“La Beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original desde el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano”, afirma la Bula “Ineffabilis Deus” sobre la Inmaculada Concepción de María.
En muchos lugares del mundo, la Solemnidad de la Inmaculada es además
día feriado o festivo.
El 8 de diciembre es también ocasión de diversas fiestas marianas en distintos
países latinoamericanos en donde los fieles le profesan a la Virgen un gran
amor y devoción.
Cercanos a esta gran Solemnidad mariana, ofrecemos una novena para pedir
la intercesión de la Virgen María ante Dios.
PRIMER
DÍA DE LA NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN
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Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante tu divina presencia
reconozco que he pecado muchas veces y porque te amo sobre todas las cosas, me
pesa haberte ofendido. Ayudado de tu divina gracia, propongo no volver a caer
más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.
Oración preparatoria
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las
mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de
Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu
Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que,
por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo que
Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva,
venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la
gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda
mancha de pecado. Acuérdate, Virgen Santísima, que fuiste hecha Madre de Dios,
no sólo para tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y
provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno
solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido
desamparado.
No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco
quiero dejarte a ti, antes bien cada día quiero crecer más en tu verdadera
devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer
jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera,
una buena muerte. Además dame la gracia particular que te pido en esta Novena,
si es para mayor gloria de Dios, tuya y bien de mi alma.
Lectura bíblica (Gn. 3,
9 - 15)
Dios llamó al hombre y le dijo: "¿Dónde estás?", Este
contestó: "Te oí caminar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo:
por eso me escondí". Dios le replicó: "¿Quién te ha hecho ver que
estabas desnudo? Acaso comiste del árbol del que te prohibí comer?" Dijo
el hombre: "La mujer que me diste por compañera me dió del árbol y
comí". Dios le dijo entonces a la mujer: "Por qué lo hiciste?".
Contestó la mujer: "La serpiente me engañó y comí". Entonces Dios
dijo a la serpiente: "Por haber hecho esto, serás maldita entre todas las
bestias y entre todos los animales del campo. Caminarás sobre tu vientre y
comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer,
entre tu linaje y su linaje: él aplastará tu cabeza, mientras tú le atacarás el
talón". PALABRA DE DIOS.
Consideración
Consideremos cómo Eva fue desobediente. Su desobediencia fue causa de
muerte para sí misma y para toda la raza humana. Al contrario, María Santísima,
por su obediencia a la Palabra de Dios, se convirtió en causa de salvación para
sí como para todo el género humano. Sucedió, pues, que el nudo de la
desobediencia de Eva fue desatado por la obediencia de María. Porque lo que Eva
había fuertemente ligado con su incredulidad, la Virgen María la libertó por su
fe.
Procuremos imitar la fe y la obediencia de la Santísima Virgen María,
para que, como Ella, seamos colaboradores en la obra salvadora de Jesucristo.
Oración para el primer
día
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo redentor nuestro!
Así como preservaste a María del pecado original en su Inmaculada Concepción y
a nosotros nos hiciste el gran beneficio de libramos de él por medio de tu
santo Bautismo, así te rogamos humildemente nos concedas la gracia de portarnos
siempre como buenos cristianos, regenerados en Ti. Amén.
(Aquí se hace la petición de la
novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Letanías a la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración:
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y
cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen
María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías
eternas. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Oración final
Bendita sea tu pureza. Y eternamente lo sea. Pues todo un Dios se
recrea. En tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa. Virgen sagrada María
Te ofrezco en este día Alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No me
dejes, madre mía! Así sea.
SEGUNDO
DÍA DE LA NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante tu divina presencia
reconozco que he pecado muchas veces y porque te amo sobre todas las cosas, me
pesa haberte ofendido. Ayudado de tu divina gracia, propongo no volver a caer
más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.
Oración preparatoria
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las
mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de
Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu
Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti,
que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo
que Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva,
venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la
gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda
mancha de pecado. Acuérdate, Virgen Santísima, que fuiste hecha Madre de Dios,
no sólo para tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y
provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno
solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido
desamparado.
No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco
quiero dejarte a ti, antes bien cada día quiero crecer más en tu verdadera
devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer
jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera,
una buena muerte. Además dame la gracia particular que te pido en esta Novena,
si es para mayor gloria de Dios, tuya y bien de mi alma.
Lectura bíblica (Est.
15, 4-7.12-13. 9.10,5,3.7.3-4)
Al terminar la oración, Ester se vistió con todo lujo. Luego, invocando
al Dios y salvador que vela sobre todos, marchó con el rostro alegre, pero con
el corazón angustiado. Atravesó todas las puertas, hasta quedar de pie ante el
rey. Este levantó la cabeza y miró a Ester. La reina palideció, se apoyó en el
hombro de una doncella y se desmayó. El rey entonces se inquietó; saltó de su
trono y tomó a Ester en sus brazos preguntándole: "¿Qué te pasa, reina
Ester? Pídeme lo que sea y te daré hasta la mitad de mi reino". La reina
Ester respondió: "Si he encontrado gracia a tus ojos, perdóname mi vida y
la de mi pueblo. Eso es lo que quiero y lo que te pido". El rey extendió
hacia Ester el cetro de oro y ella se levantó y quedó en pie ante el rey. PALABRA DE DIOS.
Consideración
Consideremos a María Santísima preservada de la ley universal del pecado
original, como lo fue la Reina Ester de la ley común del rey Asuero. María
Inmaculada es la bendita entre todas las mujeres, es la que halló gracia a los
ojos de Dios. Ella es la Reina de misericordia, que desde la cumbre de su
grandeza, puede compadecerse mejor y socorrer nuestras necesidades
intercediendo ante su Divino Hijo Jesucristo. Procuremos cumplir en nuestra
vida diaria las promesas bautismales. Por el Bautismo hemos nacido a la vida de
la gracia. Esforcémonos por mantenernos en amistad con Jesucristo.
Oración del segundo día
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro!
Así como preservaste a María de todo pecado mortal en toda su vida y a nosotros
nos das gracia para evitarlo y el sacramento de la confesión para remediarlo,
así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos
concedas la gracia de no cometer nunca pecado mortal, y si incurrimos en tan
terrible desgracia, la de salir de él cuanto antes, por medio de una buena
confesión.
(Aquí se hace la petición de la
novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Letanías a la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración:
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y
cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen
María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías
eternas.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Oración final
Bendita sea tu pureza. Y eternamente lo sea. Pues todo un Dios se
recrea. En tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa. Virgen sagrada
María. Te ofrezco en este día Alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No
me dejes, madre mía! Así sea.
TERCER
DÍA DE LA NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante tu divina presencia
reconozco que he pecado muchas veces y porque te amo sobre todas las cosas, me
pesa haberte ofendido. Ayudado de tu divina gracia, propongo no volver a caer
más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.
Oración preparatoria
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las
mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de
Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu
Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti,
que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo
que Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva,
venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la
gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda
mancha de pecado. Acuérdate, Virgen Santísima, que fuiste hecha Madre de Dios,
no sólo para tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y
provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno
solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido
desamparado.
No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco
quiero dejarte a ti, antes bien cada día quiero crecer más en tu verdadera
devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer
jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera,
una buena muerte. Además dame la gracia particular que te pido en esta Novena,
si es para mayor gloria de Dios, tuya y bien de mi alma.
Lectura bíblica (Lc.
1,26-38)
Dios envió al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a
una virgen desposada con un hombre llamado José de la familia de David: el
nombre de la Virgen era María. El ángel le dijo: "Alégrate, llena de
gracia, el Señor está Contigo". Ella se turbó y pensaba qué significaría
aquel saludo. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado
gracia delante de Dios. Vas a concebir en tu seno y vas a dar a luz un hijo al
que pondrás el nombre de Jesús. El será grande y con razón lo llamarán Hijo del
Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su antepasado. Reinará sobre
la casa de Jacob por siempre y su reino no tendrá fin'.
María entonces dijo al ángel: “¿Cómo podré ser madre si no tengo relación
con ningún hombre?” Contestó el ángel: "El Espíritu Santo descenderá sobre
Ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso tu hijo será Santo
y con razón lo llamarán hijo de Dios". María dijo entonces: “Yo soy la
esclava del Señor. Hágase en mí, según tu palabra”. PALABRA
DE DIOS.
Consideración
Consideremos cómo María Santísima no fue un instrumento puramente pasivo
en las manos de Dios, sino que cooperó a la salvación de los hombres con fe y
obediencia libres. Ella, enriquecida desde el primer instante de su concepción
con una Santidad en extremo singular, al aceptar el mensaje divino se convirtió
en Madre de Jesús, y al abrazar de todo corazón, sin entorpecimiento de pecado
alguno la voluntad salvífica de Dios, se consagró totalmente como esclava del
Señor a la persona y a la obra de su Hijo, sirviendo con diligencia al misterio
de la Redención con Él y bajo Él, con la gracia de Dios omnipotente. Por esto
la Iglesia llama a la Madre de Dios "totalmente santa e Inmune de toda
mancha de pecado, como plasmada y hecha una nueva criatura por el Espíritu
Santo".
Procuremos quitar de nuestra vida todo obstáculo, todo pecado que nos
impida llegar a Jesucristo haciendo una buena confesión.
Oración del tercer día
¡Oh santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro!
Así como preservaste a María de todo pecado venial en toda su vida, y a
nosotros nos pides que purifiquemos más y más nuestras almas, para ser dignos
de Ti, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos
concedas la gracia de evitar los pecados veniales y de procurar y obtener cada
día más pureza y delicadez de conciencia.
(Aquí se hace la petición de la
novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Letanías a la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración:
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y
cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen
María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías
eternas.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Oración final
Bendita sea tu pureza. Y eternamente lo sea. Pues todo un Dios se
recrea. En tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa. Virgen sagrada
María. Te ofrezco en este día Alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No
me dejes, madre mía! Así sea.
CUARTO
DÍA DE LA NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante tu divina presencia
reconozco que he pecado muchas veces y porque te amo sobre todas las cosas, me
pesa haberte ofendido. Ayudado de tu divina gracia, propongo no volver a caer
más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.
Oración preparatoria
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las
mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de
Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu
Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti,
que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo
que Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva,
venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la
gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda
mancha de pecado. Acuérdate, Virgen Santísima, que fuiste hecha Madre de Dios,
no sólo para tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y
provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno
solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido
desamparado.
No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco
quiero dejarte a ti, antes bien cada día quiero crecer más en tu verdadera
devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer
jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera,
una buena muerte. Además dame la gracia particular que te pido en esta Novena,
si es para mayor gloria de Dios, tuya y bien de mi alma.
Lectura Bíblica (Lc.
1,46-55)
María dijo: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi
espíritu en Dios, mi Salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su Nombre es Santo y su misericordia
llega a sus fieles de generación en generación. Él hace maravillas con su
brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y
enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos
los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la
misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y
su descendencia por siempre”. PALABRA DE DIOS.
Consideración
Consideremos cómo María Santísima nos enseña a ser agradecidos con Dios
y a alabarlo por todos los beneficios que nos concede.
Por otra parte, las maravillas que Dios hizo en María Santísima desde su
Inmaculada Concepción y su entrega total y amorosa a la obra de su Hijo en
favor del género humano, justifican las oraciones y el honor que todas las
generaciones cristianas le han rendido.
Toda alabanza a María Santísima es un homenaje tributado a Dios del cual
Ella es su criatura más perfecta; la obra maestra de su creación.
El Señor ha querido que María Inmaculada sea modelo para quienes no
aceptan pasivamente las circunstancias adversas de la vida personal y social y
proclaman que Dios ensalza a los humildes y, si es el caso, derriba a los
poderosos de sus tronos.
Procuremos dedicar diariamente unos minutos a hablar con Dios y de esta
manera disponernos a cumplir su voluntad a animarnos a hacer el bien a nuestros
semejantes. El que ora está en armonía con Dios y con su prójimo.
Oración del cuarto día
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro!
Así como libraste a María del pecado y le diste dominio perfecto sobre todas
sus pasiones, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre
Inmaculada, nos concedas la gracia de ir domando nuestras pasiones y
destruyendo nuestras malas inclinaciones, para que Te podamos servir con
verdadera libertad de espíritu y sin imperfección ninguna.
(Aquí se hace la petición de la
novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Letanías a la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración:
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y
cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen
María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías
eternas.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Oración final
Bendita sea tu pureza. Y eternamente lo sea. Pues todo un Dios se recrea.
En tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa. Virgen sagrada María. Te
ofrezco en este día. Alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No me dejes,
madre mía! Así sea.
QUINTO
DÍA DE LA NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante tu divina presencia
reconozco que he pecado muchas veces y porque te amo sobre todas las cosas, me
pesa haberte ofendido. Ayudado de tu divina gracia, propongo no volver a caer
más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.
Oración preparatoria
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las
mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de
Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu
Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti,
que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo
que Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva,
venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la
gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda
mancha de pecado. Acuérdate, Virgen Santísima, que fuiste hecha Madre de Dios,
no sólo para tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y
provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno
solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido
desamparado.
No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco
quiero dejarte a ti, antes bien cada día quiero crecer más en tu verdadera
devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer
jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera,
una buena muerte. Además dame la gracia particular que te pido en esta Novena,
si es para mayor gloria de Dios, tuya y bien de mi alma.
Lectura bíblica (Jn. 2,
1-11)
Se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la Madre de
Jesús. Fue Invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. El vino faltó y
le dijo a Jesús su Madre: "No tienen Vino". Jesús contesta:
"Mujer, ¿Cómo se te ocurre? Todavía no ha llegado mi hora". Su madre,
sin embargo, dijo a los servidores: "Hagan todo lo que Él les diga".
Jesús les dice: "llenen las tinajas de agua". Los sirvientes las
llenaron hasta el borde. Entonces Jesús les dijo: "Saquen ahora y llévenle
al mayordomo para que lo pruebe". Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó
el agua convertida en vine y como él no sabía de dónde era, llamó al novio y le
dijo: "Todos sirven primero el vine bueno y después el peor, pero tú has
guardado el mejor vino hasta ahora". Así Jesús comenzó sus signos y
manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él. PALABRA
DE DIOS.
Consideración
Consideremos cómo el vino de las bodas de Caná simboliza la plenitud de
los bienes espirituales que Jesús trajo a los hombres. El vino del banquete
nupcial de modo especial, nos recuerda la Eucaristía. María, aparece unida a su
Hijo en Caná para que entendamos que Ella está siempre presente en la
Celebración Eucarística anunciada y prefigurada en aquel banquete de bodas.
Pensemos en el gran amor de Cristo a nosotros que lo llevó a quedarse
realmente presente en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía. La Purísima,
dando Cuerpo y Sangre al Hijo de Dios Eterno colaboró activamente a nuestra
Redención y a la Eucaristía. El Cuerpo y Sangre de Cristo que recibimos en la
Eucaristía es carne que Él tomó de la Virgen María.
Procuremos imitar la pureza de corazón de María Inmaculada para
prepararnos convenientemente a recibir la Santa Comunión.
Oración del quinto día
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro!
Así como desde el primer instante de su Concepción diste a María más gracia que
a todos los Santos y Ángeles del cielo, así te rogamos humildemente por
intercesión de tu Madre Inmaculada nos inspires un aprecio singular de la
divina gracia que tú nos adquiriste con tu sangre y nos concedas el aumentarla
más y más con nuestras buenas obras y con la recepción de tus santos
sacramentos, especialmente el de la comunión.
(Aquí se hace la petición de la
novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Letanías a la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración:
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y
cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen
María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías
eternas.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Oración final
Bendita sea tu pureza. Y eternamente lo sea. Pues todo un Dios se
recrea. En tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa. Virgen sagrada
María. Te ofrezco en este día. Alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No
me dejes, madre mía! Así sea.
SEXTO
DÍA DE LA NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante tu divina presencia
reconozco que he pecado muchas veces y porque te amo sobre todas las cosas, me
pesa haberte ofendido. Ayudado de tu divina gracia, propongo no volver a caer
más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.
Oración preparatoria
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las
mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de
Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu
Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti,
que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo
que Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva,
venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la
gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda
mancha de pecado. Acuérdate, Virgen Santísima, que fuiste hecha Madre de Dios,
no sólo para tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y
provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno
solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido
desamparado.
No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco
quiero dejarte a ti, antes bien cada día quiero crecer más en tu verdadera
devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer
jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera,
una buena muerte. Además dame la gracia particular que te pido en esta Novena,
si es para mayor gloria de Dios, tuya y bien de mi alma.
Lectura bíblica (Ef. 1,
3-ó.11- 12)
Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que por Él nos ha
bendecido desde el cielo con toda bendición del Espíritu.
Porque nos ha elegido en Cristo antes de la creación del mundo para ser
santos e inmaculados en su presencia por el amor; destinándonos ya entonces a
ser adoptados por hijos suyos por medio de Jesucristo, conforme a su querer y a
su designio, a ser un himno a su gloriosa generosidad.
A él, por quien entramos en herencia, elegidos de antemano según el
previo designio del que realiza todo conforme a la decisión de su voluntad,
para ser nosotros alabanza de su gloria. PALABRA DE
DIOS.
Consideración
Consideremos cómo Dios eligió y señaló, desde el principio y antes de
los tiempos, una Madre, para que su Unigénito Hijo, hecho carne de ella,
naciese en la dichosa plenitud de los tiempos; y tanto la amó por encima de
todas las demás creaturas, que en solo Ella se complació con señaladísima
benevolencia Por lo cual, la llenó de tanta gracia, sacada del tesoro de su
Divinidad, muy por encima de todos los ángeles y los santos, que Ella
absolutamente siempre libre de toda mancha de pecado y toda hermosa y perfecta,
manifestase tal plenitud de inocencia y santidad que no se concibe, en modo
alguno, mayor después de Dios y nadie puede imaginar fuera de Dios. Procuremos
amar con sincera piedad filial a la Purísima Virgen María, la toda hermosa.
Coloquemos en un lugar de honor de nuestro hogar su Sagrada Imagen y
manifestemos con nuestra caridad que somos sus hijos.
Oración del sexto día
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro!
Así como desde el primer instante infundiste en María, con toda plenitud, las
virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo, así Te suplicamos
humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas a nosotros
la abundancia de estos mismos dones y virtudes, para que podamos vencer todas
las tentaciones y hagamos muchos actos de virtud dignos de nuestra profesión de
cristianos.
(Aquí se hace la petición de la
novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Letanías a la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración:
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y
cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen
María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías
eternas.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Oración final
Bendita sea tu pureza. Y eternamente lo sea. Pues todo un Dios se
recrea. En tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa. Virgen sagrada
María. Te ofrezco en este día. Alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No
me dejes, madre mía! Así sea.
SÉPTIMO
DÍA DE LA NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante tu divina presencia
reconozco que he pecado muchas veces y porque te amo sobre todas las cosas, me
pesa haberte ofendido. Ayudado de tu divina gracia, propongo no volver a caer
más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.
Oración preparatoria
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las
mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de
Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu
Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti,
que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo que
Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva,
venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la
gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda
mancha de pecado. Acuérdate, Virgen Santísima, que fuiste hecha Madre de Dios,
no sólo para tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y
provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno
solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido
desamparado.
No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco
quiero dejarte a ti, antes bien cada día quiero crecer más en tu verdadera
devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer
jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera,
una buena muerte. Además dame la gracia particular que te pido en esta Novena,
si es para mayor gloria de Dios, tuya y bien de mi alma.
Lectura bíblica (Lc.
11,27-28)
Sucedió, pues, que mientras Jesús hablaba a la muchedumbre, una mujer de
entre la gente le dijo gritando: "Dichoso el vientre que te llevó y los
pechos que te criaron".
Jesús repuso: Dichosos más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la
ponen en práctica". PALABRA DE DIOS.
Consideración
Consideremos cómo Jesús, al decir: "Dichosos más bien los que
escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica" nos enseña la grandeza
de su Inmaculada Madre. En efecto, María Santísima, llena de fe y concibiendo a
Cristo en su mente antes que en su seno, mereció oír de Isabel, inspirada por
el Espíritu Santo estas palabras. "Bendita tú entre todas las mujeres y
bendito el fruto de tu vientre. Dichosa Tú, que creíste, porque se cumplirá
todo lo que te dijo el Señor".
Nadie pues, como la Virgen María acogió la Palabra de Dios meditándola
en su Corazón y poniéndola en práctica. Más todavía, solo Ella mereció encarnar
en su purísimo seno a la Palabra Eterna del Padre por obra y gracia del Espíritu
Santo.
La existencia entera de María Santísima es una plena comunión con su
Hijo. Ella fue siempre la fiel acompañante del Señor en todos sus caminos.
Anudó una historia de amor a Cristo, íntima y santa, única, que culmina en la
gloria.
Procuremos imitar a María Santísima siendo dóciles a las inspiraciones
del Espíritu Santo, que en nuestros días nos impulsa a trabajar por la Justicia
y por la felicidad de los más pobres y necesitados.
Oración del séptimo día
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro!
Así como diste a María, entre las demás virtudes, una pureza y castidad eximia,
por la cual es llamada Virgen de las Vírgenes, así te suplicamos, por
intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la dificilísima virtud de la castidad,
que no se puede conservar sin tu gracia, pero que tantos han conservado
mediante la devoción de la Virgen y tu protección.
(Aquí se hace la petición de la
novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Letanías a la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración:
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de
alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre
Virgen María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías
eternas.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Oración final
Bendita sea tu pureza. Y eternamente lo sea. Pues todo un Dios se recrea.
En tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa. Virgen sagrada María. Te
ofrezco en este día. Alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No me dejes,
madre mía! Así sea.
OCTAVO
DÍA DE LA NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante tu divina presencia
reconozco que he pecado muchas veces y porque te amo sobre todas las cosas, me
pesa haberte ofendido. Ayudado de tu divina gracia, propongo no volver a caer
más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.
Oración preparatoria
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las
mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de
Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu
Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti,
que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo
que Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva,
venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la
gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda
mancha de pecado. Acuérdate, Virgen Santísima, que fuiste hecha Madre de Dios,
no sólo para tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y
provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno
solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido
desamparado.
No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco
quiero dejarte a ti, antes bien cada día quiero crecer más en tu verdadera
devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer
jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera,
una buena muerte. Además dame la gracia particular que te pido en esta Novena,
si es para mayor gloria de Dios, tuya y bien de mi alma.
Lectura bíblica (AP.
12,1-6.10.17)
Apareció una señal portentosa en el cielo: Una mujer vestida del sol, la
luna por pedestal y coronada con doce estrellas. Estaba en cinta y gritaba
porque iba a dar a luz.
Apareció otro portento en el cielo: un enorme dragón rojo, con siete
cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del
cielo la tercera parte de las estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón
estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a tragarse al niño
en cuanto naciera.
La mujer dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a
los pueblos. El niño fue arrebatado y lo llevaron junto al trono de Dios.
Mientras tanto, la mujer escapaba al desierto.
Se oyó una gran voz: Ya llega la victoria, el poder y el reino de
nuestro Dios y el mando de su Mesías.
Despechado el dragón por causa de la mujer, se marchó a hacer la guerra
al resto de su descendencia, a los que guardan los mandamientos de Dios y
mantienen el testimonio de Jesús. PALABRA DE DIOS.
Consideración
Consideremos cómo los cristianos guiados por el Espíritu Santo, honramos
con filial afecto de piedad a la Virgen Inmaculada como a Madre. Ella nos dio a
luz entre dolores al pie de la cruz. Esta maternidad de la Purísima sobre nosotros
no termina nunca.
Ella nos cuida mientras peregrinamos por este mundo para animarnos en
los momentos de peligro y de angustia y nos fortalece para luchar contra el mal
y para lograr la fraternidad universal hasta que seamos llevados a la Patria
feliz.
La Purísima es como la señal que anima siempre a la Iglesia para que sea
fiel a Jesús.
Alegrémonos al pensar que en la Iglesia Católica tenemos una verdadera
Madre que es la misma Madre de Cristo.
Procuremos tomar en serio nuestra pertenencia a la Iglesia. No faltemos
a la Misa dominical y hagamos todo lo posible por participar en las actividades
que se organicen en nuestra Parroquia.
Oración del octavo día
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro!
Así como diste a María la gracia de una ardentísima caridad y amor de Dios
sobre todas las cosas, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre
Inmaculada, nos concedas un amor sincero a ti, oh Dios y Señor nuestro, nuestro
verdadero bien, nuestro bienhechor, nuestro Padre, y que antes queramos perder
todas las cosas que ofenderte con un solo pecado.
(Aquí se hace la petición de la
novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Letanías a la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración:
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de
alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre
Virgen María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías
eternas.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Oración final
Bendita sea tu pureza. Y eternamente lo sea. Pues todo un Dios se
recrea. En tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa. Virgen sagrada
María. Te ofrezco en este día. Alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No
me dejes, madre mía! Así sea.
NOVENO
DÍA DE LA NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante tu divina presencia
reconozco que he pecado muchas veces y porque te amo sobre todas las cosas, me
pesa haberte ofendido. Ayudado de tu divina gracia, propongo no volver a caer
más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.
Oración preparatoria
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las
mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de
Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu
Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti,
que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo
que Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva,
venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la
gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda
mancha de pecado. Acuérdate, Virgen Santísima, que fuiste hecha Madre de Dios,
no sólo para tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y
provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno
solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido
desamparado.
No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco
quiero dejarte a ti, antes bien cada día quiero crecer más en tu verdadera
devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer
jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera,
una buena muerte. Además dame la gracia particular que te pido en esta Novena,
si es para mayor gloria de Dios, tuya y bien de mi alma.
Lectura bíblica (Ecco.
24, 5-6.14.24.30-31)
Yo salí de la boca del Altísimo engendrada primero que existiese ninguna
criatura. Yo hice nacer en los cielos la luz indeficiente y como nube cubrí
toda la tierra. Desde el principio y antes de los siglos fui creada y no dejaré
de existir en todos los siglos venideros. Yo soy la Madre del amor hermoso y
del temor y de la ciencia y de la santa esperanza. En mí está toda la gracia
para conocer el camino de la verdad; en mí toda esperanza de vida y de virtud.
Vengan a mí todos los que me desean y sáciense de mis frutos. El que me
escucha, jamás tendrá que avergonzarse; aquellos que se guían por mí, no
pecarán. Los que me dan a conocer tendrán la vida eterna. PALABRA DE DIOS.
Consideración
Consideremos las palabras con las que el Romano Pontífice, Vicario de
Jesucristo, definió como verdad infalible de nuestra fe católica la Inmaculada
Concepción de la Virgen María. Dijo el Papa: "Para honra de la Santísima
Trinidad, para gloria de la Virgen María, Madre de Dios, para alegría de la
Iglesia Católica y aumento de la Religión Cristiana, con la autoridad de
Nuestro Señor Jesucristo, con la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la
Nuestra, declaramos, afirmamos y definimos que ha sido revelada por Dios y, de
consiguiente, debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles, la
doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada Inmune de
toda mancha de culpa original en el primer Instante de su Concepción, por
singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de
Jesucristo, Salvador del género humano".
Procuremos despertar y avivar en nuestro corazón el amor filial a la
Virgen Inmaculada y que el cariño hacia Ella nos conduzca a la amistad con
Jesucristo y a la reconciliación con nuestros prójimos.
Oración del noveno día
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro!
Así como has concedido a María la gracia de ir al cielo y de ser en él colocada
en el primer lugar después de ti, así te suplicamos humildemente, por
intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas una buena muerte, que
recibamos bien los últimos sacramentos, que expiremos sin mancha ninguna de
pecado en la conciencia y vayamos al cielo para siempre gozar en tu compañía y
la de nuestra Madre, con todos los que se han salvado por ella.
(Aquí se hace la petición de la
novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Letanías a la Virgen
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración:
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y
cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen
María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías
eternas.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Oración final
Bendita sea tu pureza. Y eternamente lo sea. Pues todo un Dios se
recrea. En tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa. Virgen sagrada
María. Te ofrezco en este día. Alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No
me dejes, madre mía! Así sea.
Redacción ACI
Prensa
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