Santo Tomás dedica
en sus obras un espacio llamativamente amplio al estudio filosófico y teológico
de los ángeles. Estudiando la filosofía tomista siempre me llamó la atención la
conexión que se daba en estos temas entre las distintas fuentes clásicas que recibe
el Aquinate. Por eso decidí dedicarle mi tesina de licenciatura al tema de la
existencia de las sustancias separadas, que en teología se llaman ángeles, un
tema poco tratado y en el que se dan opiniones muy diversas. Ahora presento
aquí la introducción de este trabajo, que me he autopublicado para que se pueda
conseguir en un formato presentable.
En el desarrollo del libro he
tratado con cierta extensión el asunto de la perfección del universo, dentro de
la metafísica tomista. Es un punto muy interesante, que me gustaría comentar en
algún artículo posteriormente, porque tiene conexiones muy interesantes con
algunos temas que ya he tocado en otros momentos.
Advierto que, como es un
trabajo académico, no está pensado para quien no tenga nociones básicas de
metafísica.
Por la sugerencia de algún
comentarista, ofrezco también las versiones electrónicas de mis dos libros. Los
enlaces para la compra están al final del artículo.
LA EXISTENCIA DE LOS ÁNGELES EN LA FILOSOFÍA DE
SANTO TOMÁS
NECESSE
EST PONERE ALIQUAS CREATURAS INCORPOREAS
INTRODUCCIÓN
Los ángeles estaban ya
presentes en las distintas culturas humanas antes de la Revelación bíblica y
del inicio de la reflexión racional y sistemática sobre la realidad. Ambos
campos, el de la teología y el de la filosofía han asumido el estudio de estos seres,
purificando su imagen y mostrando hasta qué punto son válidas las intuiciones
de los antiguos sobre las criaturas espirituales.
La especulación filosófica
tiene que reconocer sus límites ante la superioridad ontológica del mundo
angélico. Los filósofos antiguos han disentido sobre muchas de las cosas
relativas a los ángeles y no han podido avanzar demasiado en el conocimiento de
las sustancias espirituales. La Revelación bíblica ha llevado a la plenitud de
la verdad las semillas que el Verbo había diseminado entre los hombres. Sin
embargo, la certeza que proporciona la Palabra de Dios no elimina la necesidad
de una investigación racional sobre los seres angélicos, sino que la exige,
como la fe busca entender. La teología se ha servido de los instrumentos que le
proporciona la razón natural para establecer conclusiones desde los datos
revelados, pero no ha dejado de haber polémicas acerca de algunos de los puntos
de la doctrina sobre los ángeles.
Santo Tomás de Aquino se ocupó de los ángeles en muchos de
sus escritos, dedicándoles incluso una de sus últimas obras, que no pudo
terminar. Su estudio es fundamentalmente teológico, pero, como sucede en otros
muchos temas, requerirá la puesta en juego de los aspectos más elevados de su
sistema filosófico, en el que conjugará lo mejor de las tradiciones anteriores.
Nosotros pretendemos realizar
un acercamiento meramente filosófico a una de las cuestiones que se pueden
estudiar sobre los ángeles, que los filósofos llaman inteligencias o
substancias separadas. Nos preguntamos si se puede demostrar la existencia de
los ángeles, y dirigimos nuestras dudas al Doctor Angélico, con la esperanza de
hallar una respuesta en su enseñanza. No pretendemos, por tanto, realizar
nosotros una demostración, sino atenernos a lo que santo Tomás haya dicho al
respecto, tratando de presentar los textos fundamentales y explicando los
principios que articulan sus propuestas.
Perseguiremos este objetivo en
tres momentos distintos. En el primer capítulo estudiaremos la posibilidad para
el hombre del conocimiento de los seres espirituales. Por el modo humano de
conocer, que requiere de las imágenes, los ángeles se sitúan fuera de nuestro
alcance natural. Pero ¿podrá demostrarse al menos su existencia? Para ello
tendremos que presentar los tipos de demostraciones posibles y examinar cuáles
podrían, en teoría, utilizarse para responder a la pregunta sobre si hay
sustancias separadas.
Siendo que los argumentos
pueden proceder a priori o a posteriori, nos ocuparemos en primer
lugar de los segundos, es decir, de aquellos argumentos que parten de efectos
cuyo conocimiento sí es adecuado a nuestra capacidad, para remontarse mediante
la razón a las causas. Nos encontraremos con la vía aristotélica, que santo
Tomás asumirá con importantes correcciones. Examinaremos si es posible mantener
las vías a posteriori para demostrar la existencia de los seres
inmateriales.
El tercer capítulo, que será
el más extenso, tendrá que dar cuenta de los intentos de demostración a priori. Aunque la mayoría de las
demostraciones a priori, cuando son
posibles, suelen proporcionar un alto grado de certeza, las argumentaciones
sobre la existencia de los seres espirituales se encuentran con muchas
dificultades. Santo Tomás presenta distintas vías complementarias desde las que
realiza un gran número de argumentos, basados en distintos principios de su
sistema metafísico. Tendremos que exponer los textos con la minuciosidad
posible, tratando de mostrar en qué medida los intentos de razonamiento del
Aquinate ponen en juego los elementos más elevados de su filosofía.
No pretendemos dar una palabra
definitiva en un campo en el que hay tantas y tan dispares opiniones. Nos basta
con aprovechar este estudio para profundizar en la comprensión de la realidad
que ofrece la filosofía tomista, desde los seres más ínfimos a los más
elevados, en la unidad ordenada de un universo preñado de múltiples y diversos
seres, y creado para expresar la infinita perfección de Aquél cuya esencia es
su propio esse.
Francisco José
Delgado
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