Cuatro domingos de
Adviento tendrán que pasar para que ya, una vez más, estemos en Navidad...
Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
Cuatro domingos de Adviento tendrán que pasar
para que ya, una vez más, estemos en Navidad... Mañana será el primero y el advenimiento que vamos a celebrar
es la conmemoración de la llegada del Hijo de Dios a la Tierra. Es tiempo de preparación puesto que siempre que
esperamos recibir a una persona importante, nos preparamos.
La Iglesia nos invita a que introduzcamos en nuestro espíritu y en nuestro cotidiano vivir un nuevo aspecto disciplinario para aumentar el deseo ferviente de la venida del Mesías y que su llegada purifique e ilumine este mundo, caótico y deshumanizado, procurando el recogimiento y que sean más abundantes y profundos los tiempos de oración y el ofrecimiento de sacrificios, aunque sean cosas pequeñas y simples, preparando así los Caminos del Señor.
Caminos que llevamos en nuestro interior y que tenemos que luchar para que no se llenen de tinieblas, de ambición, de lujuria, de envidia, de soberbia y de tantas otras debilidades propias de nuestro corazón humano, sino que sean caminos de luz, senderos que nos conduzcan a la cima de la montaña, a la conquista de nuestro propio yo.
Hace unos días celebrábamos el día de Cristo Rey. Cristo es un Rey que no es de este mundo. El reino que El nos vino a enseñar pertenece a los pobres, a los pequeños y también a los pecadores arrepentidos, es decir, a los que lo acogen con corazón humilde y los declara bienaventurados porque de "ellos es el Reino de los Cielos".... y a lo "pequeños" es a quienes el Padre se ha dignado revelar las cosas ocultas a los sabios y a los ricos.
Es preciso entrar en ese Reino y para eso hay
que hacerse discípulo de Cristo.
A nosotros no toca ser portadores del mensaje que Jesús vino a traer a la Tierra.
Cristo no vivió su vida para sí mismo, sino para
nosotros desde su Encarnación. por "nosotros
los hombres y por nuestra salvación hasta su muerte, por nuestros pecados"
(1Co 15,3) y en su Resurrección "para
nuestra justificación (Rm4,1) "estando siempre vivo para interceder
en nuestro favor" (Hb 7,25). Con todo lo que vivió y sufrió por nosotros,
de una vez por todas, permanece presente para siempre "ante
el acatamiento de Dios en favor nuestro" (Hb 9,24).
Cuatro domingos faltan para que celebremos su llegada. Días y semanas para meditar, menos carreras, menos cansancio del bullicio y ajetreo de compras y compromisos, de banalidades y gastos superfluos... mejor preparar nuestro corazón y tratar de que los demás lo hagan también para el Gran Día del Nacimiento en la Tierra de Dios que se hace hombre.
PREPARÉMOSNOS CON ILUSIÓN Y CON FE.
Cuatro domingos faltan para que celebremos su llegada. Días y semanas para meditar, menos carreras, menos cansancio del bullicio y ajetreo de compras y compromisos, de banalidades y gastos superfluos... mejor preparar nuestro corazón y tratar de que los demás lo hagan también para el Gran Día del Nacimiento en la Tierra de Dios que se hace hombre.
PREPARÉMOSNOS CON ILUSIÓN Y CON FE.
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