Uno de los argumentos, no el único, que usan algunos para defender la independencia de una zona geográfica es sencillo y atrayente: si nos separamos viviremos mejor.
Por: Fernando Pascual |
Uno de los argumentos, no el único, que usan
algunos para defender la independencia de una zona geográfica es sencillo y
atrayente: “si nos separamos viviremos mejor”.
El argumento puede estar construido en una simple suposición sin ninguna
garantía: suena bien, convence. Luego, si se consigue la independencia, habrá
que ver qué pasa...
Otras veces el argumento puede tener apoyos sólidos y buenas garantías de que
sea verdadero. Cuando se dan esas garantías, y si llega a fraguarse el proyecto
independentista, es bastante posible que logre mejorías.
Sin embargo, ¿es correcto buscar una independencia
de una región para vivir mejor? En otras palabras, ¿no se corre el riesgo de olvidar argumentos que, bien
considerados, llevarían a mantener la unidad con otras zonas geográficas?
Bastaría con pensar en los posibles costos de la independencia sobre otros. Es
cierto que atrae la idea “si nos separamos
viviremos mejor”. Pero también es cierto que es mucho más hermoso buscar
caminos para seguir juntos y ayudarnos con una solidaridad a veces sacrificada.
Si vamos más a fondo, descubriremos la belleza de sanos esfuerzos por construir
unidades solidarias y abiertas a la colaboración mutua. Quizá algunos no vivan
tan bien como desearían, pero si logran que otros mejoren su nivel de vida, ¿no vale la pena mantenerse unidos?
Construir una unidad entre regiones o incluso entre pueblos diferentes es
posible cuando hay horizontes y valores grandes, deseos de ayuda mutua,
condivisión de dones. Entonces quedan a un lado separatismos insolidarios y
egoístas, y se construyen comunidades que saben compartir y apoyarse, en vistas
a un proyecto común.
Tal proyecto común, hay que recordarlo, no puede quedar encerrado bajo las
fronteras de un Estado: vivimos en un mundo donde también otros pueblos
necesitan ayudas generosas para superar graves carencias y para avanzar en el
camino hacia la paz, el desarrollo y la justicia social.
¿Independencia para vivir mejor? La pregunta
podría ser otra: ¿mantenernos unidos para promover
la ayuda mutua y tener mejores posibilidades de ayudar a otros Estados? ¿Dejar
de lado intereses incluso legítimos para crecer en solidaridad y en
colaboración con otras regiones más necesitadas?
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