Estudio bíblico sobre la relación entre fe y buenas obras.
Por: Martín Zavala | Fuente: Apologetica.org
Durante los últimos días hemos visto aparecer en
la opinión pública debates muy interesantes a propósito de enfrentamientos
entre católicos y protestantes. Por una parte por la violencia utilizada en
nuestra contra y en contra, incluso, imágenes veneradas de la Excelsa Madre de
Dios o de Nuestro Señor Jesucristo. Por otra, la falsa noción sobre el
acercamiento que la Iglesia intenta de los protestantes: no se trata de cambiar
nuestra fe sino de sentar bases sobre lo que en común sostenemos para dialogar.
¿QUÉ ES "SOLA
FIDE"?
Es la creencia de que estamos salvados ÚNICAMENTE por
nuestra fe en Jesucristo, y que, como la salvación viene sólo por la fe, no
estamos obligados a las obras buenas, o, como mínimo, no representan nada para
salvarnos. En otras palabras, perfectamente podemos faltar a la caridad - por
ejemplo abandonando al prójimo en su sufrimiento - y aún así salvarnos. Quienes
creen en la sola fe no luchan contra el mal, sino que se combate con fuerza a
quienes tratan de oponérsele. Obstinados, sólo se empeñan en defenderse.
La primera consecuencia de este error tremendo es que, por sentido común,
permite que la gente sea mala, que peque como desee ya que mientras tenga fe en
que Cristo la salvó alcanzará la vida eterna. ¿Y la
coherencia en el bien, la unidad entre lo que digo, siento, pienso y actúo?
No existe, o mejor aún, no importa. La Verdad, la verdad plena y auténtica,
sólo permite y exige con fuerza el triunfo de la Justicia y de la pureza.
SUPLANTANDO AL ESPÍRITU SANTO
Si es tan absurda y perversa esta idea, ¿en qué se
basa para ser defendida con tanto fanatismo?
Podemos recordar brevemente las persecuciones, las matanzas y las
guerras que movilizaron a los protestantes contra los católicos en nombre de
esta idea. Entonces, ¿será que la Biblia lo enseña
y la Iglesia fundada por Cristo se apartó de ella?
No. Eso nunca, jamás, podría ocurrir, porque es Su cabeza y porque la sucesión
apostólica ha sido ininterrumpida, porque el Espíritu Santo al conforta y
asiste, porque el Santo padre es infalible en materias de fe y de moral, y ante
todo, porque el error, la mentira, tiene que imitar a la verdad.
¿Qué tiene que ver esto último con lo que
trabajamos? En que los protestantes se apoyan y argumentan con un
versículo del Santo Evangelio. Si el lector nos hace un favor y toma un
ejemplar de las Sagradas Escrituras podrá leer en la epístola de San Pablo a
los Gálatas, 3:11:
"El justo vivirá por la fe".
¿Pero qué decimos? Dice: "El justo
vivirá por la fe sola".
¿Tienen razón, entonces, en que es por la fe sola que nos salvamos?
Absolutamente NO.
Porque Lutero, como autodenominado ‘corrector’ del
Espíritu Santo AGREGÓ la palabra ‘sola’ a esa epístola. Así podía coincidir lo que
él quería que dijese para apoyar sus ideas con lo que, a partir de entonces,
podía leerse en las Escrituras Sagradas. El nuevo texto, ‘corregido’ a su gusto, lo apoyaba
irrebatiblemente. De hecho, si se revisan otras traducciones no protestantes o
anteriores a las de Lutero, puede leerse siempre la misma frase original de San
Pablo, porque ha sido considerado el texto primitivo o ha sido removido
definitivamente. Leemos, entonces, al Apóstol verdadero sin el agregado
adulterador de Lutero.
Sin embargo, algunos se confunden y oros se cierran ciegamente creyendo que la
sola fe es el único camino de salvación.
REVISANDO EL ORIGEN
Los días extraordinarios que contemplaron al Verbo Encarnado sobre la tierra
presenciaron además el amanecer de la Cristiandad. Los primeros hombres eran
hombres de fe, muy fieles a su religión original, que creyeron en el mesías
esperado. Y se entregaron en cuerpo y alma a la Buena Nueva.
Y los gentiles y paganos conocieron con lágrimas de alegría la Noticia y fueron
instruidos en la fe. Como aceptaron y creyeron, fueron bautizados e ingresaron
a la Iglesia de Cristo. Es decir, primero creían y luego se bautizaban.
Deseaban adherir a todo y pertenecer al Pueblo Santo. La buena nueva
(evangelio) corría por la tierra y quienes se enteraban se convertían de
corazón.
Nosotros no tenemos que creer para ser bautizados. Somos bautizados, accedemos
a la salvación inmediatamente y luego somos predicados, formados en la fe e
instruidos en ella.
En este sentido, podemos decir que los primeros cristianos (cuyos padres y
antecesores no poseían la fe cristiana) tenían que creer antes de bautizarse y
sólo en ese sentido podemos decir que su fe los salvaba, porque por ella
accedían al bautismo y por él a la salvación. Nosotros, en cambio, fuimos
salvados por la fe de nuestros padres, que tuvieron la prudencia y caridad de
bautizarnos desde pequeños.
EL SENTIDO COMÚN Y LAS
SAGRADAS ESCRITURAS
Como mencionamos arriba, es la misma Biblia que ellos interpretan
antojadizamente la que los contradice abundantemente. Como si la palabra de
Dios no fuese suficiente para ellos, el sentido común más elemental puede
contestarles.
Examinemos más de cerca la carta de San Pablo a los Gálatas:
3:9 "De modo que los que toman el camino de
la fe reciben la bendición junto con el creyente Abraham". 3:10 " Al
contrario, pesa una maldición sobre los que quieren practicar la Ley, pues está
escrito: Maldito sea el que no cumple siempre todo lo que está escrito en la
Ley".
3:11 "Por el camino de la Ley, nadie llega a ser justo a los ojos de Dios,
pues ya fue escrito: El justo vivirá por la fe".
La profundidad de su contenido exige más detenimiento. El versículo 3:11 es una
cita tomada del libro de Habacuq (2:4). Observemos bien: no es una idea simple o un simple decir. Se trata,
evidentemente, de una cita bíblica, o no diría "ya
fue escrito".
Esto es, en realidad, bellísimas y contundentes palabras de apoyo para los
justos que tengan fe en Dios Nuestro Señor, y confirmación de condenación
eterna de los injustos. En su contexto real, el versículo 3:11 es un mensaje
del Apóstol de Gentiles a la Iglesia naciente contra aquellos que aún creían
que era necesario cumplir con la ley de Moisés para salvarse.
Nuestros amigos protestantes probablemente insistirán en este punto, alegando
que en consecuencia aquellos que crean en Jesús serán salvados así nada más,
sólo por eso y sin importar nada más.
Pero las mismas Escrituras Sagradas son espada de doble filo contra aquellos
que intentan manipularlas aún a costa de agregar o suprimir palabras. ¿Qué golpe le dan a los protestantes? Un argumento
simple, rotundo y final: el versículo 3:11 no dice "el hombre vivirá por la
fe", sino que dice exactamente y aún en sus imitaciones de Biblia
lo reconocen: "el
JUSTO vivirá por la fe"
Es algo fatigoso y limitante vivir la fe desde la interpretación literal o
antojadiza de las Escrituras, pero para quienes la viven actualmente así es
importante exponerla desde esta forma.
El versículo en cuestión nos dice que creemos, es verdad, pero si nuestros
actos demuestran que no tenemos amor, entonces nuestra fe de nada nos sirve. Es
como la higuera maldita porque no dio frutos.
El ardiente apóstol Santiago nos dice en 2:26: "Así como el cuerpo sin
espíritu está muerto, del mismo modo la fe que no produce obras está
muerta"
¿Podrían las Escrituras ser más claras y concluyentes?
Al parecer si, porque el mismo San Pablo (porque podría ser que alguna escuela
protestante o evangelista niegue a Santiago porque lo contradice) se encarga de
recalcar el asunto que enseña en toda su obra. Leamos la carta a los Corintios:
1Cor 13:1 "Si yo hablara todas las lenguas
de los hombres y de los ángeles, y me faltara el amor, no sería más que bronce
que resuena y campana que toca." 13:2 " Si yo tuviera el don de
profecías, conociendo las cosas secretas con toda clase de conocimientos, y
tuviera tanta fe como para trasladar los montes, pero me faltara el amor, nada
soy."
13:13 "Ahora tenemos la fe, la esperanza y el amor, los tres. Pero el
mayor de los tres es el amor."
La pregunta es vergonzosa: si según San Pablo (como los protestantes quieren
que sea) dice que somos salvados sólo por la fe, ¿por
qué el mismo Apóstol sigue afirmando que el amor es el más grande, en lugar de
la fe? ¿Y por qué nos sigue alentando para que hagamos el bien? (2-Tes
3:13) Y el mismo Pablo recalca el punto insistiendo en que hay gente peor que
aquellos que no creen y que aquellos que después de creer, regresan al pecado.
Podría ser, si no media la buena voluntad y el deseo sincero de comprender la
Verdad, que aún persistan las dudas. Recurramos entonces a la primera carta a
Timoteo donde nos dice: 1:18 "... tienes que pelear el buen combate con la
fuerza que te da la fe y la buena conciencia. Algunos rechazaron esta buena
conciencia hasta que naufragó su fe."
5:8 "... Quien no se preocupa de los suyos, especialmente de los que viven
con él, ha renegado de la fe y es peor que el que no cree."
Y aún el mismo San Pedro, en su segunda carta, nos previene contra los maestros
falsos:
2:15 "Abandonaron el camino recto y
siguieron a Balaam, hijo de Bosor, que se perdió para ganar dinero haciendo el
mal. Este, sin embargo, fue reprendido por su torpeza..." 2:17 "Ellos
son fuentes sin agua, nubes empujadas por el huracán, que corren hacia densas
tinieblas..."
2:20 "En efecto, después de haberse librado de los vicios del mundo por el
conocimiento del Señor y Salvador Cristo Jesús, vuelven a esos vicios y se
dejan dominar por ellos; y resulta que su estado actual es peor que el
primero."
¿Qué significa esto, entonces? Simplemente, que aunque creamos, nuestra fe
puede morir por nuestra falta de amor hacia nuestros semejantes. En sus
epístolas, Santiago Apóstol nos dice más sobre la fe y las obras de una manera
inequívoca y radicalmente opuesta a la tesis protestante.
2:14 "Hermanos, ¿qué provecho saca uno cuando dice que tiene fe, pero
no la demuestra con su manera de actuar? ¿Acaso lo puede salvar su fe?"
2:15 "Si a un hermano o hermana les falta ropa y el pan de cada día,"
2:16 "y uno de ustedes les dice: "Que les vaya bien; no sientan frío
ni hambre", sin darles lo que necesitan, ¿de qué les sirve?" 2:17
"Así pasa con la fe si no se demuestra por la manera de actuar: está
completamente muerta."
El lector a esta altura con seguridad se estará preguntando ¿cómo es posible que precisamente la gente que más se
ufana de conocer las Escrituras no conozca estas otras afirmaciones tan
contrarias a ese único versículo adulterado en que basan su fe?
Leamos en San Mateo sobre quienes están en peores condiciones y su justo
castigo: Mateo
25:42-45 "´Porque tuve hambre y no me dieron de comer, porque tuve sed y
no me dieron de beber; era forastero y no me recibieron en su casa; no tenía
ropa y no me vistieron; estuve enfermo y encarcelado y no me visitaron.´
Aquellos preguntarán también: ´Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento,
desnudo o forastero, enfermo o encarcelado, y no ayudamos?´
Y el Rey [Dios] les responderá: ´En verdad les digo que siempre que no lo
hicieron con alguno de estos más pequeños, que son mis hermanos, conmigo no lo
hicieron.´
Y éstos [aquellos a la izquierda de Dios] irán al suplicio eterno y los buenos
a la vida eterna."
Sigamos ahora, con la epístola de Santiago:
2:18-19 "Y será fácil rebatir a cualquiera: ´Tú tienes la fe y yo hago
el bien, ¿dónde está tu fe que no produce nada? Yo por mi parte te mostraré mi
fe por el bien que hago.´ ¿Crees que hay un solo Dios? Muy bien. No olvides que
también los demonios creen y, sin embargo, tiemblan."
2:21 "Acuérdate de Abraham, nuestro padre. ¿No fue reconocido justo por
sus obras, sacrificando a su hijo Isaac en el altar? Y ya ves: la fe inspiraba
sus obras, y por las obras su fe llegó a ser perfecta."
Es impresionante que exista gente que aprenda de memoria las Escrituras y no
medite o relacione su contenido, ¿verdad? Porque hasta los demonios creen, nos
dice le Apóstol. Para los lectores más ardientes recomendamos leer completos
los pasajes: Mateo 25: 31-46, y Santiago 2:14-26.
¿DÓNDE QUEDAN SUS OBJECIONES?
El problema queda entonces resuelto, pero abiertas más preguntas: si aún
pensamos que creemos en Jesucristo Nuestro Señor, debemos probarlo, no a otros,
sino más bien a NOSOTROS MISMOS. El mismo
Divino Redentor dijo a sus apóstoles que aquel que cree en El haría cosas más
grandes que El, mientras les pedía que creyeran en El por sus propias obras
(Juan 14:10)
"... Créanme:" 14:11 " Yo estoy
en el Padre, y el Padre está en mí. Al menos créanmelo por mis obras."
14:12 "En verdad, el que cree en mí hará las mismas cosas que yo hago, y
aún hará cosas mayores que éstas".
Acerquémonos a nuestros amigos protestantes y con confianza plena en que Dios desea
convertir esos corazones orgullosos o convertidos preguntémosles:
"Y tú, ¿crees en Cristo? ¿Crees en el amor?
Quizá, querido amigo, te gustaría rebatirme, diciendo que el libro de Santiago
es sólo paja, algo insignificante, y que lo que dice el apóstol Santiago
tampoco importa mucho y que San Mateo evangelista tampoco tiene mucha
importancia. "Deberíamos seguir a Pablo en vez de Santiago", me dices
con la Biblia en la mano. Pero escucha, hermano querido, San Pablo también está
a favor de las obras para PERMANECER salvados. Te escucho hablar
interrumpiéndome y decirme: "Cortaron las ramas para injertarme a
mí". Muy bien colega. Fueron cortadas porque no creyeron, y tú te
sostienes sólo por la fe. Pero no te creas tanto, sino que más bien ten
cuidado. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco te perdonará
a ti"
"Fíjate a la vez en la bondad y en la severidad de Dios: fue severo con
los que cayeron, y bueno contigo, pero con tal de que sigas siendo bueno. De lo
contrario, tú también serás cortado. Lee en tu Biblia querida Romanos 11:19-22
"Así pues, no se requiere sólo la Fe para ser salvado. Tienes que dar
FRUTOS para PERMANECER salvado. Recuerda lo que Jesús le dijo a aquellos que NO
practican la palabra de Dios (eso es, no hacen nada en favor de sus prójimos):
"¿Por qué me llaman Señor, Señor, y no hacen lo que yo digo? Les voy a
decir a quién se parece el que viene a escuchar mis palabras y las practica. Se
parece a un hombre que, al construir su casa, cavó bien profundamente y puso los
cimientos sobre la roca. Vino una inundación y la corriente se precipitó sobre
su casa, pero no pudo removerla porque estaba bien construida. Por el
contrario, el que escucha mi palabra, pero no la práctica, se parece a un
hombre que construye su casa sobre la tierra, sin cimientos. La corriente se
precipitó sobre ella y en seguida se desmoronó, siendo grande el desastre de
esa casa." Lc 6:46-49
Si sigues pensando que en ninguna parte de la Biblia se menciona que tienes que
ser bueno para ser salvado, lee este pasaje: Yo soy la Vid verdadera, y mi
Padre el viñador. Si alguna de mis ramas no produce fruto, él la corta; y
limpia toda rama que produce fruto para que dé más. El que no se quede en mí,
será arrojado afuera y se secará como ramas muertas: hay que recogerlas y
echarlas al fuego, donde arden. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi
amor, así como yo permanezco en el amor de mi Padre, guardando sus mandatos. Yo
les he dicho todas estas cosas para que participen en mi alegría y sean plenamente
felices. Ahora les doy mi mandamiento: Ámense unos con otros, como yo los amo a
ustedes.
A esto es a lo que se refería San Pablo cuando hablaba en Romanos 11.
Permanecer en Cristo. Y ¿cómo sabemos si
permanecemos en Él? Siendo buenos, Y ADEMÁS amando
a nuestros prójimos. Si no amamos a nuestros prójimos, entonces NO estamos en Cristo, y seremos echados al fuego,
donde arderíamos.
¿Entonces es esto suficiente para creer que
necesitas obedecer los mandamientos de Cristo (amarnos los unos a los otros como
El nos amó), hacer obras buenas (dar frutos) para permanecer en El (la viña) y
no ser quemados (en el infierno)?
Perdón si esto te asusta querido amigo, pero yo
sólo repito lo que Jesús dijo. Y esto es necesario para que seas completamente
feliz, en la compañía de Jesús."
ÚLTIMAS OBJECIONES
Entonces, te escucho preguntar asfixiado por los argumentos e intentando no ya
tanto refutarme con la Biblia sin ridiculizando mis palabras: "¿qué significa lo que dijo San Pablo en su epístola
a los Romanos, sobre salvados por la Fe? ¿Y por qué Santiago nos dice que
tenemos que tener obras buenas? ¿No se contradice la Biblia?"
No. En absoluto. Claro que la fe ES necesaria para ser salvados. Cuando el
dulcísimo Redentor se presenta a nuestras vidas, lo aceptamos como a Nuestro
Señor y Salvador, y eso es lo que nos salva (por el momento). Pero si dejas de
ser bueno, y te olvidas de tu prójimo, ya no estás en Él. Y la fe no ayudará.
Digamos esto más claramente: Primero es la fe. Y
ENTONCES, se necesitan las obras. No estamos salvado sólo por las obras.
Estamos salvados porque creímos, y mientras estamos en la gracia de Jesucristo
seguiremos dando frutos. Los frutos de la fe Y nuestros trabajos.
Pero ¿vamos a pecar porque hemos pasado de la Ley
[Judía] al reino de la gracia? Claro que no. Desde el momento en que se
entregaron a alguien para ser sus servidores y cumplir sus órdenes, deben
hacerle caso y obedecerlo. Si ese dueño es el pecado, irán a la muerte, pero si
obedecen a la fe llevarán una vida santa.
Otra pregunta bella para hacerle a nuestros hermanos extraviados es la
siguiente: "Cuando ustedes eran los esclavos
del pecado, no sentían ninguna obligación respecto al bien, pero ¿qué provecho
sacaron de las cosas que ahora les dan vergüenza? El resultado final es
la muerte. Pero ahora ustedes están libres del pecado y sirven a Dios; su
oficio es hacerse santos y tendrán por premio la vida eterna. Pues el salario
del pecado es la muerte; pero el don gratuito de Dios es la vida eterna en
Cristo Jesús, nuestro Señor. (Rom 6:15-16, 20-23) ¿Ven
ahora? No pueden dar frutos si no están en Cristo, sino que son esclavos
del pecado. Cuando aceptaron a Jesucristo como su Señor y Salvador, no fue sólo
una palabra que no cumplirán. TIENEN que
cumplir esa palabra. Y eso es dejar que Jesucristo Nuestro Señor sea realmente
el Señor de sus vidas. ¿De qué sirve decirle que es
Señor, si en vez de hacer lo que Él quiere, hacemos lo que nos da la gana? Es como decirle a alguien: Mira, ten. Esto es mi tesoro. Pero
en vez de dárselo lo escondemos en una caja fuerte para nosotros mismos. ¿No era Señor de nuestras vidas? Entonces, ¿Por qué no lo dejamos que USE ese derecho que le dimos?
En otras palabras, si creemos en Cristo, esa fe no nos salvará si no nos
dejamos salvar por Él. Si nos dejamos llevar por el pecado, entonces,
obviamente seguimos siendo esclavos del pecado. Nuestra conducta probará de
quién somos servidores.
La cuestión se reduce a este punto: ¿a quién sirvo?
¿A Jesucristo, nuestro Salvador? ¿O a Satanás, que nos tiene inmersos en el
pecado?
CONCLUSIÓN
Del punto anterior se nos presenta algo que es absurdo negar u omitir: la
importancia de la Gracia. Si no nos preocupamos por hacer oración, no podremos
salir del pecado. Sólo Dios nos puede sacar, pero nos corresponde a nosotros
llamarlo para que Él nos haga libres.
Para hablar de acuerdos entre protestantes y católicos debemos pensar lo mismo
respecto a la misma cosa, pero si coincidimos en este o aquel punto y en lo
esencial o en sus consecuencias diferimos hasta arriesgar la salvación, no
podemos en absoluto decir que coincidimos en ese punto doctrinario. Creemos que
si, que la salvación es efectivamente un regalo. Pero un regalo que implica
responsabilidades.
Recordemos la parábola de los Talentos: vemos
claramente como los Talentos son un regalo, que es la salvación.
Un hombre de gran familia se dirigió a un país
lejano para ser nombrado rey y volver en seguida. Llamó a diez empleados suyos,
les entregó a cada uno una moneda de oro y les dijo: Trabajen este dinero hasta
que yo vuelva. Pero sus compatriotas lo odiaban y mandaron detrás de él una
comisión encargada de decir: Nosotros no lo queremos por rey.
Cuando volvió, había sido nombrado rey. Entonces hizo llamar a los empleados a
los que había entregado dinero, para averiguar cuánto había ganado cada uno. Se
presentó el primero y dijo: "Señor, tu moneda produjo otras diez." El
le contestó: "Está bien, servidor bueno, ya que fuiste fiel en lo poco,
recibe el gobierno de diez ciudades".
Vino el segundo y dijo: "Señor, tu moneda produjo otras cinco". El
rey contestó igualmente a éste: "También tú gobierna cinco ciudades".
Vino el tercero y dijo: "Señor, aquí tienes tu moneda. La guardé envuelta
en un pañuelo, porque tuve miedo de ti. Eres un hombre exigente, reclamas lo
que no has depositado y cosechas lo que no has sembrado".
Contestó el rey: "Servidor malo, te juzgo por tus propias palabras. Sabías
que soy hombre exigente, que reclamo lo que no he depositado y que cosecho lo
que no he sembrado; entonces, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? A mi
regreso yo lo habría cobrado con intereses." Y dijo el rey a los que
estaban presentes: "quítenle la moneda y désenla al que tiene diez".
"Pero señor, le contestaron, ya tiene diez monedas".
Yo les declaro que a todo hombre que tenga se le dará, pero al que no tenga se
le quitará aún lo que tiene.
En cuanto a mis enemigos, que no me quisieron por rey, tráiganlos para acá y
mátenlos en mi presencia." (Lc 19:12-27)
Este pasaje nos enseña muchas cosas: Primero,
tenemos que usar nuestras ´monedas´, esto es, nuestra Gracia, para
santificarnos y santificar al próximo, para procurar su salvación.
Y es que mientras no estemos trabajando para Cristo, esto es, escuchando Sus
divinas palabras y no haciendo nada, los enemigos de Dios, esto es, los
sirvientes del demonio, estarán tratando de arrastrar a todos los que caminan
en la duda.
Por eso es que tenemos que
trabajar para Dios, no sólo para NUESTRA salvación,
sino para la salvación de OTROS. Es por eso
que Sola Fide se queda corta en esto. No sirve, favorece en su restricción a la
actuación de Satanás. Si no trabajamos y acercamos a la gente a la Verdad, a la
Verdadera y Santa Iglesia fundada por Cristo para nuestra salvación, pero
tuviésemos posibilidad, seremos culpables de dejar que esa gente se pierda. Y
el día del Juicio en que compareceremos ante Dios, nuestro justo Juez, todas y
cada una de esas almas se presentarán ante nosotros para presentar testimonio
en contra nuestra. Nos señalarán y seremos responsables por nuestra inacción,
por nuestra omisión o por nuestros pecados que los escandalizaron.
El juez que cometió el crimen más monstruoso de la Historia, Poncio Pilatos, lo
hizo al no hacer nada, al marginarse del asunto. De la misma manera, somos
culpables de que otras gentes se pierdan por no hacer nada al respecto.
Si Pilatos aún pudiera excusarse en que no creía en el Divino Redentor (cosa
dudosa, en vista de testimonio del Evangelio), nosotros no, porque creemos en Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Entonces,
tenemos más responsabilidades
que los no creyentes. ¿Acaso no tenemos Fe? ¿No
amamos a nuestros hermanos? Bien, usemos, pues, nuestra fe, ¡y demos
fruto! Debemos salvar a nuestros prójimos, y darles amor.
Los criminales más ruines, los traficantes de niños, de mujeres, de armas o de
drogas, los abortistas o los enemigos de Dios o de la civilización cristiana
también creen, como los demonios también creen. Su destino es horrible, según
el mismo Evangelio. Y las mismas cosas les pasarán a los que creen en Jesús de
palabras, pero no lo aceptan en sus corazones: Serán cortados y echados al fuego.
Como buenos cristianos los evangelistas y protestantes saben que no es por
miedo que basamos nuestra fe, sino por amor. Pero la realidad de los novísimos
debe, nos obliga a hacernos pensar. El Juicio, el Purgatorio, el cielo y el
Infierno son realidades que no pueden negarse aunque lo queramos. El que nada
debe, nada teme. Ese es un proverbio muy sabio. Si amas a tu prójimo, daremos fruto. Esa es la promesa que el Divino Redentor nos
hizo a todos.
Por amor, daremos frutos así como por los frutos conoceremos el árbol, según el
Evangelio. "Obras son amores y no buenas
razones" dice el refrán popular. Por amor obramos y la fe sin obras
es como guitarra sin cuerdas.
Si acaso nuestros hermanos en Cristo siguen oponiéndose en sus corazones a
aceptar la multitud de citas evangélicas y de la simple razón, podemos
recomendarle, además, que mediten los siguientes pasajes que prueban que son
imprescindibles las obras para la salvación:
1.La higuera que no dio frutos (Lucas 13:1-9)
2.La lámpara que debe alumbrar (Lucas 8:16-18)
3.El buen samaritano (Lucas 10:25-37)
4.Renunciar a las riquezas para poder entrar al Cielo (Mateo 19:16 ss.; Marcos
10:17 ss)
5.Permanecer fiel (la parábola de las diez jóvenes (Mateo 25:1-13)
6.No quitarles la fe a los pequeños, y alejarse de la tentación (Marcos
9:42-48)
Artículo cortesía de http://apologetica.org
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