EN VEZ DE TRATAR SU DEPRESIÓN, LA MAQUINARIA TRANS SEPARÓ A LA HIJA DE LA MADRE
Con su trágica experiencia, Abby Martínez denuncia
el fenómeno creciente en el que autoridades y escuelas ponen a los hijos en
contra de sus padres para motivar el cambio de género.
Para Abby Martínez,
salvadoreña residente en California, lo ocurrido el 4 de septiembre de 2019 fue la constatación
de una realidad que sacude sin descanso a ya numerosas familias de todo el
mundo. Aquella noche fue la
última vez que habló con su hija Yaeli.
Tras años de profunda
depresión, una asociación LGTB incitó a la muchacha a comenzar
el cambio de género, como si esto
fuese a motivar su recuperación. No lo hizo. Poco después de comenzar el
tratamiento de género, la joven se quitó la vida. Iba a cumplir 20
años.
Abby detalló a Daily Signal que
desde el comienzo del día le invadió una profunda tristeza. Había quedado con
una amiga a comer pero casi no tocó el plato. No sabía lo que ocurría, pero
estaba profundamente afectada porque su hija Yaeli, de 19 años,
hubiese anunciado que comenzaría a vivir como Andrew.
Aquel día Abby escribió a su hija
para ver cómo estaba, sin obtener respuesta. Al final respondió, y su madre
respiró aliviada. "Está bien", pensó.
"Me contó cómo
le había ido en el trabajo", explicó.
Pero dejó de responder. Horas después, el teléfono volvió a sonar: era la
policía.
"Mi corazón
comenzó a latir muy rápido", recuerda.
Esa noche, Abby acudió a la casa de su hija, acompañada por la policía. No
estaba. Buscó en los hospitales cercanos, y no había ni
rastro de su hija.
A la mañana siguiente, después de
recoger a su hijo del colegio, la preocupada madre recibió una nueva llamada,
esta vez de la oficina forense.
"¿Dónde está
mi hija? Quiero ir a verla", dijo.
"Lo siento mucho, pero no podrá ver a su hija", respondieron.
UN
CAMBIO DE VIDA AL MARGEN DE LOS PADRES
Desde la adolescencia, Yaeli fue
víctima de una fuerte depresión,
agravada por los problemas que atravesaban sus padres.
En la escuela secundaria, una
amiga que decía sentirse chico le sugirió a Yaeli que el
motivo de su depresión podía ser una posible disforia de género. Una asociación LGTB la
animó a comenzar la "transición de
género", sin ningún contacto con su familia.
Cuando su madre se enteró, ya era demasiado tarde.
"Se supone que la
escuela debería habernos permitido saber lo que ocurría, pero
nunca me enviaron ningún mensaje diciéndome que necesitaban hablar sobre mi
hija", expresó Abby. Al parecer, fue la propia escuela la que convenció a la
joven de no hablar del tema con su familia porque no apoyarían la 'transición'.
LOS
PADRES, TRATADOS COMO UN "PELIGRO" PARA SUS HIJOS
Cuando la madre expresó su
preocupación a la escuela, el psicólogo escolar recomendó
a la joven vivir fuera de la casa familiar. Poco
después, el departamento de Servicios para Niños y Familias de Los Ángeles le
retiró la custodia de su hija.
Durante los siguientes seis
meses, la madre solo pudo verla una hora a la semana. Los servicios sociales
pensaban que "si mantenían a Yaeli fuera de su
casa, tendría más probabilidades
de sobrevivir", que fuera de casa "no
intentaría suicidarse", recuerda ahora la madre.
Pasaron tres años
separadas. Ese
tiempo la joven sometió su cuerpo a hormonas cruzadas que lo alteraran
y cambió su nombre legal a Andrew. Pero, según su madre, "nada de eso le hacía feliz".
Tres años después de comenzar el
proceso, lejos de mejorar, Abby recibió la fatídica llamada que le informó de
que su hija se había tirado a las vías del tren.
UN
DOLOR QUE NUNCA DESAPARECE: "OS LA LLEVASTEIS"
"No le deseo a
ningún padre que pase por esto, es un dolor que nunca desaparece y cada vez que
respiras puedes sentir el dolor", expresó
Martínez a The Daily Signal.
Acto seguido, acudió al
departamento de Servicios para Niños y Familias. "Os
llevasteis a mi hija lejos de mí, me dijisteis que iba a estar mejor y ahora
ella se ha ido", reprochó. Una vez más, obtuvo el
silencio como respuesta.
Abby recuerda haber comentado en
repetidas ocasiones la depresión de su hija pero "no
les importó".
"Ojalá algún
día el sistema cambie y ayuden de verdad a los jóvenes. Quiero
que investiguen lo que está pasando. ¿Por qué los niños se comportan así? ¿Por
qué se sienten de esa forma? Quiero que sean conscientes [de la importancia] de
la salud mental", expresó, "pero
no hablan de eso: hay muchos niños que se están suicidando mientras
el sistema les ofrece que les pagarán cualquier cosa, desde hormonas hasta
cualquier cirugía".
"Me gustaría
que en vez de gastar millones de dólares en estos niños, nos permitiese volver
a ser padres y nos brindase las herramientas que necesitamos", pero en lugar de ello, "el sistema
está destruyendo a nuestras familias", advierte. Actualmente,
Martínez denuncia cómo el movimiento transgénero no solo ha afectado a su
familia, sino a muchas otras por todo el mundo.
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