducir ni una gota. Pero nos recuerda que somos muchos. Y nos recuerda -y los cristianos deberían entenderlo bien- que el dolor no
desaparece por sí solo. Siempre
requiere algo más. Aunque nos parezca que no hay más que dolor, este 'algo más' en realidad siempre está presente. Una especie
de esperanza, a veces apenas perceptible", asegura.
SU
DECISIÓN, REZADA, DE IR A LA GUERRA
En una entrevista en enero de
2024 en un blog noruego de literatura daba más de datos de cómo vivió el inicio de
la guerra y el papel de su fe.
"El veinticuatro de febrero [al empezar la
guerra], mis amigos más cercanos y yo participamos en trabajos voluntarios.
Instalamos un refugio debajo de una de las iglesias de Leópolis.
Pasamos allí la primera noche de
la invasión a gran escala. Hablamos de lo que íbamos a hacer al día
siguiente, de cómo podríamos ser de utilidad. Hablamos durante mucho tiempo.
Cada uno tuvo que tomar su propia decisión, con sabiduría y equilibrio. Decidí
alistarme tan pronto como amaneció. Un sacerdote y un par de estudiantes de teología estaban
allí en el refugio. Le pedí al sacerdote que me confesara esa
noche. Fue una de las confesiones más especiales y conmovedoras
de mi vida. La relación con Dios y la pertenencia a la Iglesia es una parte muy
importante de mí y de mi cosmovisión. La relación con Dios es en realidad la más
importante", asegura al blog literario.
En sus poesías habla mucho de
amor, le comentan en el blog noruego. Él responde: "La
mayoría de mis compañeros no se expresan con grandes palabras como patriotismo, Dios
o amor. No es necesario. Quien defiende a su familia y a su patria,
quien soporta todas las pruebas de la guerra, quien diariamente arriesga su
vida, él mismo se convierte en un acto de amor. Así es
realmente el amor ahora: resiste, sufre, pero no se acaba..."
EL
PAPEL DE LOS CAPELLANES MILITARES
Artur Dron valora mucho el papel
de los capellanes militares en la guerra y en el frente. "En otoño de 2022 vino a vernos un capellán, el
padre Osyp Slavych. Habló con nosotros, ofició la liturgia y confesó. Para
entonces nuestra unidad ya estaba agotada, había muchos heridos, contusionados
y enfermos. El último día de su estancia rezamos la Divina Liturgia, el padre
se fue y ese mismo día a nuestros comandantes les dijeron que nuestro batallón
se iba para recuperarse. Bromeé con la idea de que había que llevar a un cura
al frente para pedir una rotación", comenta sonriendo.
En 2022 escaseaban los sacerdotes
en varias zonas del frente, pero eso ha ido mejorando. "Ahora tenemos un capellán a tiempo completo en la brigada, llega a
nuestro batallón cada semana.
Para mí, muestra la presencia de la Iglesia aquí, en el frente. No se trata de
la presencia de Dios, porque Él siempre ha estado ahí. Me refiero a la
Iglesia, la comunidad, lo de 'donde dos o tres se reúnan en mi nombre'... Antes yo iba a la iglesia, y ahora la
Iglesia viene a mí. Esto muestra su autenticidad. Llega cuando
estamos en circunstancias difíciles y lo necesitamos. Y no es un gran templo
con iconos dorados: es una oración frente a una especie de mesa de ping-pong,
con una pequeña imagen y un evangelio", asegura Artur.
Considera que los capellanes en el frente deben ser virtuosos en la fe
y predicar con viveza, porque
encontrarán personas de todo tipo, algunas muy alejadas de la fe. "Quizás alguien en el frente se interese por esto
por primera vez y dé el primer paso. Y este primer paso se dará por mediación
de un capellán, así que mucho depende del tipo de capellán",
advierte.
CRISIS
DE FE EN LAS TRINCHERAS
Artur cuenta una serie de dudas
espirituales y enfados que ha vivido en el frente y que comentó con su director
espiritual, que está en la retaguardia, en Leópolis. "Comencé
a quejarme, con una crisis de espiritualidad, un sentimiento de culpa, el
abandono de algunas cosas espirituales... Yo decía cosas que creía que eran terribles e
inteligentes. Y él me detiene y me dice: "Espera,
no me cuentes todo eso. Si yo estuviera en las mismas circunstancias que tú, si
viera y viviera todo eso, si enterrase a mis amigos, no sé si todavía creería en
Dios". Eso es lo último que esperas escuchar de un sacerdote, ¿verdad? Pero añadió: "Si
en esas circunstancias logras preservar tu relación fundamental con Dios,
si sigues viéndolo y amándolo, entonces ¡eso es lo principal! Ya
te preocuparás por esos temas secundarios en otras condiciones'",
le dijo el sacerdote.
DIOS
EN LA FRATERNIDAD ENTRE SOLDADOS
Tras ocho meses duros de invierno
en Serebryan Forestry, cerca de la Kreminnaya ocupada, a finales de julio de
2023 su batallón, agotado, pasó a la frontera de Járkov, más tranquila. Cuando
se apuntó al ejército, su familia no se asustó mucho porque pensaban que estaba
en alguna otra organización de ayuda en retaguardia, pero en agosto de 2022 le
mandaron al frente y ha estado en trincheras desde entonces.
Ha visto morir amigos y
compañeros y ha visto también la fuerte
fraternidad y camaradería que se crea entre soldados, con servicios generosos entre ellos,
a veces a 20 grados bajo cero. Leyendo a ancianos veteranos de la Segunda
Guerra Mundial ve que también ellos lo vivieron. Esa generosidad y fraternidad,
dice, "es una manifestación de Dios dentro del hombre".
CON
EL ARZOBISPO... Y A LOS 15 AÑOS CON EL CARDENAL HUSAR
El pasado 27 de diciembre, el
soldado poeta consiguió visitar al arzobispo mayor grecocatólico, Sviatoslav
Shevchuk. Charlaron un rato, le leyó algunos poemas y
le regaló un libro. Con
sus acompañantes, se animaron también a cantarle unos villancicos.
"Para mí, Su
Beatitud Sviatoslav es una gran autoridad. Realmente me gusta como predicador, me gustan sus sermones
profundos. Me da la impresión de ser un hombre abierto, sencillo, sincero y muy
sabio. Y con fundamento. Su carisma de liderazgo me atrae fuertemente", asegura el joven militar.
Pero no es el eclesiástico de
mayor rango con el que se ha tratado. A los 15 años, con desparpajo
y, dice, "mucha presunción", encontró
por Internet la dirección e-mail del antecesor de Shevchuk, el
anciano cardenal Lubomir Husar, le escribió y el
cardenal le respondió a través de su secretario (el hoy obispo Mykola
Semenyshin). Y en marzo de 2017 el muchacho pudo
visitar al cardenal en Kiev, unas semanas antes de que muriera el anciano clérigo, probado
por décadas de exilio y persecución.
"Una reunión
breve pero muy importante para mí. Creo que sólo dentro de unos años me daré
cuenta del valor de esa conversación", reflexiona.
Para ayudar a las víctimas de la
guerra en Ucrania, Cáritas Española ha abierto esta web y
la cuenta Caixabank ES31 2100 5731 7502 0026 6218 .
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