SE ESTRENA EN CINES DE ESPAÑA EL DRAMA HISTÓRICO SOBRE EL JOVEN COREANO SAN ANDRÉS KIM
Viajes, mapas y exploraciones... la Corea del siglo
XVIII se ve asaltada por el mundo en Nacimiento.
Como película, Nacimiento, que se estrena esta semana
en cines de España, es un
espectáculo visual y cinematográfico único.
Desde su inicio está pensada como
la historia de una encrucijada:
entre la tradición y la modernidad, entre la fe cristiana y Asia, y
entre los chinos, los coreanos, los ingleses y los franceses. Buena parte de la
acción y de las decisiones se toman en Macao (un cruce
de caminos naval) y en una ciudad de frontera china.
En un fotograma vemos trajes
coreanos, con sus extraños sombreros; en
otro, chinos; en otro, europeos, con uniformes azules franceses o rojos
británicos. Y el negro de los sacerdotes. Lo específico de esta película es
su asombrosa combinación, su convivencia de varios
mundos visuales, arquitectónicos,
incluso gestuales.
Es además un gozo para
lingüistas: se filmó en varios idiomas, los
distintos actores aprendieron suficiente chino, latín y francés para dar
realismo a las escenas. Todo eso, combinado, es fascinante y nos
transporta a un lugar donde nunca estuvimos antes.
FRONTERAS
EXTRAÑAS, ABRIENDO RUTAS
Las fronteras son lugares de
indeterminación: las reglas de tu país, de tu
pasado, ahí cambian. Y el hombre que se forja para esa frontera es el joven Andrés Kim, que vuela con su
imaginación estudiando y copiando mapas, que explora
Manchuria en solitario buscando una ruta para pasar de China a Corea, que busca
rutas marítimas y se embarca pese a las prohibiciones.
Es la historia de San Andrés
Taegon (1821-1846), que fue al seminario
a Macao con 15 años y moriría mártir con 25, tras muchos viajes complicados pero solo un par
de años sirviendo como sacerdote entre los coreanos.
Es una película larga, que a
veces insiste en detallar rutas y lugares que al espectador no le interesan
mucho. Además, los espectadores occidentales pueden confundirse con los
personajes orientales.
San Andrés Kim, joven
seminarista, asiste como traductor y testigo a un tratado humillante para
China.
SENTIDO
CUARESMAL: DESIERTO Y ENTREVISTAS CON "EL DEMONIO"
Tiene mucho de cuaresmal: igual
que Jesús pasó 40 días en el desierto de preparación, Andrés pasa años y años
viajando por mares y desiertos,
buscando rutas y entrevistándose con el demonio (a veces inglés, a veces francés, con
tanteos políticos) antes de poder empezar su ministerio público de sacerdote,
mucho más breve que el de Cristo.
La película quiere rendir
homenaje también a otros santos y víctimas de la
persecución del siglo XVIII en Corea, que dejó unos 10.000 mártires. Muchos eran mujeres sencillas y
pobres, otros eran hombres de negocio que con discreción lo ponían todo al
servicio de la misión clandestina. También había
funcionarios obligados a llevar una doble vida, y personas de convicciones católicas pero que no
llegaban a dar el paso a bautizarse hasta el último momento. Todos ellos quedan
reflejados.
Quizá una debilidad espiritual de
la película es que casi nadie habla en realidad de
Jesús. Ni con Jesús. Ni se le ve: Scorsese
sí mostraba a Jesús en Silencio, en iconos y visiones.
La película Nacimiento parece
enamorada de la Iglesia, pero no muy interesada en Cristo, que es el mártir por
excelencia. Es posible que esperen que encontremos a Cristo en sus santos y
mártires, pero es extraño que casi nunca
hablen de Él, y menos como una relación personal.
En cambio, abundan las escenas de
liturgia y sacramentos: misas, confesiones, ordenación diaconal, sacerdotal...
en latín, con trajes chinos y coreanos. Somos nosotros, en otra
época, en otro lugar.
Las mujeres tuvieron mucha
importancia en la Iglesia clandestina en la Corea del s.XVIII, transmitiendo la
fe allí donde los hombres no podían, y con el testimonio de las mártires.
BUEN
PRESUPUESTO, INTERIORES, VESTUARIO
Se trata de un drama histórico
filmado con un presupuesto digno, de 15 millones de dólares, volcado en
escenarios e interiores y algunos barcos, bien juncos, bien fragatas y goletas
occidentales. La Guerra del Opio, con sus cañoneos navales, queda bien
reflejada como trasfondo inicial. Estamos en la
época final de los barcos de vela, poco antes del vapor.
Es curioso que esta película
coincida en España con la nueva teleserie norteamericana de Shogun, el remake de la historia de un
marinero inglés en el Japón de los samurai, incluyendo sus persecuciones a
cristianos. Pero Nacimiento es distinta, sobre todo, por su punto de vista único: el de los cristianos coreanos y el de
Andrés Kim, explorador que abre mundos.
El actor protagonista, Yoon
Shi-Yoony, encantará al público. Es el hijo que todos los padres
querrían tener. Es amable,
inteligente, animoso, creativo, compasivo, valiente y no es jactancioso. Según
los manuales de Hollywood deberían tener más
defectos, evolucionar del pecado a la iluminación, etc... Pero a los cineastas
de Corea el manual de Hollywood les da igual: Andrés es un gran muchacho, y su
evolución consiste en que va aprendiendo cosas, como seminarista, como
misionero clandestino, como joven que recorre países...
HOMBRES
PEQUEÑOS EN UN MUNDO ENORME
Veremos varias escenas de
paisajes enormes a vista de dron: nos quieren recordar que los protagonistas
son hombres muy pequeños en un mundo muy grande, y eso nos ayuda a entender lo
valientes y esforzados que eran.
San Andrés Kim (interpretado por
Yoon Shi-Yoony), asombrado con los instrumentos de navegación occidentales, fue
capaz de calcular distancias y posiciones para intentar desembarcar en Corea,
donde estaba prohibido.
La película nos dice desde el
principio que aunque los primeros católicos de Corea eran de familias nobles,
las persecuciones enseguida acabaron con ellos, y quien mantuvo la
iglesia (sin sacerdotes) fueron los plebeyos, campesinos y
mujeres sencillas.
En 1836 entra camuflado como un
enfermo un primer cura extranjero, el padre Imbert. Tiene su simbolismo: para el gobierno coreano, el cristianismo es una especie
de enfermedad. El
misionero se esfuerza con el idioma y hace confesiones con reloj de arena,
viajando de forma clandestina.
Es él quien ve en Kim, de familia
noble, madera de sacerdote. "Si eres cura
vivirás escondido en la montaña, no quiero forzar tu vocación", le
dice su padre, que morirá mártir. "Mi corazón
arde", responde Andrés Kim:
es Dios que llama.
UNA
IGLESIA QUE FASCINA
La Iglesia que vemos es doble: la de los misioneros que viven al estilo europeo, pero
anhelan llegar a Corea y están dispuestos a cambiar atuendos, costumbres e
idiomas para ello. Por el otro lado, la
Iglesia coreana, casi sin curas, donde los laicos son líderes, organizadores, entusiastas... una
iglesia llena de jóvenes, y llena del vigor que dan esos jóvenes.
Uno de los guías campesinos
explica lo que le asombra más: él, del linaje más
humilde, comparte comida, viajes, peligros y amistad, con nobles del más
prestigioso linaje. A todos les une Cristo en cercanía. También vemos
una comunidad de cristianos clandestinos en la montaña,
devotos, generosos... "Ojalá
pudiéramos vivir así, con virtud, compartiendo, sin persecuciones",
anhela un personaje, animándonos a nosotros, los espectadores.
PELÍCULA
DE MÁRTIRES, PERO NO ANGUSTIOSA
Es una película de mártires, pero
no se regodea en los sufrimientos ni en las torturas. Comparada con la
angustiante Silencio, de Scorsese, las torturas de Nacimiento son
una salpicadura rápida. Es cierto que se ven cabezas
pinchadas en picas y alguna cabeza cortada más, pero sin ensañamiento. El martirio de Andrés, con
verdugos bailarines que hacen coreografías es hermoso y elegante.
Tras el martirio, como en La
Pasión de Mel Gibson, llueve, y el agua arrastra la sangre que fertiliza la
Tierra: así se da el "nacimiento"
del título, el nacimiento de la Iglesia. En la misma familia de Kim, en 4
generaciones, hubo 11 parientes mártires, varios hoy beatificados.
Hoy hay unos 6 millones de
católicos coreanos, y es una iglesia muy viva que ha enviado mil misioneros al
extranjero (700 son religiosas). En 2022 se ordenaron en Corea casi 100
sacerdotes (igual que en España ese año, pero España tiene 70 diócesis y muchos
más millones de católicos). Decenas de miles de jóvenes católicos visitarán el
país y los santuarios de sus mártires en la JMJ de Seúl de 2027. Quizá muchos conozcan a San Andrés Kim y sus compañeros por esta película.
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