El Obispo de San Sebastián (España), Mons. José Ignacio Munilla, explicó cuáles son los pecados contra el primer mandamiento de Dios y cómo se manifiestan en la actualidad.
A través de su canal de YouTube “En ti Confío”, Mons. Munilla reflexiona y explica de forma
sencilla temas contenidos en el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica.
En esa ocasión, el Prelado comentó el número 445 del
Compendio del Catecismo, que lleva por título: “¿Qué
es lo que Dios prohíbe cuando manda: ‘No tendrás otro Dios fuera de mí’?”
“Se prohíbe: el politeísmo y la idolatría, que
diviniza a una criatura, el poder, el dinero, incluso al demonio; la
superstición, que es una desviación del culto debido al Dios verdadero, y que
se expresa también bajo las formas de adivinación, magia, brujería y
espiritismo; la irreligión, que se manifiesta en tentar a Dios con palabras o
hechos”, señala el Catecismo.
También “en el sacrilegio, que profana a las
personas y las cosas sagradas, sobre todo la Eucaristía; en la simonía, que
intenta comprar o vender realidades espirituales; el ateísmo, que rechaza la
existencia de Dios, apoyándose frecuentemente en una falsa concepción de la
autonomía humana; el agnosticismo, según el cual, nada se puede saber sobre
Dios, y que abarca el indiferentismo y el ateísmo práctico”, agrega.
En el video, Mons. Munilla explicó en qué consiste el politeísmo, la
superstición, la irreligión, el ateísmo y el agnosticismo y cómo se manifiestan
en la actualidad. Además, advirtió que todos ellos “expresan
distintos pecados contra el primer mandamiento”.
El Prelado se refirió primero al politeísmo y la idolatría, que incluye
al demonio, pues “a veces existen los cultos
satánicos”. Señaló que “el politeísmo tiene
muchas versiones”, pero que “en la versión
tradicional, es la creencia en la existencia de varios dioses”.
Sin embargo, aclaró que por definición no puede haber varios dioses, “porque entonces no serían Dios. Dios es único, porque es
infinito y no puede haber dos infinitos. Por lo tanto, el politeísmo es
contrario al mismo concepto de Dios”.
Además, precisó que en la actualidad “lo más
común no es tanto afirmar la existencia de varios dioses, por lo menos en
nuestro contexto occidental, sino más bien, lo frecuente entre nosotros es el
divinizar e idolatrizar”, ya sea la política, las ideologías, el dinero,
el placer o el poder.
Explicó que se les llama “dioses”, porque
“en el fondo les estás entregando el corazón, y el
corazón solo se le puede entregar a Dios. En el fondo les estás idolatrizando.
Eres, en la práctica, un politeísta del siglo XXI”. “Yo creo que este es el
politeísmo de nuestro tiempo, construir falsos dioses, entregándoles nuestro
corazón”, subrayó.
Luego, recordó que en el Evangelio se nos enseña que estos ídolos “son dioses de barro, hechos por manos de hombres, son
ídolos de oro y plata”, a los que “no
tenemos que entregarles el corazón”.
En relación a la superstición, Mons. Munilla dijo “que es un signo de la falta de confianza en Dios”.
Dijo que “en lenguaje bíblico, cuando ‘se abandona
a Dios’, nos entregamos a la idolatría. Pero, en el lenguaje moderno, cuando se
abandona a Dios, fácilmente nos entregamos al ocultismo. En toda esa tendencia
esotérica, ocultista, hay una especie de idolatría en nuestro tiempo”.
Frente a ello, recordó que “Dios es nuestro
padre”, y llamó a que “confiemos en su
providencia. No tenemos que recurrir a adivinos, a brujos, a espiritistas, que
todos esos tipos de recursos están manifestando nuestra falta de confianza en
la providencia de Dios”.
“Dios es Padre, Dios cuida de mí, estoy en sus
manos. No tengo por qué estar pretendiendo saber lo que no me corresponde:
‘¿Qué será? ¿Cómo sucederá?’. Estoy en sus manos. Confío en Él”, subrayó.
En tercer lugar, el Prelado dijo que está el pecado de la irreligión,
expresada “como el pretender tentar a Dios, retar a
Dios, hacer un sacrilegio, no respetando lo sagrado”, ni lo divino.
Asimismo, se refirió a la “simonía'', que es una herejía que la Iglesia rechaza, según la cual
se pueden comprar y vender las cosas espirituales. Hacer un negocio de los
sacramentos de Dios”.
Sobre el pecado de ateísmo, Mons. Munilla afirmó que “en el fondo es rechazar a Dios, porque se le ve como un
competidor […] de la autonomía humana”, o es afirmar que “‘Dios soy yo’, que es una manera de no entender que la
dignidad humana está fundada precisamente en Dios”.
“Dios es garante de la dignidad humana, y existe
ese pecado de ateísmo, que es como una especie de visión del hijo que compite
con el padre, que parece que tiene que acabar con el padre para que el hijo
tenga una dignidad y es absurdo, es un pecado de soberbia”, agregó.
Finalmente, explicó “el pecado del
agnosticismo”, que “no es tanto una especie
de lucha contra Dios o una negación de Dios, porque Dios esté impidiendo mi
dignidad. No, el agnosticismo se plantea en términos de indiferencia, de decir:
‘No se puede saber nada sobre la trascendencia’”.
Ellos piensan que como “el hombre no puede
saber nada sobre la trascendencia. Entonces, no hablemos de lo que no podemos
saber y limitémonos a hablar de las cosas prácticas de la vida. Es como una
especie de ateísmo práctico”, explicó.
Sin embargo, “Dios nos ha dado la capacidad
de conocerlo, tenemos una razón; y además, Dios se ha revelado para que lo
podamos conocer y comprender con mayor profundidad”, concluyó.
POR CYNTHIA PÉREZ
| ACI Prensa
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