Cuando nos toca
vivir la experiencia del pecado
tenemos 2 opciones: ampararnos a su
misericordia o auto condenarnos.
Por: Karla Estrada Navarro | Fuente: PadreSam.com
El Hijo de Dios no vino por los justos, sino por los pecadores… eso lo
sabemos, pero, cuando nos toca vivir la experiencia del pecado… tenemos dos
opciones: ampararnos a su misericordia o auto condenarnos… cierto, Dios acoge a
todos, pero Él es justo y denuncia el pecado. Por eso, en la Biblia podemos ver
que todos los que se encontraron con Jesús (Mateo, Zaqueo, Magdalena) ninguno
fue rechazado, PERO TODOS
DEJARON SU VIDA DE PECADO. Él es la misericordia y no rechaza a
quien se reconoce débil, necesitado, pecador, pequeño, limitado.
En nosotros está dejar que el pecado nos destruya o no; podemos, desde
el dolor, levantar los ojos a los montes y pedir
el auxilio que nos viene del Señor que hizo el cielo y la tierra. Dios que no se deja ganar en generosidad, sale al
encuentro de los heridos. Él ama al pecador y es un ejercicio diario repetir: “Dios no me condena”. Es ese Amor el que nos irá moviendo a salir
del pecado recurrente. El amor de Dios es lo único que nos puede cambiar y
renovar por dentro. Es el único que nos puede sacar de la obscuridad… Dios y
solo Dios.
La Palabra de Dios es clara cuando dice que Él
sanará los corazones rotos, El enjugará cada lágrima. Y ante la dificultad de seguir adelante, es la
fe la que nos debe mover, y aun cuando no se tenga ganas de rezar y solo
llorar… que esas lágrimas sean oración viva para Él, y Él las va a tomar en
cuenta y poco a poco Él irá transformando ese luto en danza de júbilo porque
seremos testigos que cada herida ha sido sanada por El..
Si has pecado, o sientes que no tienes solución, quisiera pedirte que
busques en Su Iglesia el Sacramento de la reconciliación, yo sé, está el miedo
a ser regañado, o da vergüenza… y por eso te invito a que le pidas a Él que
ponga en tu camino a un sacerdote que te acoja y te muestre lo que Él quiere
decirte: “Yo
te perdono, vete y no peques más”. Quizá pienses ¿para qué ir si quizá no estoy del todo arrepentido? Pues aún así, ve y desde la conciencia que has
pecado, confiesa todo pecado e incluso tu dificultad de arrepentirte… Él ve las
intenciones de tu corazón y, sobre todo, Él conoce tu corazón.
No importa si has pecado poco o mucho, si es recurrente o no, Dios
quiere que te abras al camino de la conversión, que te enamores de Él, y
aprendiendo a vivir del Amor… vas a ir sanando, vas a ir llenando ese vacío que
solo el Amor de los Amores puede llenar… no tengas vergüenza, el precio ya
ha sido pagado, es solo que te la creas, que en Su Nombre puedes hacer
maravillas, puedes perdonar, puedes amar al enemigo, puedes ser santo…
Mira el cielo y si quieres llorar, llora… pero mirando el cielo, debes
saber que Él está a tu lado, siendo más real que nunca, por amor a ti. No dudes
en buscarle, en buscar a María, a los santos… es que si supieras cuanto te
aman… Intenta creerlo. Aunque todo esté oscuro.
Tira la red a la derecha. Renuncia a lo que sabes que te hace daño. Y abrázate, porque eres
profundamente amado. Y sí, Él te va a sanar de todo pecado. Él es misericordia
y Él JAMÁS RECHAZA UN CORAZÓN CONTRITO Y HUMILLADO.
Él te espera de todo corazón en la oración y en Su
Iglesia porque te ama eternamente.
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