¿Qué influencia tuvo San Juan Bautista en Jesús?
Por: Santiago Ausín | Fuente:
PrimerosCristianos.com
La figura de San Juan Bautista ocupa un lugar
importante en el Nuevo Testamento y concretamente en los evangelios. Ha sido
comentada en la tradición cristiana más antigua y ha calado hondamente en la
piedad popular, que celebra la fiesta de su nacimiento con especial solemnidad
desde muy antiguo.
En los últimos años viene siendo centro de atención entre los estudiosos del
Nuevo Testamento y de los orígenes del cristianismo que se plantean qué se
puede conocer acerca la relación entre Juan Bautista y Jesús de Nazaret desde
el punto de vista de la crítica histórica.
Dos tipos
de fuentes hablan de Juan Bautista, unas cristianas y otras profanas. Las
cristianas son los cuatro evangelios canónicos y el evangelio gnóstico de
Tomás. La fuente profana más relevante es Flavio Josefo, que dedicó un largo
apartado de su libro Antiquitates Judaicae (18,116-119) a glosar el martirio del
Bautismo a manos de Herodes en la fortaleza de Maqueronte (Perea). Para valorar
las eventuales influencias puede ayudar fijarse en lo que se sabe acerca de la
vida, la conducta y el mensaje de ambos.
PAUSE
1. Nacimiento y muerte
Juan Bautista coincidió en el tiempo con Jesús, seguramente nació algún
tiempo antes y comenzó su vida pública también antes.
Era de origen sacerdotal (Lc 1), aunque nunca ejerció sus funciones y se supone que se
mostró opuesto al comportamiento del sacerdocio oficial, por su conducta y su
permanencia lejos del Templo. Pasó tiempo en el desierto de Judea (Lc 1,80),
pero no parece que tuviera relación con el grupo de Qumrán, puesto que no se
muestra tan radical en el cumplimiento de las normas legales (halakhot).
Murió
condenado por Herodes Antipas (Flavio Josefo, Ant. 18,118). Jesús, por su parte, pasó su primera infancia en Galilea
y fue bautizado por él en el Jordán. Supo de la muerte del Bautista y siempre
alabó su figura, su mensaje y su misión profética.
2. Comportamiento
De su vida y conducta Josefo señala que era “buena persona” y que muchos
“acudían a él y se enardecían escuchándole”. Los evangelistas son más
explícitos y mencionan el lugar donde desarrolló su vida pública, Judea y la
orilla del Jordán, su conducta austera en el vestir y en el comer, su liderazgo
ante sus discípulos y su función de precursor, al descubrir a Jesús de Nazaret
como verdadero Mesías.
Jesús, en cambio, no se distinguió en lo externo de sus conciudadanos:
no se limitó a predicar en un lugar determinado, participó en comidas de
familia, vistió con naturalidad y, aun condenando la interpretación literalista
de la ley que hacían los fariseos, cumplió todas las normas legales y acudió al
templo con asiduidad.
3. Mensaje y bautismo
Juan Bautista, según Flavio Josefo, “exhortaba a los judíos a practicar
la virtud, la justicia unos con otros y la piedad con Dios, y después a recibir
el bautismo”. Los evangelios añaden que su mensaje era de penitencia,
escatológico y mesiánico: exhortaba a la conversión y enseñaba que el juicio de
Dios es inminente: vendrá uno “más fuerte que yo” que bautizará en espíritu santo y fuego.
Su bautismo era para Flavio Josefo “un baño del cuerpo” y señal de la
limpieza del alma por la justicia. Para los evangelistas era “un bautismo de
conversión para el perdón de los pecados” (Mc 1,5).
Jesús no rechaza el mensaje del Bautista, más bien
parte de él (Mc 1,15) para anunciar el reino y la salvación universal, y se
identifica con el Mesías que Juan anunciaba, abriendo el horizonte
escatológico.
Y, sobre todo, hace de su bautismo fuente de
salvación (Mc 16,16) y puerta para participar de los dones otorgados a los
discípulos.
En
resumen, entre Juan y Jesús hubo muchos puntos de contacto, pero todos los
datos conocidos hasta ahora ponen de manifiesto que Jesús de Nazaret superó el
esquema veterotestamentario del Bautista (conversión, actitud ética, esperanza
mesiánica) y presentó el horizonte infinito de salvación (reino de Dios,
redención universal, revelación definitiva).
¿JESÚS ERA DISCÍPULO DE
SAN JUAN BAUTISTA?
Puesto
que la relación entre Juan Bautista y Jesús fue tan directa e intensa, cabría
preguntarse si entre ellos hubo una relación de maestro-discípulo. Para una
respuesta adecuada a esta cuestión se requieren explicar los tres datos que se
han debatido sobre este tema entre los estudiosos, a saber, el discipulado de
Juan, el alcance de su bautismo en el Jordán y las alabanzas de Jesús al
Bautista.
1. Los discípulos de
Juan
Los evangelios señalan con frecuencia que Juan tenía discípulos, entre
los cuales algunos se fueron con Jesús (Jn
1,35-37). No eran, por tanto simples seguidores
eventuales; le acompañaban, le seguían y seguramente compartían su misma vida (Mc
2,18) y sus mismas ideas (Jn 3,22).
Flavio Josefo distinguía dos clases de partidarios, unos que le
escuchaban con atención hablar de virtud, de justicia y de piedad, y se
bautizaban; otros que “se reunían en torno a él porque se exaltaban mucho al
oírle hablar” (Antiquitates iudaicae 18,116-117).
Entre los seguidores de Juan hubo quien llegó a
plantear a su maestro si Jesús con su conducta estaba mostrándose como un rival
(Jn 3,25-27), por tanto no lo consideraban
como uno de los suyos.
2. El bautismo de Jesús
Los especialistas no dudan de la historicidad del hecho, entre otras
cosas porque su inclusión en los evangelios planteaba ciertas dificultades:
una, la posible interpretación de que el Bautista era superior al bautizado, a
Jesús, y otra, que siendo un bautismo de penitencia podría pensarse que Jesús
tenía conciencia de ser pecador.
Los sinópticos dejan claro en sus relatos que Juan se reconoce inferior:
rehúsa bautizar a Jesús (Mt 3,13-17), la voz del cielo revela la dignidad
divina de Jesús (Mc 1,9-11), y el cuarto evangelio que no relata el bautismo señala que el
Bautista da testimonio de haber visto posarse la paloma sobre Jesús (Jn
1,29-34) y de su propia inferioridad (Jn
3,28).
Si embargo, no se deduce de ahí inmediatamente que Jesús fuera discípulo
de Juan el Bautista. Si los evangelistas si no detallan que Jesús fue discípulo
de Juan es porque no lo fue.
3. Las alabanzas de
Jesús
Hay dos frases de Jesús que demuestran su estima por el Bautista. Una la
recogen Mateo (Mt 11,11) y Lucas (7,28): “no
ha surgido entre los nacidos de mujer nadie mayor que Juan el Bautista”. Otra
está en Marcos (9,13) y aplica al Bautista la profecía de Ml 3,23-24:
“Elías vendrá primero y restablecerá todas las cosas (…).
Sin embargo, yo os digo —afirma
Jesús— que Elías ya ha venido y han hecho con él lo
que querían, según está escrito de él”. No
cabe duda de que la persona de Juan, su bautismo (cfr. Mt 21,13-27) y su mensaje estuvieron muy presentes en la vida de
Jesús.
Sin embargo siguió un camino
totalmente diferente: en su conducta, puesto que recorrió todo el país, la
capital Jerusalén y el ámbito del templo; en su mensaje, pues predicó el reino
de salvación universal; en sus discípulos, a quienes instruyó en el mandamiento
del amor por encima de normas legales y hasta de prácticas ascéticas. Pero lo
más llamativo es que Jesús abre el horizonte de salvación a todos los hombres
de todas las razas y de todos los tiempos.
En
resumen, en el supuesto poco probable y nada comprobado de que Jesús pasara
algún tiempo junto a los seguidores del Bautista, no se puede decir que
recibiera un influjo decisivo. Jesús más que discípulo fue el Mesías y Salvador
anunciado por el último y mayor de los profetas, Juan el Bautista.
SantiagoAusín
Bibliografía:
Joachim Gnilka, Jesús de Nazaret. Mensaje e historia (Herder, Barcelona 1993);
A. Puig, Jesús. Una biografía, Destino, Barcelona 2005
Este artículo fue publicado por nuestros aliados y amigos PRIMEROS CRISTIANOS
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