LÍCIO DE ARAUJO VALE TARDÓ TREINTA AÑOS EN SUPERAR EL SUICIDIO DE SU PADRE, Y SE FORMÓ PROFESIONALMENTE EN ESE ÁREA PARA TRABAJAR EN LA PREVENCIÓN.
La edición en portugués de Vatican News publicó
recientemente los inquietantes datos de un estudio realizado por Lício de Araújo Vale, sacerdote de la diócesis de São Miguel
Paulista, en Brasil.
"Aun siendo
la fe una aliada
esencial para dar sentido a la vida, y siendo los sacerdotes un
elemento fundamental para la vivencia de la fe, algo ha sucedido que
merma la fuerza de la creencia y de la vocación", comienza diciendo el padre Lício.
Y lanza los datos: "He hecho el registro de los suicidios notificados
de sacerdotes en Brasil. Mi investigación comienza con la muerte de don Bonifacio
Buzzi, de 57 años, en Três Corações (Minas Gerais) el 7 de
agosto de 2016, y termina con la muerte de don Mario Castro, de 55
años, en la diócesis y estado de Roraima, el 19 de junio de 2023. De agosto de
2016 a junio de 2023, cuarenta sacerdotes se suicidaron en Brasil".
EXPERTO
Y VÍCTIMA
El padre Lício, de 65 años, es
alguien para hablar de esta cuestión. Filósofo por la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo,
se especializó en Suicidio y Automutilación en
la Universidad Paranaense y en Prevención del
Suicidio por la
Universidad Santa Catalina. Ha escrito varios libros al respecto y es muy
reclamado como conferenciante.
Porque tiene, además, una
historia personal que aportar, que está detrás de su interés por la psicología
y la sociología del suicidio: su
padre se quitó la vida cuando él tenía 13 años. Estuvo
treinta años acudiendo al psicoanalista "para
elaborar el estrago emocional" que ese hecho dejó en él.
En esta presentación de su libro 'Y fueron abandonados',
el padre Lício afirma que el suicidio es una epidemia "silenciosa y
silenciada". No se habla de ello porque "no nos gusta hablar de la
muerte", y porque las familias no quieren remover la herida. Pero cree que
es "imprescindible" hablar de ello, porque 9 de cada 10 suicidios
podrían prevenirse. Sin "información cualificada" no se puede
prevenir nada, por eso es "fundamental" conocer el asunto y hablar de
él. Dice que su obra no es técnica, sino "el libro de un sacerdote
católico para un público católico común al que quiere dar información sobre el
tema, en la perspectiva de prevenirlo".
"El suicidio
es un fenómeno complejo y multifactorial", afirma en
el artículo: "En el caso de los sacerdotes,
varios estudios apuntan que los principales factores de riesgo son ".
Se enfrentan al desafío el estrés, la soledad y la
sobrecarga de exigencias de
actuar en un sociedad "cada vez más
individualista, secularizada y basada en el espectáculo, con grandes exigencias
deducidas de los cambios sociales y la pluralidad de valores".
Esto influye de manera
determinante sobre la vida de los religiosos, porque la evolución de la
sociedad postmoderna "ha cambiado
la imagen que las personas tienen de la Iglesia".
IMAGEN
TEOLÓGICA E IMAGEN SOCIOLÓGICA
El padre Lício propone a la
reflexión de los lectores, y en particular de los sacerdotes, una causa que
puede contribuir a su malestar, que es la disyuntiva entre la imagen teológica y la imagen sociológica
del presbítero.
La imagen
teológica es la que
proyecta el sacerdote cuando celebra los sacramentos o los sacramentales y
cuando se relaciona con sus colaboradores más próximos.
La imagen
sociológica es la que le atribuye la
sociedad, en numerosas ocasiones distinta de la que el sacerdote tiene de sí
mismo, "lo que puede causar estrés, soledad y
abatimiento".
La contradicción entre estas dos
imágenes puede llevar al sacerdote a moverse en una ambivalencia entre
ambas o sobrevalorar una
en detrimento de la otra. Lo aconsejable, frente a ambos riesgos, es "no huir de la realidad" hasta
el punto de "refugiarse en la imagen teológica
del presbítero" y "distanciarse de
su humanidad", pero también "vivir
coherentemente la dimensión teológica del
sacerdocio, tan cuestionada por la realidad social en todos sus aspectos".
OJOS
Y OÍDOS ATENTOS
Para "ser
sacerdote", antes hay que "ser
persona", subraya el padre Lício como clave del equilibrio. Porque
evadirse de cualquiera de esas dos realidades "puede
resultar en una personalidad fragmentada, incluso
con la aparición de trastornos psíquicos".
En ese sentido, "adaptarse al tiempo presente mediante el servicio
fiel y eficaz a la llamada del Evangelio exige ojos y oídos atentos a
los signos de los tiempos y habilidad para atender a los corazones sedientos en
esta época de cambios y para cuidar de uno mismo".
A lo que se añade "una mejor formación inicial en
los seminarios y noviciados, trabajando más eficazmente la dimensión
humano-afectiva". También es necesario prescindir de
miedos y prejuicios en relación a la salud mental de los sacerdotes.
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