¡Cuidado con algunos... son difíciles de identificar!
Andan por
ahí con su corazón endurecido.
Ya se enamoraron y perdieron, fueron perdidos y tratados de reconquistar.
Ya lloraron y ya olvidaron.
Ya caminaron caminos olvidados, senderos de aventura y éxtasis y olieron
flores de perfumes embrujadores.
Ya
amaron cuerpos jóvenes, escalaron con besos
montañas erguidas en desiertos morenos y ardientes de placer...
Sus manos
son expertas en acariciar.
Su boca
sabe a vino añejo y sus ojos son un paraíso que si miras no podrás abandonar.
Ya pasaron los 50, su cabello presume canas plateadas con historias jamás
contadas...
Ya no mienten, ya no juegan, ya no quieren aventurar...
Quieren
besarte mientras duermes, agarrar tu mano fuerte, darte eternos abrazos de
seguridad...
Saben
cuidar, saben conquistar cada día, saben amar cada noche.
Llamarte
en las tardes con un poema de cuatro palabras…
Llenar
tus domingos de alegría y saciedad…
Los sábados
miran la Luna, leen libros, están llenos de Paz…
Sus
palabras son sabias, sus besos imanes de los que una no puede escapar...
Porque ya
no creen en cuentos, ni se enamoran de los ojos o la cadera, no se embelesan en
senos firmes ni en larga cabellera, una cintura no es para ellos lo que más se
ha de admirar…
Saben
escuchar sin que tengas necesidad de hablar…
Ellos se
fijan en la mirada detrás de los ojos, en la belleza del alma, la madurez del
espíritu y la sabiduría mental...
Cuidado
con ellos...
Si
te topas con uno... quizás te sea difícil escapar...
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