CONSULTAMOS A UN EXPERTO... Y UNA NOTA DE RATZINGER DE 1985
Unos laicos católicos rezan por la salud de uno de
ellos... si hubiera un origen demoníaco detrás de una dolencia, podrían ordenar
que se fuera.
En los entornos católicos
interesados en el ministerio de
liberación, es decir, el servicio a las personas que
sufren por la acción opresiva específica de lo demoníaco, se está dando un debate acerca de si los laicos pueden dirigirse directamente a los espíritus
malignos y expulsarlos con
una sencilla orden: “espíritu maligno, en el nombre de Jesús, yo
te ordeno que te vayas y dejes en paz a este hijo de Dios”.
O bien, incluso especificando el efecto concreto que causaría el espíritu (y
que lo delata): “espíritu de
tristeza (o lujuria, o vanidad), en el
nombre de Jesús, yo te ordeno que te vayas de Fulanito”.
CIEN PERSONAS ENTRENADAS EN
MADRID
El pasado 26 de mayo, el sacerdote Mathias Thelen, párroco de
Saint Patrick en Brighton, de la diócesis de Lansing (EEUU) y su equipo de
Encounter Ministries (encounterministries.us) celebró
una oración de sanación, no litúrgica, en Madrid, en la escuela de la Plaza
Madre Molas, con unos 800 participantes. (ReL lo
anunció aquí).
Más de 30 personas dijeron entonces, durante esas oraciones, notar como se
curaban al instante de distintas dolencias: movían cuellos, brazos o
articulaciones que llevaban años sin poder usar o llenos de dolor, o se quitaban
los audífonos y oían bien... En esa oración el padre Mathias guiaba a todos los
asistentes para orar dando órdenes a la enfermedad: “a
ti te hablo, pierna, a vosotros os hablo, huesos, cartílagos, nervios,
tendones, sanaos en el nombre de Jesús”.
Ese mismo día por la mañana, el padre Mathias y su equipo habían tenido una
sesión de formación y entrenamiento en este tipo de
oraciones con unos 100 católicos invitados, discernidos
por su madurez y compromiso en la fe.
Allí les explicaron, además, que a menudo hay dolencias con un “origen
espiritual” y que hay que expulsar al espíritu causante, algo
que puede probar cualquier bautizado en nombre de Jesús, con un mandato breve y
directo: “espíritu de sordera/depresión/insomnio, etc..., vete en nombre de
Jesús”.
Laicos rezan por el padre Mathias Thelen, pidiendo el poder del
Espíritu Santo para él, en un encuentro de 2017 .
¿HABLAR A ESPÍRITUS, AUNQUE
SEA DECIRLES "VETE"?
Sin embargo, hay católicos interesados en estos temas que consideran que un laico no debe dirigirse a los demonios nunca, ni
siquiera para ordenarles que se vayan, y que el laico debe limitarse a hablar solo con Dios, los
ángeles y los santos, pidiéndoles su acción benéfica.
En 1985, el entonces cardenal Joseph Ratzinger, firmó la instrucción “Inde Ab Aliquot Annis” (“Sobre
las normas actuales que rigen los exorcismos”). Los exorcismos
propiamente dichos, y los casos de posesión propiamente dichos, quedan
reservados para los sacerdotes exorcistas debidamente encargados por sus
obispos.
Pero hay otros casos de actividad demoníaca (como la
opresión y la infestación) que no son posesión ni requieren exorcismos. En su tercer
párrafo la instrucción pide “para los casos en que
la verdadera posesión diabólica está excluida y la influencia diabólica aún
parece mostrarse de alguna forma” evitar las oraciones “que dignifican a los demonios
al preguntarles directamente y tratando de conocer su identidad”. El texto en latín
pone “quarum decursu daemones directe
interpellantur et eorum identitas cognoscere studetur". (Aquí, en inglés).
El cardenal Ratzinger dejó en 1985 unas instrucciones sobre los
exorcismos, “Inde Ab Aliquot Annis”,
que prohíben hacer preguntas a los demonios.
Los que defienden que los laicos pueden expulsar demonios dándoles órdenes para
que se vayan dicen que la norma de 1985 lo que prohíbe
es preguntar cosas a los demonios y tratar de conocer su nombre u otras cosas.
EL PADRE AMORTH HABLABA DE
"NO DIRIGIRSE NUNCA A ELLOS"
Parece probable que la idea de que los laicos no deberían ni siquiera
dirigirse a los demonios con órdenes de expulsión viene de la popularización de libros del difunto exorcista de Roma,
el padre Gabriel Amorth.
En su primer gran éxito editorial, "Un
exorcista cuenta su historia", Amorth escribe, comentando esta
carta de 1985, "esta carta avisa contra
cualquier trato directo con demonios y afirma que su nombre no debe preguntarse por aquellos que
no tienen facultades específicas para ello".
En un libro posterior (en Estados Unidos se tituló An Exorcist: More
Stories) Amorth escribió: "debemos
evitar dirigirnos al demonio directamente y para averiguar su nombre y, yo añado, para cualquier otra cosa. Dejando de lado otras
consideraciones, un diálogo directo con el demonio puede ser peligroso para
cualquiera que ose iniciarlo sin la debida autorización de la
Iglesia y, por lo tanto, sin su protección".
Es probable, por lo tanto, que de estos libros del padre Amorth, muy
leídos, salga la convicción de que el laico no debe dirigirse al espíritu
maligno para nada, aunque el documento de 1985 parece
prohibir diálogos, interrogatorios, preguntas... pero no órdenes de expulsión.
LA EXPERIENCIA DE 20 AÑOS CON
LAICOS
El pasado 18 de mayo, Neal Lozano, un laico que dirige el ministerio
católico Unbound (www.heartofthefather.com), que lleva 20
años con este tipo de oraciones de mandato a cargo de laicos, y las ha probado
con grupos en 20 países, publicó un documento de 10 páginas
defendiendo su uso y argumentando su base teológica (aquí en PDF en inglés).
Neal Lozano es uno de los mayores promotores de
la "palabra de mando" para expulsar espíritus en entornos católicos
para laicos.
“El hecho de que los laicos puedan ordenar a
los demonios que se vayan no significa que todos los laicos puedan practicar la
liberación como un ministerio, no
más que el hecho de que los laicos puedan enseñar no significa que todos los
laicos deban enseñar. No todos tienen los dones necesarios, las habilidades,
entrenamiento o madurez. Las preocupaciones pastorales que salen en varios
sitios son válidas y deben tratarse con teología firme y guía que ayude”, escribe
Neal Lozano.
Lozano también niega -en virtud a su experiencia de dos décadas- que los laicos
que se dediquen a esto, si cumplen las protecciones normales, vayan a sufrir
más acoso de demonios de lo que sufre cualquier católico comprometido que se
dedique a evangelizar.
En cualquier caso, un obispo tiene autoridad para
limitar, regular o supervisar cualquiera de estas prácticas en los límites de
su diócesis.
En ReligionEnLibertad hemos querido consultar sobre el tema al sacerdote
Gareth Leyshon (www.drgareth.info), un estudioso especializado en temas de Nueva
Era y superstición (además de doctor en Astrofísica, párroco en Cardiff y
capellán en los hospitales públicos de la ciudad y un par de colegios).
Mantiene un contacto fluido con la Renovación Carismática en el Reino Unido. Él
ha respondido amablemente a ReL con un escrito que traducimos a continuación.
LAICOS QUE EXPULSAN DEMONIOS
CON ÓRDENES: ¿PUEDE HACERSE?
En algunos encuentros de oración carismática y en servicios de sanación, miembros del laicado pronuncian palabras de mando [órdenes,
words of command] requiriendo marchar a los
espíritus malignos que se suponen presentes.
¿Es esta una forma legítima de ministerio? ¿Funciona?
¿Es superstición? ¿Lo ha prohibido la Iglesia Católica?
¿PUEDEN LOS LAICOS EXPULSAR ESPÍRITUS
MALIGNOS, EN PRINCIPIO?
En los días anteriores a las reformas del Concilio Vaticano II,
todos los candidatos al sacerdocio tenían que pasar a través del rango
(“ministerio”) de exorcista antes de ser ordenados diáconos y después
sacerdotes. Esto se refería a las oraciones de exorcismo que se realizan cuando
se bautiza a un bebé, pero tiene sus raíces en los primeros siglos de la Iglesia cristiana cuando había “ministros” del
exorcismo que no eran sacerdotes o diáconos. En su tradición,
la Iglesia reconoce, por lo tanto, que los laicos pueden ser/estar
autorizados [be authorised] para
expulsar espíritus malignos.
Cuando en 1972 el Papa Pablo VI emitió un documento (Ministeria Quaedam)
que cambió los rangos, incluyendo el de exorcista, que preparaban para el
sacerdocio, animó a los obispos de distintos países (mediante decisiones
colectivas de sus conferencias episcopales) a considerar
si la Iglesia en su nación necesitaba estos otros ministerios –incluyendo explícitamente
a los exorcistas- e indicó
que Roma respondería positivamente a las peticiones de reestablecerlos
localmente, como “ministerios laicos”.
En Lucas 10, Jesús envía a “otros setenta y dos” que
vuelven gozosos porque los espíritus malignos se les someten.
Ahora bien, antes de la Última Cena, no tiene sentido hablar de “sacerdotes” o “laicos”
en el sentido que usamos hoy esas palabras en la Iglesia Católica hoy, así que
no podemos decir que esos setenta y dos eran “laicos”
mientras que los 12 apóstoles eran “obispos”;
pero en cierto sentido, que Jesús escogiera a los setenta y dos fue un
signo de la autoridad que da a las personas
“que-no-son-los-apóstoles”.
Cualquier cristiano bautizado, en virtud de su bautismo, tiene la autoridad espiritual para hablar con palabras de mando [“word of command”, mandatos, órdenes], ya
sea para ordenar a una parte del cuerpo que se cure o para
ordenar que se vaya a un espíritu maligno que se cree que está
presente.
Si estas órdenes dan fruto o no depende de la profundidad de la fe de la
persona que da la orden y del grado de don (carisma) que ha recibido. Esto
último es un regalo soberano de Dios, así que fracasar en dar
fruto en el “ministerio de dar órdenes” no es una prueba de “falta de fe”.
¡Un tema completamente distinto es plantear si es
prudente que una persona sin entrenar busque dar órdenes a espíritus malignos!
¿LA IGLESIA CATÓLICA HA
PROHIBIDO A LOS LAICOS EXPULSAR ESPÍRITUS MALIGNOS?
¿El Magisterio de la Iglesia Católica ha
prohibido formalmente a los laicos –y de hecho a los clérigos sin mandato de
ser exorcistas- que den órdenes a los espíritus malignos para que se vayan?
Claramente, sí ha prohibido esto cuando se
atiende [ministering] a
personas que muestran señales de posesión.
Neal Lozano (en Unbound) [subtitulada:
Guía Práctica para la Liberación, nota de ReL] recomienda
que si se atiende a alguien con signos de
posesión (por ejemplo, voces extrañas, conocimiento profético o
fuerza extraordinaria) los ministros laicos no deberían rezar
oraciones de atadura ni intentar expulsar a los demonios. Deberían,
más bien, seguir hablando al alma humana que se atiende, afirmando el amor de
Jesús, animando a esa alma a “tomar control de tu
cuerpo y mente en el nombre de Jesús. Abre tus ojos”.
Ningún documento vaticano emitido en los últimos 100 años plantea
explícitamente el tema de si los laicos pueden usar
“palabras de mando” al abordar las formas menores de aflicción demoníaca
conocidas como “obsesión” y “opresión”.
Hay un principio en el Derecho Canónico que dice que cuando la ley no
prohíbe explícitamente algo, puede considerarse permitido.
La Congregación para la Doctrina de la Fe sí ha prohibido explícitamente que cualquiera que no sea un exorcista con
mandato [del obispo] haga preguntas a espíritus malignos (en Inde ab Aliquot,
1985) pero ese es un asunto
distinto.
¿REALMENTE HAY UN ESPÍRITU
PRESENTE?
¿Cómo podemos saber qué espíritus
están presentes y necesitamos ordenarles que se vayan?
Si un individuo concreto tiene el carisma de “discernimiento
de espíritus” y recibe un conocimiento que viene de Dios acerca de qué
espíritus están presentes, eso será muy útil.
Si no, se puede intentar una aproximación experimental. Por ejemplo, si la persona ha
tenido problemas con pensamientos lujuriosos, el experimento de “yo te ordeno
marchar, espíritu de lujuria” puede o no resultar en una disminución de la
tentación. Si se
comprueba que da fruto, entonces es probable que un espíritu de lujuria haya
sido eficazmente expulsado.
¿Es un pecado de superstición ordenar a un espíritu que se marche, en
ausencia de un don claro de discernimiento de espíritus? No, si el mandato se ofrece con humildad,
con la idea de que “yo no sé si un espíritu de
lujuria está presente así que hago este intento para ver si tiene un efecto
positivo”. Sí sería un pecado de
superstición saltar a la conclusión “has dicho que
tenías pensamientos de lujuria así que debes estar infestado por un espíritu de
lujuria”.
Se ha planteado la pregunta de si podrían existir “objetos espirituales” que no
son demonios o ángeles inteligentes. No hay evidencia en la Biblia de que
existan tales entidades, y en este contexto estamos
considerando objetos espirituales que pueden responder a una palabra de mando. A menos que queramos proponer la existencia de un
equivalente espiritual al asistente de voz del smartphone, empezaría a parecer
exagerado. Probablemente, está en la naturaleza del “mundo
espiritual” que la única clase de cosas que existan entre nosotros y
Dios sea algún tipo de naturaleza inteligente.
¿DEBERÍAMOS PRACTICAR LA
LIBERACIÓN?
Quedan
dos preguntas: ¿es sabio dar órdenes a los espíritus malignos para que se vayan? Y ¿es necesario?
Este tipo de ministerio requiere a una persona que viva una vida de gracia, que
esté cerca de los sacramentos, y con un conocimiento de higiene espiritual
básica. Cualquiera que expulse espíritus malignos sería necio si les ofreciera
un blanco claro.
¿ES, SIN EMBARGO, NECESARIO?
Hay otras formas de oración, indirectas. “Amado Señor
Jesús, por favor, rechaza y expulsa cualquier espíritu de lujuria que esté en
mí”. Hay quienes, como Neal Lozano, recomiendan
que la persona afectada rece las palabras de liberación para expulsar lo que
tiene [nota de ReL: aquí no se refiere a
las palabras del ritual oficial de exorcismo] en vez de que
sean ministros que buscan expulsar espíritus de una tercera persona.
Al final, esta pregunta solo
pueden resolverla los que se dedican a ello [practitioners]. Yo escribo como estudioso y no practico
regularmente el ministerio de liberación. No estoy en
posición de saber si la forma de oración indirecta se ha puesto a prueba y ha
demostrado ser más o menos eficaz.
La prudencia pastoral recomendaría evitar la forma directa, teniendo en cuenta
que incluso para los exorcistas se supone que
recurren a la oración de mando después de mucho uso de fórmulas
indirectas. Pero sin estudios de casos comparativos es
imposible saberlo.
Artículo de
hemeroteca publicado originalmente en junio de 2018.
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