La Fiscalía creyó en su inocencia
El cardenal
Philippe Barbarin ha sido condenado por el Tribunal Penal de Lyon a seis meses
de prisión -que no cumplirá si no vuelve a delinquir- por haber ocultado los
abusos cometidos sobre niños por un sacerdote. El purpurado ha anunciado que
presentará su renuncia al Papa como arzobispo de Lyon.
(Agencias) «He decidido ir a ver al santo Padre para
entregarle mi dimisión, me recibirá en unos días», anunció Barbarin en de Lyon en
una comparecencia de menos de un minuto en la que no admitió preguntas.
La condena ha supuesto una
gran sorpresa, ya que la Fiscalía no
solicitó ninguna pena contra el cardenal al considerar que una parte de
los hechos habían prescrito y que además no estaba demostrado que hubiera intención de ocultamiento.
Ni siquiera los acusadores, víctimas de las agresiones sexuales del cura Bernard Preynat -que
ha reconocido los cargos y que está a la espera de juicio- entre finales de los
1970 y hasta comienzos de los 90 en el seno de un grupo scout religioso
de Lyon, se esperaban que el tribunal
fuera a emitir un fallo condenatorio.
Los jueces han estimado
finalmente que no había prescripción por su inacción entre julio de 2014 y
junio de 2015 y lo condenaron por no denunciar en ese periodo malos tratos a
menores, aunque éstos se hubieran producido mucho tiempo antes, entre 1970 y
1990.
El tribunal considera que «aunque sus funciones le daban acceso a todas las
informaciones y que tenía la capacidad de analizarlas y comunicarlas de manera
útil, Philippe Barbarin tomó,
conscientemente, la decisión de no transmitirlas a la justicia para
preservar la institución a la que pertenece»
“El cardenal
tendrá que pagar además una
indemnización simbólica de un euro a ocho de las víctimas de Preynat que
lo habían denunciado, precisó la emisora France Info”
Los abogados del cardenal anunciaron que recurrirán la sentencia. Durante la vista, Barbarin aseguró que nunca había tratado de
esconder unos hechos que calificó de «horribles» y aseguró que aunque había oído rumores, se
enteró de los abusos cometidos por el párroco de su diócesis en 2014 cuando una
de las víctimas le contó directamente lo que había sufrido. En enero de
2015 pidió consejo a la Santa Sede, que le recomendó alejar al cura de la
parroquia y evitar el escándalo, aunque el cardenal tardó todavía unos meses
-agosto- en aplicar esa medida.
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