Mi nombre es Oscar Chinchilla
tengo 21 años y quiero compartir por este medio, lo que el hombre más grande
que ha existido hizo en mi vida.
Estoy iniciando el primer semestre 2008 en la U, tengo buenas notas, tengo bastantes amigos, salimos los viernes de juerga, en mi casa no me hace falta nada, ¿qué puede estar mal si en todo me va bien? y estoy disfrutando de la vida, estoy joven ¿no? puedo hacer cualquier cosa y nadie me dice nada.
A partir del mes de febrero 2008
comencé a experimentar un sangrado cada vez que iba al baño, al principio era
mínimo y lo ignoré alrededor de un mes, luego comencé a notar que este no
paraba y por el contrario cada vez aumentaba, por lo que perdí la vergüenza y
fui al doctor, me dejaron un tratamiento para hemorroides, lo que parecía una
respuesta lógica, hice el tratamiento y de nada sirvió esto parecía ser algo
más serio por lo que me dejaron un examen llamado 'colonoscopía', en el que
introducen una cámara al organismo para detectar anormalidades, me realizaron
el examen y descubrieron que tenía 2 tumores de aproximadamente 10 cm.
Entonces me dijo el doctor: Aquí la única solución es operar ya que no sabemos si son malignos y para eso voy a mandar estas muestras al laboratorio y regresas dentro de una semana para ver tus resultados. A la semana siguiente regresamos con mi papá, y el doctor dijo: los tumores son malignos, tienes cáncer, opérate de inmediato.
Comenzamos a buscar varios
hospitales donde me pudieran operar, pero afortunadamente mi papá conoce a un
doctor llamado Edras Mayén, que trabaja en el hospital San Juan de Dios. Total
fuimos a su casa le mostré mis exámenes, me dijo: Yo te opero; en un dibujo me
ilustró como era la operación, me tenían que quitar la mitad del intestino
grueso, iba a quedar defecando por un agujero en mi panza todo esto si el
cáncer aún no había llegado a otros órganos, y después de la operación si aún
quedaba vivo me tenían que realizar quimioterapias.
Me fui a internar el 28 de abril
del 2008 el doctor me dijo tienen que conseguir 12 donadores de sangre ya que
la operación es grande. Durante los primeros días que pasé en el hospital yo
decía no voy a pedirle ayuda a Dios yo saldré de esta, pero llegó un momento en
el que ya no podía más y le pedí perdón a Jesús, y cada día que pasaba le daba
gracias porque aún estaba vivo comencé a valorar que rico es que te acaricie el
sol en tu cara, sentir la gotas de lluvia, la libertad; durante este periodo
toda mi familia, amigos, conocidos y otras personas que ni siquiera conozco
comenzaron a unirse y pedirle a Dios por mí; me compraron una Biblia realmente
al principio la leía porque no había más que hacer, pero una vez leyendo
encontré el Salmo 91, palabras que me quebrantaron el corazón, en resumen Jesús
me decía que me amaba, que estaba conmigo, que no me iba a dejar desamparado y
aunque muchos a mi lado murieran a mí la muerte no me alcanzaría, palabras que
me tocaron aún más cuando varios pacientes vecinos murieron a mi lado.
Se acercaba el día de mi operación
y ya habíamos conseguido 12 donadores y aún había más personas que estaban
dispuestas a darme su sangre, pero ninguna de estas tenía mi tipo de sangre y
de nada servía porque en el banco de sangre del hospital tampoco había mi tipo
de sangre ya que soy AB+, pero gracias a Dios un día antes de mi operación
llegaron 2 personas que si tenían mi tipo de sangre, entonces dijo el doctor
que con eso alcanzaba.
Era un 15 de mayo 2008 el día
siguiente me operarían, le pedí a Dios que tuviera misericordia de mí, y le
dije que no importaba el resultado de la operación, no le iba a reclamar la
vida, esa noche no dormí, me veía muriéndome lentamente pudriéndome por dentro,
veía mi velorio, mi entierro estaba dispuesto a aceptar una muerte muy dura.
Eran las 6am del día 16 de mayo
2008 una enfermera me dijo: bueno, desnúdese y súbase a la camilla que ahora va
a sala. Entonces me llevaron a sala, después de esperar un rato me entraron al
quirófano me posicionaron me comenzaban a canalizar, ponerme oxígeno, medir mis
signos vitales, mientras tanto escuché que el banco de sangre había dicho que
en caso de una emergencia no había sangre para mi a excepción de las 2 unidades
que habíamos conseguido.
Un momento antes que me inyectaran la anestesia, le pedí perdón a Dios, y le dije que a ÉL le entregaba mi cuerpo alma y espíritu, que todo lo dejaba en sus manos, al instante me dormí, luego de 4:30 horas de operación y unas 2 horas de recuperación desperté. Daba gracias por estar vivo, luego me revisé para ver que me habían hecho y vi que no me habían dejado el intestino afuera para mi Dios ya había obrado en mí, estaba más que feliz; luego como a las 2pm me llevaron a mi cama donde estaba mi papá esperándome entonces me dijo pasó algo, hablé con el doctor y me dijo que te abrieron buscaron por todos lados los tumores y ya no estaban; allí, el doctor no se explica que fue lo que pasó no entiende está totalmente desconcertado, simplemente no hay cáncer no tienes nada. Entonces comprendí que Dios no hace nada a medias ÉL todo lo hace perfecto y le di mil gracias por haber hecho ese milagro en mi vida.
Hoy en día quiero entregarle mi
vida a Dios porque comprendí que sin ÉL, la vida no tiene sentido.
Sabes, Dios hizo esto no porque
muchas personas hayan orado, no porque yo le haya pedido mucho, no porque
tuviera mucha fe, ÉL lo hizo para demostrar conmigo como lo que ha hecho con
muchas personas, su inmenso amor hacia nosotros, y quiere que te des cuenta que
ÉL es real, que está vivo y sobre todas las cosas que te ama y quiere que lo
dejes entrar a tu corazón.
Piénsalo, Jesús está vivo y viene pronto así que no
desperdicies tu vida, aprovecha cada segundo que estás en este mundo, porque el
tiempo se acaba todo lo que vivimos actualmente tiene un significado así que
permítele a Dios entrar ahora a tu corazón.
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