Los duelos son el resultado de una pérdida o una separación para la cual no estábamos preparados o bien no deseábamos, incluso cuando dentro de las alternativas, representaba la mejor opción.
Muchas veces tenemos la posibilidad de escoger esa separación cuando nos retiramos de una situación, cuando nos apartamos de alguien a quien queremos, cuando nos mudamos de un lugar, etc. Y otras veces el control de la separación se escapa de nuestras manos, la decide otra persona o bien se da por causas naturales.
Normalmente
los duelos son un trayecto doloroso para quien la atraviesa, especialistas han
estudiado a fondo sus etapas, pudiendo afirmar que quien atraviesa una pérdida
vivirá estas etapas:
Fase de Negación
Fase de Enfado
Fase de Negociación
Fase de Dolor Emocional (o depresión)
Fase de Aceptación
La
aceptación no significa que ha dejado de doler, solo significa que contamos con
mayores herramientas para manejar la pérdida, que podemos continuar nuestra
vida a pesar de…
No
podemos acelerar el proceso, menos definir lapsos para cada etapa, ellas ni
siquiera aparecen de manera lineal, debemos darnos el tiempo necesario para
acostumbrarnos a los cambios que una separación lleva, para verificar que
estaremos bien, en otras situaciones, pero bien. Sin embargo, cuando ponemos de
nuestra parte conscientemente, se nos hace menos complicado el camino hacia
nuestro bienestar.
¿Qué
nos ayuda cuando estamos en un proceso de duelo?
Estar conscientes de que lo que estamos viviendo pasará.
Apoyarnos en seres queridos.
Dedicar tiempo a hacer actividades que nos alimenten el alma.
No presionarnos para sentirnos bien.
No fingir que estamos bien ante los demás o ante nosotros mismos.
Atesorar y agradecer lo bueno que vivimos.
Perdonar lo que nos causó dolor.
Hacer nuevos proyectos.
Valorar lo que tenemos.
Nada es
para siempre, nadie es para siempre y ninguna pena es para siempre, así que
partiendo de este punto abracemos la vida, lo que tenemos en este momento y
miremos el futuro con esperanzas y confianza en que lo mejor está por llegar a
nuestras vidas. A veces el dolor no nos deja ver las bendiciones que hay detrás
de una pérdida, detrás de un cambio, pero el tiempo nos va mostrando nuevos
caminos, nuevos amaneceres, nuevas personas y nuevas maneras de amar, las
cuales no tienen que ser mejores, solo basta con que sean diferentes para que
le agreguen sabor a nuestras vidas.
No te
entregues indefinidamente al dolor, tú puedes ayudarte a sanar, ámate y deja
que te amen… Pero siempre con la paciencia que requiere un proceso de sanación.
Por: Sara
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