sábado, 17 de febrero de 2024

LAS VÍCTIMAS DE VIOLENCIA, ¿UNA CATEGORÍA OLVIDADA?

Millones de seres humanos sufren por guerras, hambre, diversas formas de esclavitud, enfermedades, paro, encarcelamiento.

Por: Fernando Pascual | Fuente: Analisis y Actualidad

Millones de seres humanos sufren por guerras, hambre, diversas formas de esclavitud, enfermedades, paro, encarcelamiento. La lista de categorías de personas que sufren es larga, pero en la misma no podemos olvidar a quienes son víctimas de numerosos tipos de delitos.
 
Porque en el mundo de hoy hay miles de personas que han sufrido un asalto o un robo, muchas veces impune, sin que el Estado haya hecho lo suficiente para aliviar las consecuencias de esas experiencias tan dolorosas.
 
Porque otros miles de personas malviven bajo la opresión de usureros sin escrúpulos, que abusan de las necesidades de los desesperados para ofrecerles préstamos a intereses insufribles.
 
Porque también hay quienes han sido golpeados o humillados por violencias gratuitas de gamberros callejeros que actúan simplemente para dañar a otros en su cuerpo y en su dignidad.
 
Las víctimas no pueden convertirse en una categoría olvidada. Cada víctima necesita cercanía, apoyo, escucha, justicia. Quien ha sido asaltado por navajeros lleva en su corazón penas inmensas, incluso traumas, que requieren el apoyo de una sociedad a veces más interesada por el verdugo que por quien ha sido agredido.
 
También la Iglesia católica está llamada a hacer más por esas víctimas. Junto a la pastoral carcelaria, junto a las visitas a los ancianos y enfermos, junto a las acciones a favor de los emigrantes, hay que encontrar caminos concretos para aliviar a quienes han sufrido daño por culpa de la delincuencia, del terrorismo o de otras formas de violencia.
 
No olvidar a las víctimas: ellas lo necesitan, y lo pide una sana vida social. De este modo, la cercanía de tantas personas honestas y generosas ayudará a la curación de sus heridas, les ofrecerá gestos concretos para atender sus necesidades materiales o espirituales.
 
Así las víctimas podrán continuar su camino de sanación y su esfuerzo por volver a la normalidad. Y también recibirán fuerzas para llegar algún día a un paso difícil, pero posible: el de perdonar a quienes fueron la causa de sus sufrimientos.

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