miércoles, 21 de noviembre de 2018

CONSTANCIA


"Jesús les contó una parábola para enseñarles que debían orar siempre y no desanimarse. Les dijo:
- Había en un pueblo un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Y en el mismo pueblo vivía también una viuda, que tenía planteado un pleito y que fue al juez a pedirle justicia contra su adversario. Durante mucho tiempo el juez no quiso atenderla, pero finalmente pensó: ‘Yo no temo a Dios ni respeto a los hombres. Sin embargo, como esta viuda no deja de molestarme, le haré justicia, para que no siga viniendo y acabe con mi paciencia.’  
El Señor añadió:
- Pues bien, si esto es lo que dijo aquel mal juez, ¿cómo Dios no va a hacer justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Los hará esperar? Os digo que les hará justicia sin demora. Pero cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará todavía fe en la tierra?"

La viuda insistía. Sabía que el juez podía hacer justicia. Este,  corrupto, la hace para quitársela de encima. Jesús nos explica esta parábola para enseñarnos que debemos confiar, con más razón, en Dios que es misericordioso. Dios no nos concede las cosas porque, en el fondo, nosotros no confiamos en Él. Quizá rezamos mucho, pero con poco convencimiento. Cada mañana deberíamos levantarnos con la seguridad de que Dios está con nosotros y de que todo va a ir bien. Pero ¿tenemos verdadera Fe?

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