Cuando una mujer está embarazada, con frecuencia se dice que "está esperando un hijo" o "va a tener un hijo", o "va a ser mamá". Todos usamos estas expresiones por mera costumbre, y esto no afecta para nada la fuerza de nuestras convicciones pro-vida.
Sin embargo,
yo sugiero que dejemos de utilizar estas frases, pues no expresan la realidad
en forma veraz.
Una mujer
embarazada no está "esperando" un
hijo. Ya lo tiene. El niño existe, vive y crece en su vientre. Ella no está por
"traerlo al mundo". Él ya está en
el mundo. El vientre de la madre está en el mundo tanto como la madre misma.
La mujer
embarazada no "será" madre. Ya lo
es. Al decir que ella "será"
madre, inadvertidamente estamos reforzando la idea de que la maternidad empieza
con el nacimiento. Esto refuerza la idea de que el niño en realidad lo es sólo
a partir del nacimiento.
Una mujer
embarazada es una madre completa. No tiene "medio"
hijo o un hijo "en camino"
("En camino" ¿de dónde?) El niño ya está aquí, en este mundo,
en toda su singularidad y en posesión de la misma dignidad que cualquier otra
persona.
Si
nuestro lenguaje refleja esta realidad, contribuiremos a la comprensión de que
los niños en el vientre de su madre son ya miembros de la familia humana. ¡Ahora y aquí!
Entonces
la gente podrá hacer la pregunta correcta acerca del aborto
Las
razones que muchos dan favor del aborto, giran en torno a la pregunta "¿Deberá ella tener otro hijo?" Nuestra
respuesta puede algunas veces ser "no". Puede
haber circunstancias -médicas, financieras y sociales—en las que una persona no
deba tener otro hijo.
Sin
embargo, si una mujer está embarazada, ella ya tiene un hijo. La cuestión del
aborto no es la de traer o no un niño al mundo, ¡sino
la de expulsarlo o no del mundo! La cuestión es: "¿Se le cuidará o se le matará?" Mientras algunas
veces podemos decir que las circunstancias nos impiden tener otro hijo, nunca
podemos decir que las circunstancias nos obligan a matar a un niño.
Somos de
hecho muy sensibles a circunstancias como la inmadurez o la falta de recursos
para criar al niño. Sin embargo, si el niño naciese ¿desaparecerían
los problemas de inmadurez o carencia de recursos al día siguiente del
nacimiento? Por supuesto que no. Sin embargo, a partir de ese día
cualquiera podría ver que matar al niño no tendría justificación posible. ¿Qué hace al aborto diferente?
El
lenguaje es poderoso. Refleja y le da forma a lo que hay en la mente y en el
corazón. Un paso pequeño pero necesario para poner fin al aborto consiste en
emplear las palabras correctas y hacer las preguntas adecuadas.
𝑷. 𝑭𝒓𝒂𝒏𝒌 𝑷𝒂𝒗𝒐𝒏𝒆
𝑫𝒊𝒓𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓 𝑵𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂𝒍
𝑺𝒂𝒄𝒆𝒓𝒅𝒐𝒕𝒆𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒂 𝑽𝒊𝒅𝒂
Artículo tomado de: priestsforlife.org
Sam
MV
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