En el programa religioso «La
Linterna de la Iglesia»
En el último programa «La Linterna de la Iglesia» de la cadena Cope, un
tertuliano aseguró que hay muchos sacerdotes homosexuales que son excelentes
pastores y otro planteó que no hay por qué creer que entre las parejas
homosexuales hay un «tinte de infidelidad»
(InfoCatólica) La edición del viernes 24 de
noviembre del programa «La Linterna de la Iglesia» presentado y dirigido por Faustino
Catalina, contó ayer como contertulios con Mª Teresa Compte, doctora en Ciencias Política y Sociología, el P. José María Rodriguez Olaizola, sj,
teólogo y sociólogo, y José Beltrán,
periodista director de Vida Nueva.
Entre los temas tratados
abordaron las declaraciones, y posterior
rectificación, de Mons. Luis Argüello sobre las condiciones para ser
candidato al sacerdocio en la Iglesia Católica. El nuevo secretario general de
la Conferencia Episcopal, dijo que se requiere que dichos candidatos estén dispuestos a ser célibes y «que se reconozcan y sean enteramente varones, por tanto,
heterosexuales». Al poco de
semejante declaración, pidió disculpas
por «esta frase poco afortunada. Yo por supuesto, no puedo ni quiero decir que los varones homosexuales no sean perfectamente
varones».
El P. Olaizola comentó que
había unanimidad en que fue una metedura de pata, y que era de agradecer la
prontarectificación, pero indicó que la verdadera cuestión era otra:
«Yo creo que, en la Iglesia universal, hay muchos
sacerdotes homosexuales… excelentes pastores. ¿Dónde les deja esta
reflexión sobre la admisión o no admisión en los seminarios?»
Y añadió que hay que «clarificar bien de qué estamos hablando
cuando hablamos de poner límites a la admisión a los seminarios.
Probablemente la reflexión que se está queriendo hacer y se está queriendo
formular es que las personas que puedan prepararse para el sacerdocio sean
gente capaz de vivir un celibato, y de vivirlo con una madurez efectiva»
Por su parte, José Beltrán fue
más allá y dijo: «Seguimos con un problema dentro de la Iglesia. Seguimos con una
sospecha no solo de cara a los votos o de cara a una vida consagrada sino una sospecha al homosexual, pues que en el
fondo está el poso de la enfermedad, el
poso de que son personas inestables afectivas en lo moral...»
Y añadió: «.. ¿damos ya por sentado que todos los heterosexuales
que optan por la vida consagrada son célibes y no les hacemos esa insistencia?
O voy más allá, es decir, en una relación de pareja, ¿damos por hecho que todos
los heterosexuales somos estupendos y somos fieles? Y sin embargo, creo que en
el fondo, y ahí me incluyo, tenemos la
sospecha de que una pareja homosexual, por el mero hecho de ser homosexual, ya
tiene un tinte de infidelidad. Yo creo que hasta que no nos quitemos cada uno
de nosotros esos clichés, pues evidentemente será muy difícil tender
esos puentes con la comunidad LGTBI a
la que nos invita el jesuita James Martin, que creo que es una persona
consolidada en este tiempo… y a la vista está que tiene un respaldo de la Santa Sede, en
cuanto que tuvo una de las conferencias principales en el Encuentro Mundial de las
Familias el pasado verano en Dublín».
Previamente Mª Teresa Compte había
criticado tanto las intenciones del
periodista que hizo la pregunta a Mons. Argüello como los estudios que vinculan los abusos sexuales y
la homosexualidad.
Lo cierto es que, sin ir más
lejos, los datos del reciente informe de la fiscalía del estado de Pensilvania
sobre abusos sexuales del clero, reflejan el hecho de que la mayoría de los abusos son de carácter
homosexual: Y un estudio del Cara Institute revela
que una vez que se adoptó la política de no admitir en el seminario a candidatos homosexuales, se ha reducido el número de abusos:
POSTURA DEL PAPA
FRANCISCO
En relación a este asunto, el pasado mes de mayo el Papa mantuvo un encuentro con
los obispos italianos, en el que fue claro sobre la admisión en el
seminario de candidatos con tendencias homosexuales. Dijo:
«SI TIENEN LA MÁS MÍNIMA DUDA, ES MEJOR NO
DEJARLOS ENTRAR».
El Papa advirtió que estas
tendencias, cuando están «profundamente arraigados» y llevan a «la práctica de actos homosexuales» pueden poner en peligro la vida del
seminario, así como la de el mismo niño y su posible futuro sacerdocio.
Y pueden generar esos «escándalos» que «desfiguran
el rostro de la Iglesia».
DOCUMENTOS SOBRE EL
DISCERNIMIENTO VOCACIONAL EN RELACIÓN CON LAS PERSONAS DE TENDENCIAS
HOMOSEXUALES
«(…) Dos son los
aspectos inseparables en toda vocación sacerdotal: el don gratuito de Dios y la
libertad responsable del hombre. La vocación es un don de la gracia divina,
recibido a través de la Iglesia, en la Iglesia y para el servicio de la
Iglesia. Respondiendo a la llamada de Dios, el hombre se ofrece libremente a Él
en el amor. El solo deseo de llegar a ser sacerdote no es suficiente y no
existe un derecho a recibir la Sagrada Ordenación. Compete a la Iglesia,
responsable de establecer los requisitos necesarios para la recepción de los
Sacramentos instituidos por Cristo, discernir la idoneidad de quien desea
entrar en el Seminario, acompañarlo durante los años de la formación y llamarlo
a las Órdenes Sagradas, si lo juzga dotado de las cualidades requeridas.(…) Sería
gravemente deshonesto que el candidato ocultara la propia homosexualidad para
acceder, a pesar de todo, a la Ordenación. Disposición tan falta de rectitud no
corresponde al espíritu de verdad, de lealtad y de disponibilidad que debe
caracterizar la personalidad de quien cree que ha sido llamado a servir a
Cristo y a su Iglesia en el ministerio sacerdotal»
(Congregación para la Educación Católica, Instrucción sobre los criterios de discernimiento vocacional en relación con las personas de tendencias homosexuales antes de su admisión al seminario y a las órdenes sagradas, n. 3, 4-11-2005).
(Congregación para la Educación Católica, Instrucción sobre los criterios de discernimiento vocacional en relación con las personas de tendencias homosexuales antes de su admisión al seminario y a las órdenes sagradas, n. 3, 4-11-2005).
Y:
«(...) la
Iglesia, respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir
al Seminario y a las Órdenes Sagradas a quienes practican la homosexualidad,
presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la así
llamada cultura gay» (Congregación para la Educación Católica, Instrucción sobre los
criterios de discernimiento vocacional en relación con las personas de
tendencias homosexuales antes de su admisión al seminario y a las órdenes
sagradas, n. 2, 4-11-2005).
Y:
«La ordenación
al diaconado o al presbiterado de hombres homosexuales es absolutamente
desaconsejable e imprudente y, desde el punto de vista pastoral, muy
arriesgada. Una persona homosexual o con tendencia homosexual no es, por lo tanto,
idónea para recibir el sacramento del Orden sagrado» (Congregación para el Culto
Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Respuesta a la pregunta sobre si es
lícito que un Obispo diocesano ordene al sagrado presbiterado a un varón que
manifieste propensiones llamadas homosexuales, 16-5-2002).
CATECISMO Y
HOMOSEXUALIDAD
2357 La homosexualidad designa
las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual,
exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy
variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en
gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta
como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1,
10), la Tradición ha declarado siempre que “los
actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para
la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley
natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera
complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún
caso.
2358 Un número apreciable de
hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas.
Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de
ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y
delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta.
Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si
son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que
pueden encontrar a causa de su condición.
2359 Las personas homosexuales
están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que
eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad
desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse
gradual y resueltamente a la perfección cristiana.
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