miércoles, 20 de julio de 2022

DIÁCONO QUE COMBATIÓ EN LA GUERRA DE VIETNAM ASEGURA QUE SOBREVIVIÓ GRACIAS A LA EUCARISTÍA

Joseph Tedeschi es un diácono jubilado y ex oficial que participó en la guerra en Vietnam y asegura que sobrevivió a un fatal accidente gracias a que recibió la Eucaristía.

Un artículo del National Catholic Register recoge la historia de Joseph Tedeschi, un oficial del ejército de Estados Unidos que sobrevivió a un fatal accidente en la guerra en Vietnam.

El ex oficial y ahora diácono narró su testimonio en su libro A Rock in the Clouds”, donde explica que sobrevivió al accidente aéreo durante una de sus misiones en la guerra en Vietnam, gracias a que un día antes recibió la Eucaristía en Misa.

Tedeschi es un católico que estudió química en la Universidad Estatal de Iowa e ingresó al ejército en 1957. Nueve años después fue enviado a Vietnam, donde trabajó como experto en guerra química, y llegó a tener asignaciones en el Pentágono y a ser director del Centro de Ciencia y Tecnología Extranjeras en Charlottesville, Virginia. 

Luego de su accidente sirvió como coronel hasta 1984, y después, fue gerente de programa del sistema Counter Battery Radar (COBRA) en Lockheed Martin hasta 1999. Luego fue ordenado diácono permanente en 2002 y sirvió 20 años en la Parroquia de St. Mary of the Lakes, de la Diócesis de Trenton. Se jubiló por edad a los 86 años en 2020.

La guerra de Vietnam se libró entre 1955 y 1975 entre el gobierno comunista de Vietnam del Norte contra el gobierno de Vietnam del Sur, respaldado principalmente por Estados Unidos.

Los comunistas tuvieron como aliados al Viet Cong, guerrilleros de Vietnam del Sur, y el apoyo de China y la Unión Soviética.

En Vietnam, Tedeschi reemplazó a un oficial químico de la Primera División de Caballería Aérea de los Estados Unidos y trabajó con agentes químicos utilizados durante la guerra, como granadas de humo, gases lacrimógenos y defoliantes.

Durante su misión se reencontró con el mayor Bob Ray, un compañero de clase de la universidad que también era católico. Ambos trabajaron como observadores de una operación del ejército de Vietnam del Sur contra el Viet Cong, una experiencia que desafió su fe.

“Tenía que ver a todos como creación de Dios. Lo que vi allí fue en contra de todas mis sensibilidades como cristiano y católico”, dijo el oficial veterano.

Luego, recibió la orden de regresar a An Khe, donde estaba la base de la división, para coordinar las próximas operaciones químicas. La noche antes de su vuelo ninguno durmió, porque el campamento corría el riesgo de ser atacado con proyectiles. Fue entonces que el capellán de la división se asomó buscando católicos que asistieran a Misa diaria.

Ambos accedieron y como el capellán no tenía donde ofrecer Misa, su asistente instaló un altar sobre la cubierta del motor de un carro. “Bob y yo comulgamos”, recordó.

El avión llevó a 31 personas –cuatro tripulantes y 27 pasajeros, de ellos algunos eran soldados heridos que estaban siendo llevados al hospital. El vuelo iba bien hasta que al momento de descender para aterrizar, el avión chocó con la montaña Hon Cong en An Khe.

Tedeschi dijo que solo recuerda escuchar los ruidos del impacto y sentir que lo “lanzaban hacia adelante y hacia arriba al mismo tiempo, y luego vino un instante de oscuridad seguido de un silencio total”, y que al despertar, vio cuerpos tirados a su alrededor.

Según los reportes, 13 personas murieron y los demás fueron rescatados. Bob resultó herido y Tedeschi quedó con la cadera rota y requirió mucho tiempo para recuperarse.

Luego, el veterano buscó a los sobrevivientes por 50 años para reconstruir los hechos y comprender la experiencia que le tocó vivir. Gracias a Internet logró identificarlos a todos.

Tadeschi dijo que lo que lo motivó a escribir el libro fue “contarle a la gente sobre la Presencia Real” de Jesús en la Eucaristía, “y cómo realmente siento que sobreviví a ese accidente gracias a la Comunión que recibí esa mañana de un altar en el capó de un Jeep. Creo que eso fue lo que marcó la diferencia, que Bob y yo terminamos en los últimos dos asientos y sobrevivimos”.

“Sé que mi caso puede estar lleno de agujeros. La gente puede decir: ‘¿qué pasa con todos los demás? ¿Por qué Dios los salvó o no los salvó?’. No me importa ese argumento. Siento que Bob Ray y yo sobrevivimos a ese accidente, porque éramos las únicas dos personas que respondieron al llamado del sacerdote esa mañana y recibimos la Comunión”, señaló.

“Estoy absolutamente convencido de que sobreviví gracias a la Presencia Real”, subrayó.

El diácono dijo que tras esa experiencia fue sintiendo el llamado de Dios, pero que decidió seguirlo tardíamente, porque pensaba que no tendría tiempo.

Hoy Tadeschi anima a los interesados en unirse a la vida religiosa a que escuchen la voz de Dios y que lo sigan sin dudar. “Él me llamó y siento no haber contestado antes. Ser diácono ha sido un regalo maravilloso”, expresó.

POR CYNTHIA PÉREZ | ACI Prensa

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