MARÍA DE FÁTIMA ES HOY UNA JOVEN MADRE, ESPOSA Y BLOGUERA CATÓLICA, PROVIDA Y PROFAMILIA
María de Fátima, tras su graduación universitaria,
concluyó un proceso de conversión que le llevó desde la brujería y el feminismo
a la fe y la maternidad.
Esta es la historia de una joven
llamada María, criada en una familia de origen protestante, que se aficionó a
la brujería, llegó a ser miembro de una secta neopagana,
se declaró homosexual y militó en el movimiento LGTB y el feminismo
ideologizado.
Pero hoy, con 22 años, está
felizmente casada, es católica convencida y devota, defiende la vida y la
familia y cuenta
en su blog cómo
se operó esta transformación en su vida.
María nació en 1999 y se crio en
una familia de origen protestante. A los 9 años ya se interesaba en temas
como el yoga y la brujería, influida, dice ella, por las series infantiles que veía.
En su escuela, de cariz
protestante, trataron de persuadirla diciéndole que “como
cristianos, debían evitarlo”. Pero aquello solo reforzó su interés.
“Comencé a ver más
programas sobre brujería. Tenía tanta curiosidad que comencé a investigar la Wicca y
a identificarme como una wiccana en privado”, relata, en referencia a esta corriente neopagana nacida en los años 50. “En el fondo sabía que estaba mal y me avergonzaba”.
Por entonces tenía 12 años y había abandonado “lo que pensaba que era el cristianismo”, no solo por su
incompatibilidad con sus crecientes creencias, sino también por razones
sexuales.
DEL
COLECTIVO LGTB AL FEMINISMO Y EL SOCIALISMO
“Comencé a
definirme como bisexual”, pero “en
2011 la homosexualidad, bisexualidad y lo transgénero se empezaron a
promocionar tanto en los medios que me resultaba difícil etiquetarme. Estuve
pasando de considerarme bisexual a lesbiana y viceversa durante años”.
Tuvo su primera novia
con 13 años. “Nadie en nuestra familia
nos dijo que lo que estábamos haciendo estaba mal”, explica.
“Una vez 'fuera del
armario', eso se convirtió en una parte muy importante de mi identidad.
Tenía camisetas, lo publiqué en mi Facebook, llegué a ser presidente del club
pro-gay de mi escuela con 14 años y celebré la legalización del `matrimonio´
gay”.
Pasado el tiempo, confiesa que “convertirlo en algo tan importante era una
forma de compensar en exceso el hecho de que mi conciencia estaba muy resentida”.
Los comentarios de sus profesores
cristianos sobre la brujería aún resonaban en ella. “A
los 14 años dejé la Wicca.
No podía dejar de lado lo que me dijo mi maestra”.
Sin embargo, creció su
implicación en la ideología gay, el aborto, el
feminismo e incluso el socialismo.
LA
VIRGEN DE GUADALUPE EN LAS TELENOVELAS
Una de sus pasiones, el estudio
del español, le llevó a replantearse muchas de sus convicciones.
Pasaba largas horas
estudiándolo. Estaba tan dedicada a su estudio del español que
incluso planeó irse a vivir a España (donde pensaba que la mayoría de la gente era católica).
“Veía telenovelas para practicar, llegué a
ser tutora de español con 15 años y logré mucha fluidez”. Durante su
aprendizaje, escuchó hablar de la Virgen de Guadalupe y comenzó a invadirle la
curiosidad. Quería saber más sobre la Iglesia, la cultura
hispana y católica.
Con 16 años, María asistió a su primera misa, lo
que captó toda su atención.
“Comencé a
investigar para comprender lo que había visto. A través del estudio y de la
gracia de Dios vi que [la fe católica] era la verdad. El 7
de octubre de 2015, a los 16 años, me convertí al catolicismo”.
María tenía 19 años
cuando, el día de su confirmación, tomó el sobrenombre de la Virgen de
Fátima.
QUERÍA
VIVIR LA FE, PERO SOLO HABÍA UNA FORMA: "TODO O NADA"
A la joven le atraía el
catolicismo pero eso implicaba cambiar de vida y de valores. “Me di cuenta de que en el catolicismo era todo o nada,
y me encontré con un dilema: yo tenía novia”.
“Ella sabía que
quería convertirme, pero también quería estar con ella”, confiesa. “Recé mucho por este tema. Un día,
con 17 años, ella me envió un mensaje diciéndome que quería romper nuestra relación.
Supe que era una respuesta a mis oraciones y desde ese día, me
dije que nunca volvería a salir con una chica y me comprometí plenamente con
Jesucristo”.
Desde que tomó esa decisión, se
dedicó incansablemente a profundizar en la fe y empezó a conocer nuevos
amigos católicos a través de redes sociales.
Pronto escuchó
hablar sobre la misa tradicional. “Fui durante las vacaciones de
2017. Estaba confundida, era más bello de lo que había imaginado. Sabía
que había algo ahí, y me comprometí a ir cada vez que me fuese de vacaciones”.
En marzo de 2018, con 19 años,
María recibió su Primera Comunión y el sacramento de la confirmación. Entraba
así plenamente en la Iglesia Católica.
Para entonces, “estaba enamorada de la Misa tradicional” y se
prometió frecuentarla cada semana.
SIN
MIEDO A LA AGENDA FEMINISTA
Como católica, cambió su forma de
ver muchos temas. “El primer problema [una vez
convertida] fue el aborto.
Yo era pro-elección, porque nunca pensé en lo que era de verdad el
aborto. Una vez me di cuenta de lo que implicaba y de que acababa con la vida de
un ser humano, me convertí en provida”.
Tras años de militancia
feminista, María de Fátima descubrió la oscura realidad que se esconde tras el
aborto, y comenzó a participar en actos provida, como esta vigilia de 40 Días
por la Vida.
Un amigo le invitó a un rosario por
la familia y el
matrimonio. “Fue increíble rezar el rosario en público con
otras personas”. Era algo que “nunca
antes habría hecho”.
Allí conoció al que hoy es su
marido. “Dos días después comenzamos oficialmente
nuestro noviazgo. Exactamente un año después, en nuestro primer aniversario,
nos comprometimos”.
La noticia, explica, no fue bien
recibida por algunas personas. “Me
ridiculizaron, me dijeron que no debía casarme tan pronto –tenía
22 años cuando lo hizo– o tener muchos hijos, argumentos propios de la agenda feminista”,
explica.
UNA FAMILIA BENDECIDA POR SU CONFIANZA EN DIOS
Lejos de asustarse, María puso toda su confianza en la fe. “Él nos bendecirá y proveerá si lo seguimos y guardamos sus caminos”, expresa.
“No voy a caer en el miedo promovido por el feminismo,
porque sirvo a un Señor bondadoso, cuyos caminos son perfectos”.
María y su marido celebraron su
boda por el rito tradicional de la Iglesia, el primer sábado de junio de 2021.
Pocas semanas después, anunciaron el próximo nacimiento de su
primera hija, a quien llamarán Marianna.
María y su novio
decidieron casarse jóvenes, contra la opinión de algunos... para ellos lo
importante era aferrarse a la fe y la Providencia.
“Ahora que tengo
esta preciosa hija, veo que Dios quiere que use mi historia de conversión
para enseñarle a ella (y a sus futuras hermanitas, si nos bendice
con más niñas) y para transmitir lo que Él me ha mostrado”, menciona.
María concluye recordando que su
historia le recuerda cada día “la bondad,
fidelidad, misericordia y el perdón de Dios”.
“Cuando la gente me
pregunta como sucedió, les remito a Jesucristo y al rosario, no podría haber
hecho esto sola. El cambio no fue
mío”, añade. “Fue la gracia”.
Artículo de hemeroteca
publicado originalmente en noviembre de 2021.
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